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PANORAMA

Cuál es la bala de plata de Llaryora para retener el poder en 2027

La caída del subjefe de la Policía, Alejandro Mercado, y el burdo episodio protagonizado por el puntero justicialista Guillermo Kraisman, pusieron al Gobierno en un entrevero. El gobernador tiene preparada una jugada para restarle chances a los opositores.

Martin Llaryora en los incendios
Martin Llaryora en los incendios | Gobierno de Córdoba

La gestión de Martín Llaryora en la Provincia tiene apenas nueve meses, pero ya se habla de sus intenciones de continuar en el Centro Cívico a partir de 2027, cuando concluya su primera gestión. Todo esto a pesar de los problemas que le genera su propia tropa, problemas que continuarán y no se exagera si se afirma que podrían crecer.

Esta semana, al gobernador le detonaron un par de bombitas, como el insólito episodio que tuvo como protagonista al puntero Guillermo Kraisman –terminó preso y acusado de hurtar blisters de bondiola y jamón, una lata de atún y un frasco de mermelada– o la sorpresiva caída del subjefe de Policía Alejandro Mercado, a quien se le endilgan delitos de corrupción. Ambos presos y ambos problemas para Llaryora, que en definitiva termina pagando los platos rotos (o más bien sucios) de estos hechos.

Martín Llaryora señalando el camino

La reacción fue rápida: Kraisman fue echado por el intendente Daniel Passerini del cargo que ostentaba en la secretaría de Deportes y Mercado, pasado a retiro. El tema es por qué le pasa esto al peronismo. Tal vez, a la hora de ensayar una respuesta haya que decir que esos personajes tienen las llaves para abrir puertas que conducen a pasillos oscuros que el poder no se atreve a tocar. Pero están.

Llaryora sabe que después de un cuarto de siglo, los controles suelen relajarse y por eso apuesta todo a levantar los diques que le permitan seguir en el poder provincial. De momento abandonó su sueño nacional y dejó para esos trámites a Juan Schiaretti.

Sin plata y sin mayores perspectivas, tiene un plan para sobrevivir. Acá no hay muecas de disgusto que valgan porque la respuesta no es milagrosa, más bien todo lo contrario. La apuesta del gobernador y del peronismo es quebrar a la UCR.

Los estrategas de campaña del jefe del Ejecutivo están convencidos de que el rival será Luis Juez. Si bien no terminan de entender su sociedad con Rodrigo de Loredo, insisten con que por allí transitarán los principales hombres de la oposición.

Pero el radicalismo duda en darle un nuevo aval a Juez y por eso, el PJ trata de sacar alguna ventajita. Ramón Mestre niega en forma categórica que el PJ esté detrás de plan para tumbar la alianza con el Frente Cívico. En el justicialismo nadie suelta una palabra, pero hay una cosa que pareciera delatar a algunos dirigentes: las miradas cómplices. Obviamente no se trata de ninguna prueba, pero puede ser un hilo suelto que lleve a la madeja.