La presencia de grandes artistas y DJs internacionales siempre atraen a grandes cantidades gente, y la presentación de la italiana Deborah De Luca no fue la excepción. Lamentablemente, estas también son oportunidades que los delincuentes aprovechan por la acumulación de gente a la salida de los eventos, pero lo que señalaron muchos asistentes fue la presencia de menores robando celulares y otros objetos personales.
Según indicaron algunas de las personas afectadas, quienes se encargaban de robar eran niños "de no más de 15 años". Los niños salían en grupos pequeños y utilizaban los túneles que hay debajo de la Autovía de Punilla para huir. Estos túneles conectan la Avenida 38, donde se ubica La Estación, con la calle San Martín y el resto del pueblo.
Con toda una planificación para burlar a policías, la baja altura de los túneles (menos de un metro) facilita el tramo para el menor y dificulta el acceso a cualquiera que los quiera seguir.
"Se juntaban 3 o 4 cerca de los túneles de la Autovía, y entonces uno, que era el más grande, salía a buscar mientras los otros se quedaban tapando los túneles. Cuando agarraban a alguien distraído, el más grande roba el celular y corre hacia los túneles y los otros no te dejan pasar para seguirlo", explicó uno de los asistentes que presenció un robo.
Otros detalle que llamó la atención fue la inacción de la policía, ya que habían oficiales a pie sobre la Avenida 38 y también camionetas paradas en la Autovía de Punilla, que controlaban que nadie la intente cruzar caminando. "Se quedaron parados todo el tiempo", criticaron quienes presenciaron los hechos y dijeron que los menores "les pasaron por al lado y ni intentaron correrlo".
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Según comentaron, recién cuando él que realizó el robo logró escapar por los túneles uno de los policías agarró a un menor, de no más de 10 años, que tapaba la entrada, pero igualmente los dejaron en libertad.
Este tipo de hechos, sumado al nulo accionar policial, generó criticas hacia los responsables por la seguridad en la zona. También se insertan en un marco en el que desde la Justicia buscan prohibir los eventos de música electrónica por "generar un entorno favorable al consumo de drogas", pero la inseguridad por la actividad delictiva en menores es cada vez mayor y la población no ve soluciones concretas.