La transformación tecnológica global está redefiniendo fronteras. En la era de la inteligencia artificial, la demanda de infraestructuras capaces de procesar y almacenar datos a gran escala –los llamados data centers– se ha disparado.
Estos centros, esenciales para el funcionamiento de la IA, requieren grandes volúmenes de energía, agua y conectividad, y asimismo una visión estratégica que combine innovación y sostenibilidad. En este escenario, Córdoba podría reescribir su historia industrial, pasando de ser el “Silicon Valley” de Sudamérica a consolidarse como el próximo “Data Valley”.
Un legado de transformación
La historia de Córdoba es un testimonio de reinvención. En 1955, el empresario estadounidense Henry Kaiser inició la construcción de la planta industrial Kaiser (luego Kaiser Renault), marcando el nacimiento de la industria automotriz privada en la región y sentando las bases de lo que sería un polo de manufactura a nivel continental. Décadas más tarde, en los 2000, la irrupción de la industria del software, con la instalación de Motorola en Córdoba, impulsó el nacimiento de una nueva industria, atrayendo talento y generando importantes ingresos a través de las exportaciones.
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Hoy, ante la “fiebre del oro” que está viviendo el mundo de los data centers para la inteligencia artificial, Córdoba cuenta con una oportunidad histórica para sumarse a esa revolución tecnológica. Según datos de la Agencia Internacional de Energía (IEA) y estudios del Banco Mundial, la infraestructura digital –desde fuentes energéticas diversificadas hasta conectividad de alta velocidad– es clave para atraer inversiones destinadas a la instalación de data centers.
Las fortalezas de Córdoba
Varios atributos hacen de Córdoba la candidata ideal a convertirse en uno de los epicentros argentinos de la nueva industria digital:
-Su clima y recursos naturales: su clima templado favorece la refrigeración natural de instalaciones tecnológicas, reduciendo el consumo energético. Además, la presencia de espejos de agua y centrales hidroeléctricas en la región garantizarían una fuente estable y renovable de energía.
-Su infraestructura de energías renovables: Córdoba ha desarrollado instalaciones de energías eólicas, fotovoltaicas y de biomasa de modo importante, aunque aún tiene mucho para crecer ya que cuenta con todas las condiciones naturales para ello.
-Su territorio disponible: la disponibilidad de tierras estatales sin uso intensivo y una ubicación estratégica en el mapa nacional ofrecen condiciones óptimas para la instalación de centros de datos a gran escala.
-Su talento tecnológico: una consolidada industria del software y la presencia de universidades y centros de investigación –como el Instituto Universitario Aeronáutico, FAMAF, numerosos y distinguidos científicos del CONICET y otros– aseguran un flujo constante de profesionales altamente calificados, imprescindibles para la operación y mantenimiento de estas infraestructuras.
-Su conectividad disponible y redundante: las inversiones del sector privado en materia de fibra óptica (empresas telcos, pymes, cooperativas y empresas de datos), y las inversiones estatales, tanto por parte de EPEC como las redes instaladas sobre la Red de Gasoductos, deberían ser útiles, más allá de su disponibilidad práctica en el caso de las redes estatales. En relación a Arsat, el gobierno kirchnerista discriminó a Córdoba en el despliegue de fibra óptica, aunque algunas obras se realizaron, a las cansadas.
Desafíos en la nueva infraestructura digital
El camino hacia el desarrollo de Córdoba como “Data Valley” no está exento de retos. Los data centers dedicados a la inteligencia artificial demandan una provisión energética que supera en magnitud a la de los centros tradicionales. Esto implica:
-Energía y redes eléctricas: La necesidad de contar con sistemas eléctricos robustos y redundantes es fundamental. La integración de fuentes renovables –solar, eólica e hidroeléctrica– resulta imprescindible. El gobierno nacional ha tomado la decisión estratégica de repotenciar la energía nuclear, impulsada a través de pequeños reactores modulares (SMR), como el CAREM, actualmente en proceso de fabricación, y el nuevo reactor patentado por el INVAP en EEUU llamado ACR-300, que está en etapa de consolidación como proyecto industrial (para realizar un prototipo y efectuar una prueba de concepto). Actualmente, hay 25 proyectos en el mundo de diseño y construcción de SMRs, en general con tecnología y capital privado.
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-Modernización de la infraestructura: Las redes de transmisión y la conectividad deben actualizarse para soportar demandas de consumo exponencialmente mayores, un reto que se suma a la histórica desinversión en las infraestructuras eléctricas y de telecomunicaciones en el país. Estamos pagando el costo de la demagogia política que significó declarar “servicio público” a las telecomunicaciones.
-Impacto ambiental: Los data centers requieren agua para refrigeración, lo que impone el desafío de implementar sistemas que minimicen el consumo y promuevan el reciclaje del recurso. Para ello, esta industria a nivel mundial adopta estándares internacionales –tales como la norma ANST/TIA-942 para infraestructura, LEED para construcciones sostenibles y ISO/IEC 27001 para la seguridad de la información– que buscan equilibrar la eficiencia operativa con el cuidado del ambiente.
Argentina y Córdoba, a las puertas del “litio tech”
El auge de los data centers para uso de la inteligencia artificial puede ser a Córdoba lo que el litio es para Catamarca, Salta, Jujuy: un producto, en este caso industrial, que implica una transformación tecnológica y al mismo tiempo un profundo impacto socioeconómico. La construcción y operación de estas infraestructuras podrían generar decenas de miles de empleos directos en etapas iniciales (diseño, construcción, instalación, redes eléctricas, equipos, etc.), y luego puestos permanentes en áreas como ingeniería, mantenimiento, administración de datos y seguridad energética. Esta cadena de valor tiene el potencial de revitalizar la economía local y posicionar a Córdoba como un actor fundamental en la era digital. El desafío es atraer a tantos centros de datos como sea posible y fomentar la masificación del uso de la IA.
Además, la convergencia de la inteligencia artificial con estrategias energéticas diversificadas, que incluyen desde las renovables hasta la nuclear, posiciona a Córdoba para participar activamente en el debate global sobre sostenibilidad y eficiencia.
En un contexto donde líderes internacionales, desde el Primer Ministro del Reino Unido hasta iniciativas en Estados Unidos y América Latina, están implementando planes estratégicos para captar inversiones en data centers. La apuesta de Córdoba podría marcar un precedente en la región, atrayendo a multinacionales tecnológicas de diverso origen.
Córdoba, nuevamente a la vanguardia
Si la historia de Córdoba nos enseña algo, es que la reinvención es posible. Al igual que en los años 50 con la revolución automotriz y en los 2000 con el boom del software, el desafío actual es convertir la infraestructura de centros de datos y el desarrollo de aplicaciones de inteligencia artificial en una oportunidad.
Con un liderazgo público-privado que articule esfuerzos entre el gobierno, las empresas privadas y las instituciones académicas, Córdoba podrá trazar el camino hacia un futuro en el que el “Data Valley” no sea solo una ambición, sino una realidad palpable. Sí, se puede!!
Como señaló el enigmático “gato de Cheshire” en “Alicia en el País de las Maravillas”: “Todo depende de adónde quieras llegar”. Con la visión adecuada, la combinación de recursos naturales, talento humano y estrategias de inversión, Córdoba está en posición de redefinir su destino y convertirse en un referente global en el manejo de la inteligencia artificial.
El futuro de la inteligencia artificial no se forja únicamente en el terreno de los algoritmos, sino también en la capacidad de construir infraestructuras resilientes, sostenibles y conectadas. En este sentido, la apuesta por un “Data Valley” en Córdoba es una oportunidad –y un desafío– que podría transformar la economía regional y, por extensión, la forma en que interactuamos con la tecnología en el siglo XXI.
(*) Ex Secretario de Comunicaciones de la Nación