COLUMNISTAS

El subversivo simbólico

El video con el vendedor batió récord y, junto al perro Balcarce, son hitos de la comunicación 3.0.

A los abrazos, primero con un vendedor al costado de la ruta y ayer con los obreros de la empresa Cresta Roja tras anunciar el veto a la doble indemnización.<br>
| Presidencia de la Nación / Telam

Comunicación 3.0. Como ya había sucedido con la foto del perro Balcarce, el video de Macri visitando al vendedor de tortas fritas, producido por la Presidencia,  batió récord de audiencia. Sólo en la fan page oficial de Macri en Facebook se registran más de tres millones de reproducciones, lo compartieron 105 mil veces y tuvo más de mil comentarios. Sumando las reproducciones que el video tuvo en los portales de los diarios online, además de todos quienes lo vieron en los programas de televisión, pudo haber alcanzado una audiencia cercana a los diez millones de personas. Y, según Duran Barba, fue mucho más eficaz para transmitir que a Macri le importan los pobres que un discurso o una conferencia de prensa del Presidente sobre su plan económico. Por eso, en lugar de la cadena nacional para anunciar los motivos de su veto a la ley antidespidos, Macri utilizó el fondo de los obreros de la empresa recuperada Cresta Roja para dirigir unas palabras donde hubo espacio para los chistes y menciones a Boca y Maradona.

Duran Barba sería un subversivo simbólico que deconstruyó las categorías políticas del siglo XX

Duran Barba, a quien le gusta más escribir y le incomoda la televisión, salió esta semana en los programas de Roberto García y Van der Kooy/Blanck a devolver críticas y explicar por qué Macri cuenta con “la mejor comunicación que haya tenido nunca un gobierno”. Su argumento se sintetiza en el uso de categorías políticas que no son las usuales del siglo XX y prueba su efectividad en el hecho de que Macri continúe con alta aprobación a pesar de haber tomado medidas muy impopulares. Para Duran Barba, “comunicación” no es publicidad ni tampoco marketing político sino simple y pura acción política, tras la cual la gente habrá o no asimilado una nueva red de símbolos que modificarán su visión de lo real conocido anteriormente.

El político crearía, partiendo de lo preexistente para “infiltrar” en lo dado, un nuevo posible hasta ese momento desconocido. Duran Barba puso el ejemplo de Colón, que encontró algo que no se sabía que estaba y que sólo el experimentar la búsqueda de lo nuevo permite descubrirlo. Hace falta mucha autoestima y audacia para lanzarse a los mares de lo desconocido, pero Macri no carece de ellas.

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La nueva política. La elaboración de ese simbolismo cambiado siempre tendría lugar al margen de lo conocido. Toda realidad diferente combinaría las fuerzas de lo posible y la actualización de lo nuevo. En esas nuevas categorías de la política, lo posible se materializaría en otra red simbólica donde se ordenarían y articularían sus propias unidades de significación.

Cualquier tentativa de pensar diferente y concebir de otra manera requeriría una tarea de deconstrucción y reconstrucción de códigos, trabajo que a la vez necesitaría tanto del dominio del simbolismo establecido como de  su subversión. Duran Barba sería un deconstructor de las categorías de la política de su época, el siglo XX, las que vivió y conoce muy bien, para luego subvertirlas. Duran Barba, a quien la calificación de subversivo simbólico no le disgustaría, contó con picardía que la única vez que vio a Carrió, ella le dijo que era el diablo.

Infiltrando el orden simbólico anterior, se desplazan los códigos y se crean nuevos filtros y nuevos anteojos

Una vez concluida esa operación  de descomposición del simbolismo vigente, los filtros que permitieron aprehender lo real del orden anterior pasarían a quedar modificados y nada de lo que se ve volvería a ser igual. Es a través de esa infiltración del orden anterior que se provocaría el desplazamiento de los códigos que permitiría descubrir aspectos de lo real todavía no revelados, un conocimiento aún no interpretado.

Como si fueran unos anteojos que se les cambian a los ciudadanos, la modificación de los filtros les permitiría descubrir otra puerta de acceso a la realidad, otros “mundos posibles”. Pero si el consumo y el empleo no volvieran a crecer, esos anteojos durarán muy poco tiempo porque todavía nadie pudo inventar las nuevas categorías de la economía.