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Un torneo para Pierre Nodoyuna

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Vélez. El último campeón no convirtió goles en 5 fechas. | NA

¡Ah, cómo me gustaban Los autos locos! Era mi dibujito animado favorito. Obviamente, Pierre Nodoyuna y Patán estaban a la cabeza. Pero también me gustaban Los hermanos Macana, El profesor Locovich y el Stuka Rakuda, conducido por el Barón Hans Fritz. Había muchos más, por supuesto, y parte del encanto de las peripecias –innumerables, cambiantes de capítulo a capítulo– es que nunca se podía saber, incluso hasta el último minuto, quién ganaría la carrera. ¿Se parecerá el fútbol argentino a Los autos locos? El campeón del año pasado, Vélez, va último y en las primeras cinco fechas no hizo un gol. Todo un récord. Los que le pelearon el campeonato hasta el final, Huracán y Talleres, también están este año en la parte baja de la tabla. Boca y River terminaron mal el año pasado y arrancaron mal este, y solo Racing, que tiene la cabeza en otro lado, y Estudiantes (que fue el campeón de la primera mitad de 2024) se mantienen estables y arriba. Pero el campeonato argentino es una caja de sorpresas. Quizás esa sea la regularidad de los últimos años: no haber ninguna regularidad.

O haberla, digo, la regularidad, en temas que no pasan por la pelotita, y el trámite de los partidos. Ya se nos hicieron costumbre los arbitrajes espantosos, y las sospechas de todo tipo (pensemos en Banfield este año, los fallos arbitrales que recibió –siempre en contra–: penales a favor no cobrados, penales en contra que no lo eran, etc.; todo es bien raro…). Sobre la cuestión de los arbitrajes deberemos en algún momento profundizar más. Es un tema que, en este espacio semanal, en general no he tocado. Pero creo que es una situación, digo, la situación a la que se llegó con el nivel de los arbitrajes, que amerita una buena discusión futbolera. No se trata ya del llanto del tipo “nos robaron”, sino de un sistema que estructuralmente está fallado. Y el VAR (esto sí lo escribí alguna vez) es más problemático que beneficioso. Es hora de discutir el sistema arbitral, dejando de lado la camiseta que cada uno tiene, porque así no se puede seguir. No pueden jugadas similares cobrarse de modo diferente según el humor del tipo que dirige el partido. Y como esa, veinte cosas más. Entre ellas, sin dudas, la falta de transparencia.

Del tipo Autos locos es también el fixture del campeonato, apretado a niveles delirantes para que termine temprano porque River y Boca van al circo ese llamado Campeonato Mundial de Clubes. ¿Y los demás equipos qué tienen que ver? Esta semana, Boca jugó el sábado (a las 22.10, horario trasnoche), el martes y ayer: más que una rotación, pareció una calesita, todos mareados, todo a los tumbos.

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Y del tipo Autos locos son también buena parte de los campos de juego, en estado lamentable. Se supone que en verano, cuando está empezando el torneo, deberían estar en óptimas condiciones. No es el caso. Algunos, debido a recitales o lo que sea, están directamente arruinados. El césped del estadio de Mar del Plata no es un césped, es un pozo simplemente. El de Vélez, habitualmente un billar, ahora es una sucesión de lomos de burro. Y hay muchos, muchos más en igual estado. En fin, Pierre Nodoyuna va ganando.