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CóRDOBA
HUELGA POLICIAL 2013

A 11 años de los saqueos en Córdoba: un local nunca volvió a reabrir por completo

La huelga policial de diciembre 2013 propició saqueos de comercios en diferentes puntos de la capital provincial. Una esquina de barrio Argüello quedó “triste y abandonada”.

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La esquina de la sucursal de barrio Argüello nunca volvió a ser la misma tras los saqueos. | CEDOC

El 3 y 4 de diciembre de 2013 marcaron un antes y un después para la sucursal de Minicuotas Ribeiro en el barrio Argüello. El local fue completamente arrasado por los saqueos desatados durante la huelga policial de esos días. Desde entonces, las persianas del salón principal nunca más se abrieron para exhibir los productos: el ingreso de los clientes es por una puerta lateral.

El local tal como estaba antes nunca más se volvió a abrir”, contó una ex cajera de la sucursal, en diálogo con PERFIL CÓRDOBA. Y agregó: “La esquina esa quedó muy triste, muy abandonada. Para el barrio fue un retroceso”.

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El acuartelamiento policial que dejó a la población indefensa fue detonado por un reclamo salarial en un año ya complicado para la fuerza, marcado por el "narcoescándalo" que involucró a altos dirigentes policiales. Durante 35 horas, Córdoba vivió escenas de caos: un saldo de un muerto, 200 heridos y 450 comercios saqueados.

La ausencia de policías en las calles provocó un colapso social. Además, los llamados de auxilio del entonces gobernador José Manuel de la Sota al gobierno nacional no fueron atendidos, agravando la crisis y generando un quiebre político entre Córdoba y el kirchnerismo.

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Recuerdo del terror

La mujer, que trabajó como cajera y administrativa en la tienda de electrodomésticos, recordó esas horas de terror: “Ese día no abrimos. Yo personalmente fui hasta la vereda, eran las 8 de la mañana y todavía había gente adentro del local. En días posteriores fuimos a limpiar: no había quedado literalmente nada de mercadería, solo cenizas y roturas”.

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En los días siguientes, la sucursal ubicada en Donato Álvarez al 8.385, reabrió. Pero ya no sería como antes: se habilitó de manera provisoria el local del costado, que en ese momento funcionaba como depósito, y fue lo que quedó para el ingreso del público hasta el día de hoy.

Federico Lacase, gerente de Minicuotas Ribeiro en aquel momento, decidió permanecer en el local durante toda esa noche. Al día siguiente, regresó con su familia para limpiar los escombros y enseñarles sobre “valores”. “Lo que me tocó esa noche fue, sin dudas, lo más desagradable que he vivido”, relató días más tarde a La Voz.

Fotos en texto: La Voz.