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CóRDOBA
COMPLEJA TRAMA FAMILIAR

Crimen de Susana Montoya: odios, traiciones y tragedia, con el terrorismo de Estado de fondo

Su hijo, Fernando Albareda, es el único sospechoso de la muerte. También está acusado de auto amenazas. Cuáles son las pruebas en su contra. Quién era su padre, Ricardo Fermín Albareda, policía y militante de Inteligencia del PRT. La indemnización, en stand by.

Fernando Albareda
FERNANDO ALBAREDA. Es el segundo hijo de Susana Montoya. Actualmente está detenido e imputado como autor del homicidio. Lo defiende Carlos Juárez Centeno. Fue dirigente de HIJOS. | Cedoc Perfil

El crimen de Susana Beatriz Montoya, el jueves 1 de agosto, en su casa de barrio Ampliación Poeta Lugones, es el colofón de una dolorosa historia de internas familiares marcadas por traiciones y odios. Arrancó en la década de 1970 con la militancia clandestina en el PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores) del padre de familia, Ricardo Fermín Albareda, un suboficial de la Policía de Córdoba, que fue secuestrado, torturado y asesinado en 1979 y permanece desaparecido hasta hoy.

Señalar que el crimen de Susana Montoya en manos del segundo de sus tres hijos, Fernando Albareda (53), fue sólo por ‘codicia’ es constreñir la complejidad de la trama familiar a la mínima expresión, aunque sirva para definir el móvil del homicidio. La millonaria indemnización otorgada por el Gobierno provincial –no ejecutada– en reconocimiento postmortem de Fermín Albareda es el penúltimo capítulo del derrotero.

Para el fiscal Juan Pablo Klinger, la única persona que ingresó a la casa de Susana Montoya y estuvo ahí en el momento del crimen es Fernando Albareda. Sostiene la sospecha a partir de cámaras de seguridad que contradicen sus declaraciones, rastros hallados en la escena del crimen y la pericia grafológica.

Miguel Robles, especialista en seguridad, antropólogo y docente universitario, trabaja desde hace más de una década en un libro sobre Ricardo Fermín Albareda, a pedido de su hijo Fernando. PERFIL CÓRDOBA le consultó algunos detalles de la historia que logró reconstruir.

En 2011, Fernando, integrante de la agrupación HIJOS, se acercó a Robles con la idea del libro. Dos años antes, el Tribunal Oral Federal 1 había condenado a prisión perpetua a Luciano Benjamín Menéndez y otros cinco represores por el asesinato de su padre.

Una de las preguntas iniciales para emprender el relato fue: “¿Quién delató a Fermín Albareda?”, Fernando dijo no tener respuesta.

A la luz de lo que investigó, a Robles no le quedan dudas. Fue Susana Beatriz Montoya, su esposa, cuando la relación de pareja había detonado tras infidelidades recíprocas.

Susana y Fermín tuvieron tres hijos: Mónica, Fernando y Ricardo.

Tras la desaparición de Fermín, Susana entabló un vínculo con otro policía y dos años más tarde le ofrecieron un cargo técnico en la Policía de Córdoba. Se jubiló hace 14 años. Ese puesto es uno de los indicios que abona la hipótesis de una retribución a la delación, sostiene Robles.

La nueva pareja de Susana no aceptó la presencia de Fernando. Parte de su infancia transcurrió lejos de su madre, en institutos de menores, y luego en la casa de la abuela paterna.

La vida no fue fácil para ningún miembro de la familia. En 2021, Mónica murió por autodeterminación. Quedaron tres hijas.

Según el abogado que patrocina como querellante a Ricardo, Juan Pablo Bastos, ni él ni Susana compartían la decisión de Fernando de reivindicar con militancia –en los organismos de derechos humanos– la muerte de su padre. La relación siempre fue confrontativa.

“La veo como una historia dramática”, reflexiona Miguel Robles.

Sobre los 70, indagó en filas policiales cómo veían a Fermín. “Le tenían admiración profesional. Él estudiaba ingeniería electrónica en la época en que surgió el Comando Radioeléctrico que dotó de mayor eficacia a la fuerza”. Pero, también “generó mucha bronca cuando surgió la información de que era militante del PRT porque hubo oficiales y subalternos que fueron exonerados, perseguidos, amenazados y asesinados; se sabía la existencia de un infiltrado dentro de la Policía”.

“La delación es un tema tabú”, sostiene el especialista y continúa: “Los discursos tan lineales esconden una realidad compleja”. Hay que superar la visión binaria de héroes de diferentes jerarquía y villanos.

El año pasado, cuenta Robles, Fernando tuvo episodios preocupantes en su salud mental que le hicieron reflexionar sobre el impacto negativo que podría aparejar la edición del libro. Detuvo el proyecto literario. La decisión los alejó.

En diciembre, cuando aparecieron las supuestas amenazas escritas en carteles pegados en la puerta de la casa de Fernando, Robles dudó de su veracidad.

Posteo de Fernando Albareda
POSTEO CRÍTICO. El 10 de julio, Fernando escribió reproches hacia su familia en redes sociales con el argumento de que sólo aparecían para cobrar la indemnización.

Mientras tanto, Fernando gestionaba en persona la reparación histórica del legajo laboral de su padre que culminó con un decreto publicado en mayo pasado donde el Gobierno provincial comprometía el pago de más de $76 millones en concepto de indemnización que debían cobrar Susana y Fernando. Nunca se ejecutó.

El viernes pasado, el abogado Claudio Juárez Centeno asumió la defensa de Fernando Albareda imputado por homicidio calificado por el vínculo. Se entrevistó con él en Bouwer y relató a este medio que negó rotundamente haber participado del crimen.

Comunicado organismos DDHH
PRONUNCIAMIENTO. El viernes emitieron un comunicado los organismos de derechos humanos.

LAS CLAVES DEL CASO

  • Albareda declaró que el jueves a las 21:45 recibió una llamada de su madre para contarle que estaba acostada porque no se sentía bien. Las sábanas telefónicas lo desmienten. Hay sólo dos llamadas de seis y nueve segundos que no llegaron porque su teléfono estaba apagado. Conclusión, no hablaron.
  • Una cámara de seguridad cercana a la casa de la víctima muestra a un hombre ingresar ese día a las 20:30 y salir a las 22:30. Le abren la puerta.
  • La data de la muerte, según la autopsia, está en ese horario.
  • Cuando fue consultada la pareja de Fernando, relató que salió a las 20:30 y regresó a las 22:30 aproximadamente porque iba a reunirse con un amigo por un proyecto de canchas de fútbol. Nunca se determinó quién era el amigo ni la iniciativa referida. Los domos entre Villa Cabrera y Ampliación Poeta Lugones permitieron trazar el recorrido de la camioneta de Fernando, reconocible por una abolladura trasera que inclina la rueda de auxilio.
  • Una huella en el vaso de la mesa del comedor es otro indicio. También la pericia grafocrítica muestra similitudes entre los carteles con presuntas amenazas y la letra de Fernando.
  • Dejó la camioneta a la vuelta de la casa, podría haber premeditación.
  • El móvil es económico. La forma del ataque da cuenta de sentimientos de ira, odio y rabia contenida. Con una soga intentó estrangular a la víctima, como no pudo lo hizo mecánicamente. Con un bloque de cemento le pegó en el cráneo. Con una piedra, en el parietal y con un palo en la frente. Usó un arma blanca. Le tapó la cara. Para los psicólogos, significa vergüenza. Con un acelerante intentó prender fuego, sin éxito