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MUERTES DE BEBÉS EN EL NEONATAL

Controversia no es confusión: el desafío de cronicar un juicio de trascendencia histórica

Tribunal
TRIBUNAL. El debate está a cargo de la Cámara en lo Criminal y Correccional de 7° Nominación, integrada por los camaristas Patricia Soria, José Daniel Cesano y Laura Huberman, con jurados populares. | Fino Pizarro

Perfil Córdoba realiza una cobertura a través de un equipo integrado por dos periodistas que asisten a las audiencias, un fotógrafo, un equipo de redacción que recibe y procesa la información que se envía desde Tribunales para reportar lo que acontece y un abogado penalista que analiza el juicio desde una perspectiva jurídica.

Soy una de las profesionales acreditadas por la Justicia.

El caso es grave, impactante, tiene ribetes históricos originales. Por todo eso representa un desafío, también inédito, para cada uno de los periodistas que realizamos la cobertura del juicio.

Hasta ahora, las declaraciones efectuadas por los protagonistas –fiscales, querellantes y defensores– ante los micrófonos de cada medio, reflejan lo que acontece dentro de la sala.

Por ese motivo, llama la atención el celo exacerbado de algunos abogados que reclaman al tribunal límites a la prensa o a sus propios colegas a la hora de hacer declaraciones. En realidad, si están en desacuerdo deberían dirigir sus reclamos a las contrapartes, como alguno ya lo hizo. Todo en la sala de audiencias.

Además, deben recordar que el proceso está en una instancia que es oral y pública. Todos los ciudadanos interesados en saber de qué se trata, deberían poder ver lo que allí sucede. Como es imposible material y físicamente, estamos presentes los periodistas para ser canales de la información.

Ningún juicio, por más simple que sea, está exento de controversia porque es la naturaleza de la disputa jurídica que enfrenta a la acusación y la defensa.

Controversia no es confusión. Es contraposición de argumentos para llegar, con la sana crítica, a una conclusión certera: culpabilidad o inocencia.

Lo que no deberíamos permitirnos los comunicadores –si de ética hablamos– es generar confusión, creyendo que la discusión jurídica entre las partes la produce.

Si lo interpretamos así, demostramos nuestra propia torpeza o estamos haciendo el juego a quien procura que el juicio se vea como un caos.

El trabajo de la instrucción fue enorme. Que se pruebe o se descarte cada hipótesis es tarea de las partes y la decisión última será de los juzgadores. El juicio es la instancia donde todos, en igualdad de condiciones, muestran sus cartas, según sus estrategias para que el jurado resuelva.

Los periodistas somos simples espectadores y calificados vehículos –en mayor o menor medida– de lo que vemos y escuchamos.