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CóRDOBA
CONMOCIÓN SOCIAL Y POLÍTICA

Con las denuncias a Alberto Fernández como telón de fondo, se va armando el escenario 2025

Las gravísimas denuncias contra el expresidente impactaron fuerte en la política cordobesa, aunque Schiaretti y Llaryora han evitado expresarse. De todos modos, desde el peronismo admiten que esto beneficia de manera indirecta al proyecto que enarbolan el exgobernador y su sucesor. El proceso eleccionario de 2025 viene marcado por la incertidumbre.

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Alberto Fernández | Europa Press/Presidencia

El fortísimo impacto causado por la gravísima denuncia contra Alberto Fernández por violencia de género contra su exesposa Fabiola Yáñez, traducida en ataques verbales y físicos que fueron mostrados en redes sociales, fueron un baldazo de agua fría que dejaron muy mal parados al kirchnerismo y al propio justicialismo. En el PJ cordobés los principales referentes guardaron silencio pero reconocieron que el golpe es duro y van mucho más allá de las salvajes agresiones de Alberto contra Fabiola.

¿Cuánto influirá este tema en el ánimo social, de cara a las elecciones legislativas nacionales del año que viene? Haciendo gala de una practicidad metálica, un calificado dirigente justicialista de Córdoba opinó que el tema no se sostendrá en el tiempo. Esto llegó súbitamente y se irá de la misma forma, aunque por la calidad del personaje en juego, un expresidente, sin dudas generará más ruido. Pero todo esto es pasajero, concluyó el referente al evaluar la situación, sobre la cual ni Martín Llaryora ni Juan Schiaretti han opinado y no se sabe si lo harán.

Schiaretti concluye hoy sus vacaciones –viajó a España– y mañana estará nuevamente  con su agenda política en la ciudad de Córdoba. Hasta el momento, los dos tienen decidido profundizar el armado nacional de su proyecto político, que este episodio lamentable los beneficia porque daña, y deja muy chamuscada, a Cristina Fernández, mentora de Alberto Fernández, aunque ahora lo desconozca.

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Algunos gobernadores peronistas también tomarán distancia de las huestes K y los cordobeses los recibirán con los brazos abiertos. Pero en público, los locales no dirán una palabra de más. Se ajustarán a un libreto sobrio, salvo que algunos estudios de opinión marquen lo contrario y sugieran salir con los tapones de punta contra el expresidente y también contra Cristina.

La estrategia desde Córdoba
Por más que Llaryora quiera empujarlo a la Ciudad de Buenos Aires, Schiaretti persiste en su idea: si es candidato, lo será por Córdoba. Y le gustaría que lo acompañe como segunda candidata a diputada nacional la actual vicegobernadora, Myrian Prunotto. “Nadie dirá nada, al contrario, y de paso esto serviría para sacarla de la Legislatura y dejar al frente a un peronista en serio”, razonan algunos hombres que aseguran que las internas con los extrapartidarios se multiplican con el correr de los días.

El magullado kirchnerismo no se sabe qué hará en Córdoba, pero es muy posible que el legislador Federico Alessandri esté dispuesto a dar pelea, aunque en los últimos tiempos quedó muy pegado a CFK, hoy también cuestionada, como ya se dijo.

Mientras tanto, el Gobierno nacional sigue dando la vuelta olímpica tras los sucesos miserables que se revelaron en redes sociales y en medios de comunicación ligados a Alberto Fernández y pretende sacarle tajada.

En Córdoba, el presidente Javier Milei le abrió la puerta al senador Luis Juez y luego lo puso en manos de su hermana Karina, ya que él detesta la política y, obviamente, el armado político.

Karina tiene cero experiencia pero no es tonta: ya se dio cuenta que lo que eligió para nuestra provincia no funciona. Gabriel Bornoroni, diputado nacional y jefe del bloque oficialista, tiene muy buenas intenciones pero carece de experiencia para diseñar un proyecto provincial. Sólo dice que prefiere a un libertario al frente de las boletas: se expresa de esa manera para rechazar la eventual postulación de Juez. En el entorno del senador dicen que el jefe del Frente Cívico no está apurado y que sólo le preocupa sostener su alianza con Rodrigo de Loredo y ver qué harán los demás socios de lo que fue Juntos por el Cambio.

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Mientras Bornoroni trata de alejar a Juez de La Libertad Avanza, el asesor estrella de Milei, Santiago Caputo, imagina en Córdoba un frente que incluya a la dupla Juez-De Loredo. Falta ver que hará el radicalismo porque De Loredo y sus aliados estarían dispuestos a sostener la alianza con el juecismo, pero Mestre y todo el sector que lo respalda se niega tenazmente a formar un frente con Juez y mucho menos con Milei.

Algunas voces libertarias adelantan que es más que probable que La Libertad Avanza tenga en Córdoba dos canastas: la del partido que es gobierno nacional por un lado y la que comande Juez por el otro, lo que no implica que el senador sea candidato, aunque eso no está definido ni mucho menos.

Como se aprecia con nitidez, el escenario político presenta un panorama dominado por la alta dispersión, si se mira el proceso electoral del año que viene. Es posible que existan alianzas, pero también nadie puede sorprenderse si hay un rompecabezas de partidos enfrentándose en la contienda electoral.

Cuando le preguntaron a Juez sobre la denuncia de Yañez contra Fernández, el senador le pegó duro al expresidente y después trató de dañar al PJ cordobés porque vinculó estos hechos de violencia de género con las denuncias que existen en la provincia contra el ministro Martín Gill o el exministro Alfonso Mosquera, entre otros.

Es más, hay algunos dirigentes peronistas que proponen que los candidatos partidarios se elijan a través de una Paso, lo cual no tiene chance porque una propuesta así sería seguramente rechazada por las autoridades partidarias.

Todo esto tiene una base muy desprolija en la que también hay que contar a la izquierda, que en las elecciones legislativas suele aumentar su caudal electoral, aunque finalmente no le alcance para conseguir un escaño en el Congreso.

Hay un clima tan incierto que podría haber hasta seis alianzas que compitan en la elección, sin tener en cuenta a agrupaciones menores y a los descuidistas de siempre que cada vez que hay elecciones desempolvan sus sellos, los inscriben y después cobran por los votos, que se multiplican si logran colarse en algún frente electoral liderado por fuerzas grandes. Viene todo salpicadito y nada hace presumir que las cosas camben en el corto plazo.