El politólogo y periodista Claudio Fantini analizó las constantes agresiones en las que incurre el presidente Javier Milei, particularmente a periodistas. En diálogo con el programa Punto y aparte (Punto a Punto Radio), sostuvo que la sociedad parece no tomar conciencia de la gravedad de los hechos.
-¿Por qué ha adoptado una postura crítica de este gobierno, algo que se puede ver en lo que publica en las redes sociales?
-Estamos ante síntomas muy oscuros. El hecho de que la economía comience a mejorar, si es que así fuere, no soy yo quien deba pronunciarse al respecto, no quiere decir que un presidente pueda estar insultando, agraviado, atacando y diciendo cosas obscenas y vulgaridades. Yo no sé si la sociedad se da cuenta de la gravedad de estos hechos, me alarma el silencio que existe al respecto. Periodistas de la calidad de Marcelo Longobardi, por ejemplo, un tipo al cual estimo y con el que he trabajado y me consta su calidad humana y profesional, está sufriendo verdaderos linchamientos desde la cúpula del poder mismo. Insisto: mejorar la economía es lo que tienen que hacer los gobiernos. Que los otros hayan sido peores, como el gobierno de Alberto Fernández, que fue un desastre, lo mismo que el de Cristina Fernández y que inclusive haya sido sectaria, eso no justifica el sectarismo, la violencia verbal y todos los rasgos oscuros que tiene el gobierno de Milei, empezando por él mismo. No le da derecho a ser violento y generar el linchamiento en las redes. Señalo lo que hay que señalar.
Días de aceleración constante ante un escenario apocalíptico
-Milei acaba de inaugurar otra “avenida”, que es la fuerte crítica interna, con el caso de Victoria Villarruel.
-Me parece que es parte de las tinieblas en las que estamos, porque Villarruel representa posiciones que personalmente me resultan espantosas, sobre todo de cara a la dictadura militar. Pero que Milei tenga algo para cuestionarle a Villarroel evidentemente no es por su rol como vicepresidenta, que es más que discreto. En realidad, la ataca por otra cosa y es por lo que dicen las encuestas, que la ponen cabeza a cabeza con él.
-Resulta llamativo que estemos diciendo, o al menos leyendo entre líneas, que Villarroel aparezca como la más “moderada” de este gobierno.
-Creo que en esta cuestión hay grandes equívocos que incluso dejan trascender los propios protagonistas. En el caso de Milei, él se auto percibe liberal pero que se auto perciba liberal no quiere decir que lo sea. Milei, igual que (Donlad) Trump y que Elon Musk son ultraconservadores. Villarruel también es ultraconservadora. Veo en Trump y Musk a los más plutócratas, la encarnación actual de lo que significó en la clasificación aristotélica la plutocracia, es decir el gobierno de los ricos. Lo que tienen en común Milei con su vicepresidente es que son ultraconservadores. Él se autopercibe liberal y ella patriota y defensora de la vida, pero yo no sé si es eso lo que en realidad representan. Sí veo que hay una gran competencia de egos.
-¿Por qué la gente, a pesar de estar mal económicamente, ve todo con expectativa y sigue apoyando a Milei?
-Esa es una pregunta interesante y una cuestión central de este tiempo. Hace varios años publiqué un libro al que llamé Abadón, en homenaje a Ernesto Sábato, a quien califico en el libro como un humanista pesimista o un pesimista que a pesar de su pesimismo existencial sobre la condición humana, nunca dejó de ser un humanista. En Abadón yo describo el fenómeno que por entonces empezaba y ahora veo que no me equivoqué en nada, porque el subtítulo era ‘la desglobalización y los monstruos que se incuban en las grietas’. Hoy vemos un ultra conservadurismo antiglobalización, que acusan a los globalistas que quieren destruir a las Naciones Unidas, quieren destruir todo lo internacional, quieren a las megas fortunas por encima de los estados y por encima de las organizaciones internacionales, entonces miran a la ONU y ven el totalitarismo comunista en ese delirio reaccionario que tienen. Yo ahí empiezo a plantear que era un tiempo en el que las grietas supuraban liderazgos aberrantes y eso parece confirmarse en el mundo, no sólo en Argentina.