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OPINIÓN

A la 30 años de la reforma constitucional

Juan Bautista Alberdi, al escribir el borrador de la Constitución Nacional, dijo: “Toda reelección presidencial es un ataque contra el principio republicano, cuya esencia consiste en la movilidad periódica y continua del personal de gobierno”.

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Reforma de la Constitución en 1994. | CEDOC PERFIL

Argentina tiene desde el 1º de mayo de 1853 la Constitución más antigua de América, después de la norteamericana de 1787, reformada en 1860, 1898, 1957 y en 1994, hace 30 años, por lo que hoy nos felicitamos.

Dicha Constitución Nacional (CN) adoptó para su gobierno la forma representativa, republicana y federal, con tres poderes: el legislativo, el ejecutivo y el judicial, con un presidente y vicepresidente que duraban 6 años en su mandato y que no podían ser reelectos en el período siguiente.

En 1993, el presidente Carlos Menem firmó con su antecesor, y entonces opositor, Ricardo Alfonsín el Pacto de Olivos y así consiguió reformar la CN para hacer posible su reelección y, además, aumentar sus competencias, como permitir que el Congreso le haga “delegaciones legislativas” al presidente “en materias de administración o de emergencias pública” (art. 76 CN) y que se le autorizara, también, a dictar “decretos de necesidad y urgencia” (DNU) con la firma de sus ministros (art. 99, inc.3, y 100, inc. 13, CN).

Desde el gobierno de Menem hasta el de Alberto Fernández inclusive se dictaron 976 DNU y a todos los presidentes se les delegaron facultades legislativas. Javier Milei comenzó el suyo con el DNU Nº 70/23, que tiene 366 artículos, y con un proyecto de “ley ómnibus” de 664 artículos donde pidió que se le delegaran facultades legislativas por 2 años, prorrogables por 2 más.

El Pacto de Olivos le concedió a Alfonsín aumentar de 2 a 3 los senadores por provincias y de la CABA -2 para la mayoría y uno para la minoría- para aumentar la representación radical; y que el presidente de la Auditoría General de la Nación sea un opositor, lo que se aprobó junto a la reelección en la Convención de 1994.

El presidente Juan Domingo Perón también hizo reformar la CN para hacerse reelegir, lo que aprobó la Convención Constituyente de 1949, muy cuestionada porque la ley de convocatoria no se votó en la Cámara de Diputados con las “dos terceras parte, al menos, de sus miembros” (art. 30 CN). Así fue como dicha Convención aprobó la reelección presidencial indefinida, lo que permitió la reelección de Perón en 1952.

Pero en su segundo mandato le fue mal y un golpe militar (“Revolución Libertadora”) en 1955 lo derrocó, y abrogó la Constitución de 1949 por una “proclama” del Presidente de facto, general Pedro Eugenio Aramburu (asesinado luego por los Montoneros). La Convención Constituyente de 1957 ratificó esa decisión y repuso la vigencia la CN de 1853, con las reformas de 1960, 1966 y 1998, e incorporó el art. 14 bis, sobre los derechos de los trabajadores.

Perón fue, después de Julio Argentino Roca dos veces presidente, quien permaneció más tiempo en el Poder Ejecutivo, ya que fue vicepresidente del presidente de facto general Edelmiro Farrell, entre julio de 1944 y octubre de 1945. Luego presidente constitucional del 46 al 52 y siguió en el cargo, por haber sido reelecto, hasta ser derrocado en el 55. Volvió a la presidencia entre el 73 y el 74.

Menem completó el período del renunciante presidente Alfonsín durante 5 meses en 1989; luego continuó con su primer mandato de 6 años, según la CN de 1853, y, por ser reelecto, siguió siendo presidente 4 años y 5 meses más (Disposición Transitoria 10ª CN 1994). Intentó hacerse reelegir por tercera vez, lo que no se concretó, por los fracasos que tuvo en los últimos 11 años en los que ejerció el poder. Algo parecido sucedió a partir de 1952 con la segunda presidencia a Perón, que concluyó con el golpe de estado de 1955; y con los 2 mandatos de 4 años de Cristina Fernández de Kirchner en este siglo, que terminó con la derrota en los comicios de 2015 del candidato de su partido Daniel Scioli infringida por Mauricio Macri.

Juan Bautista Alberdi, al escribir el borrador de la CN, dijo: “Toda reelección presidencial es una forma más o menos encubierta, es un ataque contra el principio republicano, cuya esencia consiste en la movilidad periódica y continua del personal de gobierno”. También lo es que quien propone reformar la CN para ser reelecto sea el que ejerce el PE, como pasó en 1949 y en 1994.

(*) Profesor emérito de las UNC y UCC.
Fue diputado de la Nación y es presidente de la Asociación Argentina de Derecho Parlamentario.