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The Exxel Group: un gerenciamiento fallido

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The Exxel Group fue un icónico fondo de inversión en pleno menemismo. Durante la década del noventa, con contactos, adquisiciones apalancadas y un gran endeudamiento, se adueñó de grandes empresas argentinas en distintos rubros, como Galeno en salud, Argencard en finanzas, Supermercados Norte en comercios, las alimentarias Freddo, Fargo y Havanna, y en la música, Musimundo. 

Es imposible que el fútbol, siendo un espacio de masividad y consumo popular, no resultara atractivo para los grandes capitales privados. El Exxel Group, un imperio comandado por Juan Navarro que llegó a comprar 73 firmas desembolsando 4.800 millones de dólares, fue la primera y gran experiencia de gerenciamiento en la Argentina.

Así fue como el 1° de abril de 2000, en asamblea de socios, Quilmes decidió ceder el control sobre el fútbol a la subsidiaria DFA (Desarrollo Futbolístico Argentino  SA), del Exxel, por un período de diez años. La Asociación del Fútbol Argentino había incorporado recientemente esa posibilidad para sus afiliados y el Cervecero, con un pasivo de una decena de millones de dólares y competiendo en la segunda categoría del fútbol argentino, se aferró a esa opción. El fútbol se manejaría con un organismo compartido de control deportivo de seis integrantes: tres propuestos por el club y tres representantes de la empresa.

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Por ese entonces, era morboso enfrentar a Quilmes o por lo menos eso me generó a mí, en aquel ida y vuelta de semifinales por el ascenso en junio de 2001. En Nueva Chicago entrenábamos con ropa prestada por la empresa SuperPancho, nos pagaban en patacones y la dirigencia comandada por Tito Guerra había llegado al punto de alquilarle la cancha al Emelec, que venía a jugar la Libertadores. En la vuelta fuimos al Estadio Centenario, que recién tenía un par de años de existencia, el campo de juego era un lujo para el Nacional B y los jugadores, con contratos exorbitantes y ropa de deportiva de primer nivel, parecían más de Primera División que del Ascenso. Como la historia de David y Goliath, haberles ganado nos produjo una enorme satisfacción.

“El grupo Exxel llegó a Quilmes con la intención de provocar un cambio en el fútbol argentino, pero la AFA sigue sin sancionar a aquellas entidades que tienen déficit. Quilmes está al día, sin deudas de ninguna clase, y disputó en los últimos dos años cinco finales frente a equipos que tienen sus cuentas en rojo. Esta no es una competencia justa”, fue el descargo del gerente del grupo Exxel en aquel momento, Gerardo León, quien curiosamente hoy es director ejecutivo de la Asociación del Fútbol Argentino.

La fallida experiencia, donde perdieron cinco oportunidades consecutivas de ascender, no llegó a durar ni un año y medio. En julio de 2001, meses antes de la caída del gobierno de De la Rúa, el Exxel Group entró en crisis financiera y se desprendió de sus activos en la Argentina. De Quilmes se llevó el pase de unos cuantos jugadores, como resarcimiento por el dinero invertido.

“Como es de público conocimiento, la industria del fútbol en la Argentina muestra una profunda resistencia al cambio, imposibilitando una eficiente gestión privada, situación que parece estar lejos de ser revertida en el mediano plazo. Todas las iniciativas para la creación de sociedades anónimas deportivas han sido invariablemente rechazadas por los organismos oficiales y por los principales dirigentes del fútbol nacional, sin que se vislumbre una tendencia a crear las condiciones necesarias para la profesionalización del fútbol”, fue el comunicado que publicó el Excel Group, hace veinte años, mientras disolvía su vínculo con Quilmes.

Pasaron veinte años de aquella declaración, varios países del fútbol sudamericano les abrieron sus puertas de par en par a las sociedades anónimas deportivas y mientras el fútbol argentino se sostuvo en lo legal, aferrado a su raíz cultural de asociaciones civiles sin fines de lucro pero con el desarrollo de  experiencias abiertas de pseudogerenciamiento, siendo algunas muy efectivas, como los casos de Talleres, Godoy Cruz y Defensa y Justicia.

El Decreto 730 les abre la puerta a las SAD en la Argentina y sus autores parecen querer hacernos creer que convertir un club en una sociedad anónima es la panacea para cambiar el fútbol argentino. Lo que ha acontecido en Sudamérica no lo garantiza. Estaremos atentos y seguiremos desarrollando.