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ALEJANDRA MERCADO

A 8 años del asesinato de Emanuel Balbo: “Me gustaría que con la muerte de mi hijo se acaben las diferencias”

El próximo jueves se cumplirán ocho años de la muerte del hincha de Belgrano que fue arrojado desde la tribuna del Kempes en un clásico contra Talleres. Mano a mano con Perfil Córdoba, su madre cuenta detalles del hecho, sigue reclamando justicia y mantiene vivo el recuerdo de su hijo.

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Alejandra Mercado, la madre de Emanuel Balbo. | CEDOC PERFIL

Desde la casa de Alejandra Mercado se advierte cómo el sol de otoño se escapa para dar lugar al cumplimiento del octavo año sin Emanuel “Keko” Balbo. Pero este aniversario será distinto para su mamá, quien lo recuerda con entereza y determinación. “Emanuel era el hermano mayor. Después le siguieron Franco, Agustín, Lautaro y Martina”, explica con orgullo.

Es viernes, la hora de la merienda ya pasó, pero la dinámica familiar continúa vigente porque “Lauty”, de 18 años, deambula ultimando detalles para salir. Alejandra suspira, eleva la mirada, piensa y responde el pedido que le haría a Emanuel si estuviese hoy: “Que me de muchos nietos, para disfrutar algo más de él”. Alejandro, su actual pareja, Alejandro, le pregunta a la pasada: “¿estás bien?”, mientras ella se toca el corazón sobre la remera con la imagen de Emanuel.

La vida de Alejandra está marcada por la tragedia, ya que antes de la muerte de Emanuel, otro de sus hijos, Agustín, murió a los 14 años en noviembre de 2012 tras ser atropellado por un auto que iba en una carrera callejera con otro vehículo. El conductor del vehículo era Oscar “Sapito” Gómez, quien resultara sentenciado a 15 años de prisión por ser el instigador de la muerte de Emanuel en el Kempes.

Emanuel, familiero y amigo

-¿Cómo recordás el nacimiento de Emanuel?
-Yo tenía 19 años cuando nació Emanuel, éramos extremadamente humildes y vivíamos en la casa de mi mamá en Colonia Lola, el barrio donde conocí al papá de los chicos. A mí me gustaban los dos nombres: Emanuel y Exequiel. Y para no decirle “Quiel” empecé a decirle “Keko”. Él nació el 19 de mayo y falleció el 17 de abril, casi un mes antes de su cumpleaños. Con Agustín me pasó lo mismo: cumplía años el 26 de diciembre y falleció el 25 de noviembre.

-¿Cómo fueron sus primeros años?
-Después de su nacimiento, nos fuimos a vivir a Villa Los 40 Guasos y ahí empezamos a construir una casa chica. Los primeros meses de Emanuel fueron difíciles porque estuve internada. Él era un bombón hermoso y terrible también. Su infancia fue linda pero muy dura porque éramos humildes, lo pasamos re mal muchos años y fue difícil vivir así. La villa no era tan mala y él hizo buenos amigos. De chicos, mis hijos eran muy libres porque no había tanta maldad. Emanuel salía mucho porque a media cuadra tenía una cancha y se manejaba dentro del entorno del fútbol. Años más tarde nos mudamos a barrio Ampliación Ferreyra. ¡Cómo le gustaba salir en los actos del colegio! Y yo no quería porque no tenía plata para hacer los trajes, pero era un amor que él tenía por actuar. Le gustaba salir de granadero y una vez me hizo hacerle un disfraz de indio.

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-¿Cómo se hizo hincha de Belgrano?
-En la villa un hombre les enseñaba a los chicos a jugar al fútbol y él lo hizo hincha de Belgrano. Emanuel iba a la cancha con don Óscar Ávila, que le decía: “si vos querés venir a la cancha conmigo, te tenés que hacer de Belgrano”. Los tres: Emanuel, Franco y Agustín jugaban, pero el más fanático era Emanuel. La primera vez que fue a la cancha era chiquito habrá tenido 6 años más o menos.

-¿Tenía algún ídolo?
-Creo que su ídolo era el “Luifa” Artime si no estoy errada. No conversábamos mucho de fútbol, él era muy independiente, tenía su carácter y lo bueno es que siempre me avisaba: “mami yo me voy”, “no vuelvo esta noche, no me esperes” o por ejemplo “me voy hasta tal barrio”. Y él estaba en todos lados, era una cosa increíble.

-¿Qué música le gustaba?
-La Mona. Desde chiquito se crió escuchando a Jiménez, Pelusa, temas viejos y también le gustaba mucho Juan Gabriel. La última canción que escuchó fue una del “Pity” Murúa, le encantaba la versión de la canción de Chayanne.

-¿Estaba de novio?
-Vos sabés que nunca me presentó una novia. En realidad, yo no quería que se pusiera de novio, no sé porque fui así con él y ahora me arrepiento porque a lo mejor tendría un nieto de mí hijo. Y él creció con ese pensamiento de no casarse. Conocí una chica que le duró un día, supuestamente era su amor de la infancia, yo no sabía y él me contó después. Y al tiempo conocí a otra, pero él nunca tuvo novias oficiales. Te digo que era terrible con las mujeres.

-¿Cómo era Emanuel con sus hermanos?
-De chico era amigo de sus hermanos, salían juntos a jugar y hubo una época en la que hacían y vendían macetas. Después, de más grandes, Franco y Agustín andaban juntos y Emanuel por otro lado. Pero cuando a Emanuel le convenía era cómplice de Agustín. Cuando “Lauty” se enteró de la noticia de Emanuel gritaba “¡Él era mi papá!”. Porque el padre de los chicos trabajaba todo el día y Emanuel cuidaba a sus hermanos, los tenía cortitos, los bañaba, le cambiaba los pañales a la “Marti” y los llevaba a pasear. Yo no sabía nada, me enteré después de todo eso. Un tiempo antes de que pasara lo de Emanuel, Franco había sido papá y estaban afianzando su amistad como hermanos.

La tragedia se hace presente

-¿Cómo vivió Emanuel lo de Agustín?
-Pésimo. Fue la muerte para él. Se apagó. Pero él hizo todo para estar bien, en cambio yo estaba muy deprimida y además estaba embarazada de Martina. Un día estaba en la computadora y Emanuel me dijo: “¿hasta cuándo vas a estar encerrada? Tenés que salir, anda a ver a la abuela”. Y yo creo que provoqué un poco lo que le pasó, porque él se infló mucho con tanta angustia de verme mal a mí y al padre. Una vez, me habló bien claro: “yo voy a hacer justicia por mi hermano, vas a ver vieja”.

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-¿Ustedes seguían viendo al acusado en el barrio?
-Estábamos a 10 o doce cuadras de su casa, pero Emanuel y Gómez eran conocidos, porque en la esquina de mi casa vivía la suegra de Gómez y Emanuel era amigo de las cuñadas de él. Emanuel no era un tipo que se iba a callar y Gómez, que lo conocía muy bien, sabía que lo iba a agarrar a trompadas. Y cada vez que lo veía se escapaba. Por ejemplo, un día Emanuel lo encontró a Gómez en la calle Chacabuco y le dijo “mataste mi hermano” y quiso pegarle, pero su patrón lo sujetó. Por eso, lo que hizo Gómez en la cancha fue de cobarde, porque sabía que llevaba las de perder.

-¿Recibiste amenazas?
-Sí, pero no me van a callar nunca porque no les tengo miedo a ninguno. Ni a los de la familia de los Gómez, ni a las otras personas procesadas que no me acuerdo sus nombres. Yo soy muy decidida y haré lo que sienta por Emanuel y Agustín, porque no se trata de un hijo, me arrebataron a dos.

-¿Qué te acordás del día del partido?
-Todo. En esa época, Emanuel estaba viviendo en la casa de su madrina y había ido a visitarme después de comprarse un par de zapatillas. La cuestión es que se bañó mientras escuchaba al “Pity” Murúa y cantaba, bailaba… iba del baño a la pieza bailando en calzones. Y ese día me arrepiento de no haberlo grabado, era una persona muy alegre. Llegó Ever, un amigo de él y se reían, yo estaba en la habitación del fondo con la “Marti” que era chiquita y cuando Emanuel salió me dijo: “bueno, vieja, me voy. Cuidate”. Yo le pedí que saludara a la “Marti”, porque ella lo adoraba, entonces él se paró y le dijo: “Mi amor te amo tanto. Cuídate”. Eso fue lo último que le escuché decir.

-¿Emanuel fue solo a la cancha?
-Fue con Lucas, un amigo… digo eso pero no es un amigo. Pero bueno, hasta antes del partido fueron a la cancha como amigos.

-¿Cómo te enteraste de lo que había pasado?
-Estaba en Bialet Massé, en la casa de quien era mi cuñada. Una vecina me dijo que Emanuel había tenido un accidente. Y yo creía que era un accidente de tránsito, pensé que se había caído en la moto de Lucas. Cuando íbamos llegando al dique San Roque escuché que dijeron los datos filiatorios de las personas involucradas y lo nombraron a él. Quería bajarme ahí mismo. Para colmo, ese día el embudo estaba lleno de gente, no podíamos pasar por el tráfico y demoramos una eternidad en llegar hasta el Hospital de Urgencias. Ahí lo vi al amigo de Emanuel y lo quería matar, porque él estaba impecable. No tenía la ropa rajada, no tenía nada. No sé, hubiera hecho algo, lo hubiera guiado a Emanuel. Y el problema es que él no hizo nada, vio el lío y se fue cobardemente. Si yo tuviera la valentía de ver los videos, quisiera encontrarlo a Lucas porque me parece que no está. Emanuel estuvo solo.

-¿Recibiste compañía de alguna agrupación u organismo?
-Conocí a Cecilia (García Sotomayor, antropóloga) en un momento muy difícil y es la única persona que nunca me soltó la mano. Ella me apoyó en todo, siempre me ha estado llamando o visitando. Y viene a verme. Lo mismo con los chicos Nico (Cabrera) y Aye (Koopmann) que se portaron muy bien conmigo y son muy buenas personas. También me acompañaron las mamás del Foro de Víctimas de Accidentes Viales. Marcela Alfaro me ayudó, somos muy amigas y le estoy muy agradecida a ella y a las otras mamás.

-¿Qué mensaje le darías al mundo del fútbol?
-Yo siempre digo que nos creemos de primer mundo y somos unos ignorantes, me incluyo. Porque en los mundiales vos ves a un hincha de Inglaterra al lado de uno de Argentina. Me gustaría que, con la muerte de mi hijo, se acaben las diferencias y yo pueda entrar a la cancha de Talleres con la remera de Belgrano y viceversa. Yo fui a tres clásicos a entregar folletos para concientizar y la última vez, que estuve acompañando al Foro para evitar la violencia contra la mujer, no te imaginás lo que me costó entrar al Kempes. Yo había ido con Martina, en ese entonces de 10 años, ella con la camiseta de Talleres y yo con la de Belgrano y no me dejaban entrar. Tuve que ponerle una campera a la niña para taparla porque los mismos hinchas me advertían que le podía pasar algo. Yo no lo podía creer, no aprendimos nada.

La vida sin Emanuel

-¿Con quién te enojaste?
-Me enojé con la vida, con la gente, con mi ex marido, con todo el mundo. Lucas me habló en el juicio y yo fui muy cordial. Pero hasta el día de hoy no lo quiero ver, porque para mí es otro asesino de mi hijo. Además, no sé si es conocido o pariente de Gómez. Nunca pude saber bien porque no me quisieron decir. Para mí Lucas lo entregó a Emanuel. Es una idea mía y no puedo juzgarlo, pero sí en su accionar. Emanuel andaba con el hijo de Lucas en brazos, o sea que lo quería como a su familia y no se lo voy a perdonar nunca. Lo de Emanuel fue determinante para nosotros como familia. Yo quedé mal, pero ahora estoy un poco mejor.

-¿Creés que los culpables y responsables del hecho cargarán con el peso de su conciencia?
-Yo creo que no tienen conciencia. Porque una persona con conciencia debe tener un click que te indique si lo que estás haciendo está mal. Lo digo tanto para el que hostigó como el que lo hizo, porque muchos fueron títeres de una sola persona. Ya habían dañado a una familia con un hijo. Si vos le hubieras querido pegar a Emanuel, lo hubieses hecho fuera de la cancha, a lo mejor hubiera estado golpeado, pero vivo. Lo que hizo Gómez fue un acto de cobardía.

-¿Pudiste perdonar?
-No puedo. Pero no me quita el sueño. No perdono, pero tampoco odio a las personas que dañaron a mis hijos. No tengo tiempo para ellos sino para mis hijos, mi nieto y mis ángeles. Venganza no, para nada.

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-¿Creés en la “justicia divina”?
-Sí, la única justicia que podría haber es que yo agarre un arma y le pegue un tiro en la cabeza al asesino. Yo lo podría hacer tranquilamente y alegar que estoy loca. Pero después de pensar muchos años me di cuenta de que no me sirve matar a nadie porque tengo a mis otros hijos. Sí tiene que haber una justicia divina. Dios es bueno, es justo y pienso que me ha dado la fuerza para sacarme de la cabeza la idea de querer matar a todo el mundo.

-Me comentaste que te sentís mejor ¿Cómo fuiste procesando las pérdidas con el transcurso de los años?
-Pasaron muchas cosas y ahora soy otra persona. Si me hubieras visto en esa época yo te contestaba cualquier cosa. Hoy, para la entrevista, saqué el banner de Emanuel y no sabés el dolor grande que me generó limpiar a mi hijo en una foto. Es muy difícil, yo estuve meses, años, muy mal y mis hijos padeciendo toda mi locura. Es la verdad. Hoy la gente me ve bien en la calle, pero no vivió conmigo después de la muerte de Emanuel. Mi ex marido pasó un proceso muy feo porque él también estaba mal y tuvo que bancarme así. Me costó muchísimo llegar hasta donde estoy ahora. Sinceramente a veces me asombra cómo estoy hoy. Porque me sacaron la mitad de mi corazón. Agustín y Emanuel han sido parte de mi vida y le agradezco a Dios por habérmelos prestado estos años. ¿Duele? Todos los días igual y los extraño. Porque para mí, mis hijos siguen estando vivos y presentes.

-¿Tus otros hijos te dieron fuerzas para continuar?
-Sí, muchísimo. Franco, con su familia, tiene otra dinámica y lo veo de vez en cuando. Pero Lautaro y Martina estuvieron cien por ciento conmigo y me dieron mucha fuerza para seguir. Ahora lo veo grande a “Lauti” y me encanta, porque disfruto un montón de su adolescencia, que ya es un hombre, trabaja y es independiente. Martina está creciendo y me cuesta mucho, porque es una nena y es más difícil, además somos parecidas. Y tengo a mis nietos también. Cuando murió Emanuel, yo le pedí a Franco en el hospital otro nieto, porque pensaba: “esto me lleva puesta, Emanuel me lleva con él”. Lo sentía así, no quería vivir más. Creía que me iba a morir. Mi cabeza me decía que me iba a morir al día siguiente.

-¿Qué enseñanzas te dejó Emanuel?
-Primero, a creer en Dios, a bajar un cambio y mirar al otro. “Las cosas no son así” me decía y a veces uno se comporta como egoísta o soberbio. Él me enseñó a ser más empática con otras personas y a tener fe. A pesar de que no esté dejó muchos valores.

-¿Actualmente, te permitís recordar a tus hijos a diario?
-Realmente duele. Los padres que hemos perdido hijos tenemos que recordarlos siempre. Es muy raro no recordarlos porque cada día aparece alguna cosa y uno pasa etapas tratando de encontrar a su hijo en otros. Buscando parecidos para verlos, pero no está carnal, sino de manera espiritual. A veces me quedo sola en mi casa y no siento que me hayan abandonado mis hijos. A pesar de su partida tan trágica ellos están y me han dado la fuerza para seguir, por eso estoy muy tranquila.

-Al no poder despedirte de Emanuel ¿Qué le dirías si lo tuvieses hoy?
-Ay, Dios mío. La verdad es que a veces me hace falta porque él me tenía cortita. Le diría que me de muchos nietos. Adoptados o como sea, para disfrutar algo más de él. Y a Agustín le diría que me hubiera encantado que fuese un gran profesional, era un excelente arquero. A mis hijos les daría todos los abrazos que no les di antes. Al haberme criado de una forma tan fría, era vergonzosa y en esa época no les podía decir “te amo”. Pero ahora sí lo hago. Con Emanuel aprendí a demostrar los sentimientos por los hijos, los nietos, una amiga, una tía… hay que expresarse porque después pasan estas cosas y te quedás con el vacío de haberlo perdido todo. Te quitan los abrazos, besos, saludos, las llamadas… Los días de la madre ¡Los días del amigo! Esos son muy tristes para mí porque pienso que mi hijo estaría festejando con sus amigos. Entonces, si pudiera tenerlo de nuevo lo abrazaría muy fuerte.

Sin apoyo de los dirigentes

“Para nada”, contesta Alejandra Mercado cuando se la consulta si recibió apoyo de los clubes. “La última vez que fui al Kempes, antes del partido hubo una misa breve, a mí me nombraron, fue todo muy cuidadito y ahí los dirigentes de Belgrano y de Talleres se daban la mano, fue todo paz y amor. Pero a mí me gustaría que ellos demuestren esa cordialidad afuera y que se la enseñen a los hinchas. Me di cuenta de que adentro es una cosa y afuera otra”, sostuvo. Y añadió: “El problema no es sólo de los hinchas, la gente que maneja los clubes también. Si ya mataron a un hincha, hagan algo”.

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