Triunfos legislativos en amplia minoría. Apoyo de gobernadores sin que ninguno sea propio. Resultados inflacionarios y de las cuentas del Estado con ajuste brutal y efectos en la actividad económica. Control casi absoluto de la agenda pública, que incluye espantos buscados. Respaldo social sostenido, tras un complejo primer año de gestión.
Semejante radiografía puede permitir una aproximación al clima veraniego de euforia y audacia que se vive en lo alto del Gobierno por estas semanas. “Estamos muy bien. Y vamos a estar cada vez mejor”, ratifica una fuente oficial, a tono con el optimismo reinante.
Esta efervescencia fue estimulada en los últimos días por la comodísima votación en la Cámara de Diputados, con la diferencia más amplia desde la asunción de Javier Milei (162 a 55), en favor de la iniciativa libertaria para que no haya PASO este año. Es cierto, la idea original era eliminarlas. Pero la Casa Rosada abrazó el plan B cuando tomó nota de que era alto el riesgo de que no dieran los números. Pragmatismo, de nuevo.
La contundente victoria legislativa por suspender las PASO, que se da por descontado que será confirmada en el Senado, muestra tanto la fortaleza del oficialismo como la endeblez opositora. Acaso una no se pueda entender sin la otra.
Veamos. El PRO sigue su práctica de seguidismo nacional con LLA, mientras Mauricio Macri mira todo desde su cómoda casona de un barrio privado en Villa La Angostura, más preocupado por la inminente adjudicación de la Hidrovía que por la crisis de la fuerza política que preside. Ello no obtura que vaya a jugar por una banca de senador, como pretende el primo Jorge, jefe de Gobierno porteño y blanco de una sostenida ofensiva libertaria en el distrito.
El radicalismo mantiene su internismo exasperante. La conducción nacional del senador Martín Lousteau por un lado, los mandatarios provinciales por otro aunque a veces también divididos, como los bloques en el Congreso… Una película repetida.
Sin embargo, lo más novedoso de la media sanción para evitar las PASO es que expuso como nunca antes el grado de conflictividad que vive el peronismo. El cuestionado liderazgo de Cristina Fernández de Kirchner, desafiado hasta por su “hijo político”, Axel Kicillof. Los gobernadores peronistas “con peluca” (como el tucumano Jaldo, el catamarqueño Jalil o el salteño Sáenz) y los que empiezan a coquetear sin aprestos capilares, como el santiagueño Zamora. Más las ondulaciones del Frente Renovador de Sergio Massa.
La fortaleza del oficialismo en la victoria por la suspensión de las PASO no se puede entender sin la endeblez opositora.
Las contradicciones se tradujeron en un caos del bloque de Unión por la Patria. Amén de alguna fuga, se había mantenido abroquelado desde la derrota electoral de 2023. Si bien se había acordado no dar quórum, una vez que se logró se dio libertad de acción ante las posturas contrapuestas. Así, a la hora de la votación, la mayor bancada de la Cámara baja aportó avales para el rechazo, la aprobación y la abstención. La confusión es total. ¿Echará más leña al fuego el peronismo en el Senado?
Las disputas prometen profundizarse. Funcionarios cercanos a Kicillof transmiten que ya tiene decidido desdoblar la elección bonaerense de la nacional, contra la posición de CFK. El gobernador esperaría el momento de hacer el anuncio una vez que la suspensión de las PASO quede corroborada por la Cámara alta. Este sábado, por primera vez, el mandatario provincial admitió en una entrevista que “sería complicado” votar el mismo día con dos sistemas electorales distintos (boleta única vs. boleta sábana).
Para defender su posicionamiento, Cristina le ha hecho saber a Kicillof a través de algún interlocutor (no tienen diálogo directo desde hace meses) que desdoblar expone al peronismo bonaerense a una posible derrota nacional, ante la preferencia de los intendentes a apostar fuerte en la local y provincial. Y además, que se arriesga a que el electorado lo examine más por su gestión en la Provincia que por sus choques con la Casa Rosada. “¿Se va a bancar que lo evalúen por los problemas de seguridad?”, le adjudican como textual en el Instituto Patria a la expresidenta.
El ministro Luis "Toto" Caputo dijo que no hay atraso cambiario, sino que los precios están "adelantados".
El argumento de CFK ha sido validado estos días nada menos que por la administración Milei. A partir de una ola de crímenes y de inseguridad a los que la ciudadanía bonaerense parece resignarse desde hace décadas, ministros y el propio Presidente le pasaron la factura a Kicillof, sobre todo después de que dio el presente en la masiva marcha del sábado pasado contra el extemporáneo discurso en Davos del jefe de Estado. El gobernador rechazó las críticas, pero debió cancelar un acto con intendentes que estaba previsto para ayer, sábado, en Mar del Plata, por un caso (otro) de gatillo fácil de la Bonaerense en esa ciudad.
“A nosotros nos salen todas y a ellos, ninguna”, analiza con entusiasmo otra fuente libertaria. Entre los logros, decide incluir haber conseguido que Lionel Messi les autografiara “con cariño” camisetas del Inter Miami a Milei y a su hermana Karina. El orgullo libertario se realza al comparar la distancia que el astro argentino siempre puso con los gobiernos anteriores, sobre todo con el de Alberto Fernández, en cuyo mandato se obtuvo la tercera Copa del Mundo de fútbol. El gesto de Messi permite entender también la mutación de Claudio “Chiqui” Tapia, el mandamás de la AFA, que se abrió a que ingresen inversores privados a los clubes.
Estos goles, o que se hable de ellos, tal vez contribuyen a disimular ciertas alertas económicas, con pronóstico incierto. Una de ellas provino del FMI, con el que la Argentina negocia un nuevo acuerdo y un posible desembolso. Julie Kozack, la portavoz del organismo al que nuestro país le debe más que ningún otro en el mundo, calificó las conversaciones que hay como “constructivas” y señaló que para mantener los avances macroeconómicos hay que “seguir adoptando un conjunto coherente de políticas fiscales, monetarias y cambiarias”.
La traducción menos diplomática de la palabra de la vocera es que el Fondo está preocupado por el cepo cambiario y por el atraso del dólar. El Gobierno niega cualquier movida al respecto, en la misma semana en la que redujo la devaluación mensual del peso al 1%. Milei aseguró que el cepo se levantará el 1° de enero de 2026 o antes si el FMI da fondos frescos. Y el ministro Luis “Toto” Caputo sostuvo que no hay atraso cambiario, sino que los precios están “adelantados”. Lo dijo serio.
Más que adelantados, algunos sectores claves de la economía empiezan a amagar con quedar fuera de juego. Al abrirse el año judicial el pasado lunes 3, cuatro empresas dedicadas al agro solicitaron el concurso de acreedores. En Córdoba, dos firmas multinacionales de peso (una automotriz y una alimenticia) tomaron la decisión de paralizar su producción.
Representantes de otras esferas de la actividad económica encienden más luces amarillas, lo que podría tensionar el panorama del empleo. Ráfagas de aire frío que pueden conspirar contra el veranito mileísta. Aunque los libertarios descrean del cambio climático.