Se realizó en Bogotá, Colombia, la Primera Conferencia Ministerial Mundial para Poner Fin a la Violencia contra los Niños; un evento descrito como la reunión más importante de la historia de líderes mundiales dedicada a la infancia. PERFIL habló con los representantes argentinos que participaron del evento, que son activistas y sobrevivientes de abuso sexual en la infancia y explican cómo el Consejo de Sobrevivientes puede revertir décadas de silenciamiento.
La Conferencia trató temas tan variados como la prohibición del castigo corporal, la gestión financiera pública de la niñez, entornos escolares, abuso en línea, y apoyo a madres y cuidadores. Participaron representantes de casi 200 países junto a, por primera vez, niños y adolescentes de todos los continentes que dieron voz a sus padecimientos.
La novedad del encuentro radica en que fueron siempre los adultos quienes hablaron de los menores, pero sin escuchar a los protagonistas.
Se contó con la presencia, además, de ministros provenientes de todos los puntos cardinales, asociaciones de pediatría y religiosas, sobrevivientes de violencia en la infancia, múltiples organizaciones de todo tipo, Interpol, el Banco Mundial, y aliados de la sociedad civil, entre otros. Los organizadores principales fueron Unicef, la Organización Mundial de la Salud, las Naciones Unidas y los Gobiernos de Suecia y Colombia, con el objetivo de prevenir la violencia contra los menores.
La conferencia coincide con la creación Consejo Global de Sobrevivientes, formado por 17 sobrevivientes adultos de violencia sexual en la infancia y adolescencia. Uno de los representantes, elegido como miembro del Consejo Global de Sobrevivientes, que viajó a Colombia para participar del evento, es el argentino Sebastián Cuattromo, quien logró, tras 12 años de lucha, una condena ejemplar para su agresor, un docente religioso, quien también abusó de otros menores.
Cuattromo es, junto a su pareja, Silvia Roxana Piceda -también sobreviviente de abuso cuando era menor-, fundador del grupo Adultxs por los derechos de la infancia.
El Consejo de Sobrevivientes funcionará como un grupo consultivo para cualquier medida tomada por los gobiernos. Alemania tiene un consejo similar funcionando desde hace ocho años. Se propuso que cada país tenga su propio Consejo de Sobrevivientes, cuenta Piceda, que también asistió a la Conferencia Ministerial Mundial para Poner Fin a la Violencia contra los Niños.
El Consejo de Sobrevivientes, a su vez, forma parte del Movimiento de Valientes, que es un grupo mundial conformado por diferentes organizaciones de sobrevivientes adultos del delito de abuso sexual en la infancia.
Los sobrevivientes participaron en diferentes actividades durante los días de actividad dando voz al abuso y violencia sexual en la infancia. Si bien los días principales de la Conferencia Ministerial Mundial para los Niños fueron el 7 y 8 de noviembre, las actividades comenzaron antes de la fecha y siguieron después.
Para nosotros lo fundamental de esta cumbre es, justamente, la presencia de los sobrevivientes. Cuando nos unimos las personas que hemos sufrido dolores, no solo nos juntamos para hablar del dolor, y dar empatía, fuerza y solidaridad, sino que compartimos recursos y soluciones. Los funcionarios internacionales, los aliados, y profesionales que venimos al evento consideramos que los sobrevivientes somos los que podemos expresar en qué cosas en nuestra vida impactó lo que ocurrió, qué cosas se hicieron mal y qué terapias funcionan para nosotros. Por eso la visión de los sobrevivientes es central, afirman Piceda y Cuattromo.
La voz de los sobrevivientes trae un halo de esperanza para que aquellos años de silenciamiento y ocultamiento queden definitivamente en el pasado. La mayoría de nosotros venimos de historias de silenciamiento: de nuestra familia, de las instituciones, de los Estados. La fuerza de los sobrevivientes da esperanza de que se vayan generando cambios para la infancia a partir de esta cumbre. Por supuesto que los cambios no son inmediatos, pero los gestos simbólicos son fundamentales, porque hasta ahora nuestras sociedades han elegido el silencio, la complicidad con los agresores y han elegido no dejarnos hablar, lamenta Piceda.
La activista, que revela que cuando contó lo que sufrió, sus padres no hicieron nada y nunca más se habló del tema en su casa, y que años más tardes ella revirtió esa historia de silencio cuando su propia hija estuvo en riesgo, cuenta: Muchos de nosotros en nuestras familias nos hemos convertido en esa persona molesta que señalaba al tío, al abuelo, a la tía, al docente o al cura al revelar el abuso. Eso era todo ocultado. Pero nuestra valentía e insistencia en romper ese pacto social de silencio permite tanto la cumbre como nuestra presencia en ella.
Problemas comunes. A pesar de que de la Conferencia participaron personas de múltiples culturas y estratos sociales, los asistentes se dieron cuenta que los padecimientos de los niños son los mismos. No hay diferencia de nivel económico; hay niños pasándola mal en todos los países. Estamos en contacto con personas de Asia, de África, de Europa, que cuentan que las realidades en sus casas son iguales que las nuestras. Eso significa que el grupo de niños y niñas, el más desprotegido, el más vulnerable y vulnerado, comparte los mismos dolores y las mismas violencias en todos nuestros países, explican los fundadores de Adultxs por los derechos de la infancia.
De hecho, -continúan- el abuso es transversal en la sociedad y en todas las sociedades. La realidad de la infancia es lamentable en todas las naciones porque la violencia no diferencia estrato, ni lugar de origen, ni espacio de pertenencia.
La particularidad de la infancia, explica la activista, es que la vulnerabilidad de los niños es biológica. Cualquier menor, por su edad, es vulnerable, y esa dificultad hace que sean sensibles a recibir todo tipo de violencia existente, afirma.
Y esa debilidad de los niños es la que facilita los crímenes de los agresores, sumados a una sociedad que no escucha ni quiere escuchar. Los niños quedan a expensas de los agresores, y una vez agredidos, no tienen una sociedad dispuesta a escuchar, a darles un lugar. Es esa misma sociedad que ha quedado en silencio, que ha sido cómplice de los agresores denuncia Piceda. Desde un enfoque interseccional, la sobreviviente y madre protectora explica que a violencia en los niños se va sumando: Si un niño nace en un lugar empobrecido, sin acceso a la salud, a la alimentación, a la escuela, o a jugar, se van sumando las carencias. Y además de todo eso, pueden sufrir violencia sexual y violencia física
Los sobrevivientes recuerdan algo que, a veces, parece olvidarse: Entre los adultos están los abusadore Vivimos en una estructura adultocéntricaalgo común en todas nuestras sociedades, lo que es un gran obstáculo. Por eso es importante que otros adultos empiecen a contar sus dolores de infancia, que hablen para ser escuchados y entre todos los adultos de buena voluntad, los sobrevivientes, y todos los que no son abusadores ni fueron abusados, nos unamos para ser una aldea protectora. Te sucedió o no te sucedió, pero la conclusión es que no querés que ningún niño sufra violencia, dice Piceda.
El propósito último es que los niños y niñas transiten esa etapa de la vida con alegría, junto a personas de confianza, con sueños y agrega Piceda: Y con las sensaciones hermosas y la inocencia que los niños deben tener y debemos encargarnos que sigan teniendowww.
El papel de Colombia
S.L.C.
La elección de Bogotá como sede de la Conferencia para poner fin a la violencia contra los niños no fue azarosa, así como tampoco lo fue el papel central que tuvo Colombia en su organización.
Tanto la política exterior del presidente colombiano, Gustavo Petro, como los problemas a los que se enfrenta el país, constituyeron la causa para que el evento plante bandera allí.
“La conferencia está enmarcada en el plan de Gobierno del presidente Petro, pero creo que, más que porque seamos líderes en cuidado de los niños, es porque tenemos muchos objetivos que cumplir en materia de protección a los derechos de los menores, afirma la politóloga colombiana María Lucía Jaimes.
Los motivos para que se realice en Colombia la cumbre pueden dividirse en tres. El primero, el plan de Petro de Paz total. La Conferencia tiene un vínculo importante con éste que es uno de los ejes de la campaña de Petro. Colombia ha atravesado décadas de violencia interna, especialmente con el conflicto armado. El presidente busca diferenciarse de otros exmandatarios a través de un enfoque orientado hacia la reducción de la violencia”, explica la investigadora del Centro de Estudios Internacionales (UCA) Clarisa Demattei.
“Por otro lado -continua-, y en vistas de los escándalos de corrupción que tuvo su gobierno, sumado a la crisis interna, la agenda de Petro se ha reducido considerablemente y éste es uno de los pocos tópicos en el que el presidente puede fortalecerse”, agrega la investigadora.
Otro motivo por el que la conferencia se realizó en Colombia tiene que ver con los dos grandes problemas de reclutamiento de menores que tiene el país. Por un lado, Jaimes señala: En Colombia tenemos un problema de reclutamiento infantil para los campos y los cultivos de coca, principalmente en el departamento de Putumayo, de Cauca y de Valle del Cauca”.
Y por el otro lado y, uno de los mayores problemas de Colombia con respecto a los menores, explica el politólogo y profesor de la Universidad de San Buenaventura colombiano Sebastián Reyes, tiene que ver con un artículo que se publicó hace pocas semanas en un medio colombiano: El portal se llama Pacifista. Usó una herramienta de inteligencia artificial para crear un perfil falso de una menor y ver cómo las empresas criminales reclutan a los niños. Se pudo observar que es una práctica sistemática, con nuevas formas de relacionamiento como el stortytelling, en los que les muestran a los niños y niñas cómo es la vida de un combatiente. También se enaltece la figura de los líderes con música trap para enganchar a los jóvenes.
Ineludiblemente, este gobierno está articulado con la implementación del acuerdo de paz y el fenómeno del reclutamiento de los niños a grupos armados ilegales, concluye Reyes.