El miércoles pasado, el policía Hugo Cánovas Badra, condenado a 12 años y ocho meses de prisión por el homicidio del adolescente David Moreno en diciembre del 2001, podría haber accedido a la libertad condicional. Esa posibilidad está demorada porque el turno para la pericia psicológica, necesaria para que el juez de Ejecución Penal resuelva si puede acceder al beneficio, fue fijado recién para el 18 de febrero del 2025. Dos meses después.
La defensa, a cargo actualmente de Jorge Cardozo, designó un perito de control para participar del estudio.
En diálogo con PERFIL CÓRDOBA, desde el penal de Cruz del Eje, Cánovas reiteró que es inocente y volvió a expresar su impotencia porque las autoridades judiciales no se abocan a analizar un nuevo estudio pericial que presentó hace tres años.
La Justicia lo condenó por el homicidio de David Moreno, en la convulsionada tarde del 20 de diciembre de 2001, cuando el adolescente se acercó a ver qué pasaba en la intersección de las calles Tupac Yupanqui y Piedra Labrada de barrio Argüello, en proximidades de un supermercado.
La Cámara 1a del Crimen resolvió la condena en 2017, 16 años después del hecho.
En todas las instancias, el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) y la Corte Suprema de Justicia de la Nación, rechazaron cada uno de los recursos que planteó.
En 2021, presentó un estudio interdisciplinario que realizó el abogado experto en reconstrucción virtual Federico Baudino, por encargo de la familia. Es una reconstrucción analítica con tecnología que no existía al momento de los hechos. El experto sugiere que la posición de Cánovas Badra y del adolescente asesinado no coincidirían con la trayectoria, distancia y velocidad de los disparos.
Ninguno de los tribunales abrió la posibilidad ni siquiera de analizar la pericia.
Cardozo recordó que el TSJ la rechazó señalando que hay testimonios lo suficientemente fuertes como para ser desvirtuados por una nueva prueba pericial.
El 22 de agosto del 2019 fue detenido tras la confirmación de la condena por parte del TSJ. Ya había sido apresado dos veces durante la instrucción.
El 20 de marzo del 2020, apenas comenzó el aislamiento por la pandemia del coronavirus, fue trasladado al penal de Cruz del Eje. Por las dificultades en trasladarse, su familia no lo visita y no ve a su hijo desde entonces.
Su abogado y él interpretan el destino como un castigo porque Cánovas mantiene su posición y no admite que el arma que empuñaba mató a David.
Por lo general, las personas condenadas terminan reconociendo la comisión del delito para mostrar que el sistema penitenciario los recuperó y acceder a los diferentes beneficios, como la libertad condicional. No es el caso de Hugo Cánovas.
A tal punto es así que acudió a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) con dos planteos: una petición por falta de garantías judiciales por lo ya explicado y otra por deficientes condiciones de detención. En los años que lleva preso sufrió un deterioro significativo en su salud.