“Cordobizate para salvar al mundo”, es la nueva promoción de la Agencia Córdoba Turismo. Hasta ahí, en tono correcto era un slogan que reemplazaba al anterior. Pero todos quedaron boquiabiertos cuando se presentó: el C.U.L.I.A.O. (Centro Uritorquense de Lenguaje e Integración Amistosa y Optimista).
Un colectivo ploteado estacionado al frente del Teatro Colón de Buenos Aires, tiene incrustado bien grande la palabra “Culiao” en uno de sus laterales junto a la figura de un extraterrestre. Ese micro promocional llevará parte de la esencia de Córdoba a las principales ciudades del país, acercando su cultura, humor y tradiciones a todos los rincones.
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“Ya no es un secreto, están llegando y hay una forma pacífica de evitar la invasión”, comienza el aviso que se escucha en los medios. “Hay una única forma realmente probada: la buena onda cordobesa. Por eso creamos CULIAO” y cierra con un: “cordobizate para salvar al mundo”.
¿Qué es el C.U.L.I.A.O.? Se trata de una experiencia inmersiva y única que invita a los visitantes a "cordobizarse" a través de: desafíos interactivos inspirados en la picardía cordobesa; música y espectáculos en vivo que transmiten la alegría local; trivias sobre cuánto se sabe de las costumbres de los cordobeces (sic). En definitiva, se trata de un recorrido por las tradiciones y la idiosincrasia cordobesa en clave humorística y divertida.
El lema de esta iniciativa es: “Cordobizate para salvar al mundo”, destacando cómo la cultura y la actitud cordobesa pueden ser un puente para conectarse de manera más auténtica con los demás.
Esa palabra tan querida, tan usada, tan polémica
Muchos medios de comunicación han hecho infinidad de encuestas sobre cuál es la palabra que más nos define a los cordobeses. Cuando llegan los artistas internacionales, como fue el caso de Paul McCartney, es lo primero que dice en el escenario.
El "culiau", no el “culiao”, nos une y nos separa al mismo tiempo. Se puede utilizar para destacar algo o para cuestionarlo, para insultar o felicitar. Pero es un término bien popular: no lo vemos ni en la prensa ni en la televisión y hasta hoy se censura en la radio.
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Roberto Fontanarrosa dijo que no hay malas palabras: "La pregunta que ahora me hago es por qué son malas las malas palabras. O sea, quién las define. Por qué, qué actitud tienen las malas palabras ¿Le pegan a las otras palabras? ¿Son malas porque son malas de calidad, o sea, cuando uno las pronuncia se deterioran y se dejan de usar? ¿Tienen actitudes reñidas con la moral? Sí, obviamente. Pero no sé quién las define como malas palabras”.
En el último congreso de la Lengua concretado en Córdoba en el año 2019, la palabra ganadora fue escrita por los lectores de muy diferentes maneras: la más formal “culiado”, la versión más porteña y latinoamericana “culeado”, la de escritura rápida en el celular “Qliau”, la coloquial “culeaaaá” que roba la última sílaba de la palabra, y las que usan los famosos aumentativos cordobeses, como “culiadazo”, “reculiado” o “reculiadazo”.
La versión más repetida fue “culiau”, que refleja la pronunciación más común en el habla de todos los días, en frases cotidianas como el “¿qué hacés, culiau?”, “una manga de culiados” y tantas otras. La palabra atravesó clases sociales y barreras: 10 años atrás no se la escuchaba en los medios de comunicación, era una “mala palabra”, una grosería.