COLUMNISTAS
Rostros de poder

Separados al nacer

160325_cristina_fernandez_kirchner_cfk_milei_cedoc_g
Políticos. CFK y Javier Milei, “ambos carecen de empatía respecto del sufrimiento ajeno”. | cedoc

Como ocurre en las mejores familias, también ellos se pelean como si se odiaran, pero no dejan de establecer pactos, compartir secretos y, de alguna manera, protegerse mutuamente. Parecen opuestos, y en ciertos aspectos aparentes lo son, pero, en definitiva, semejan ser hermanos separados al nacer. Esto no debería sorprender, ya que por sus venas corre la sangre del populismo, que, hoy, en lo medular, no ofrece diferencias significativas, sea de izquierda o de derecha, como bien explican especialistas en el tema, entre ellos Loris Zanatta, Benjamin Moffit o Jan Werner-Müller. Cada uno a su manera Javier Milei y Cristina Fernández de Kirchner, que de ellos se trata, podrían pasar por hijos ideológicos de Carl Schmitt.

Ambos carecen de empatía respecto del sufrimiento ajeno. Ella se refugiaba en Santa Cruz y en el silencio cuando se daban tragedias como las de Cromagnon o el tren de Once (entre otras). Él no abrió la boca ni se acercó a quienes perdieron todo en los incendios forestales del sur y sólo fue a Bahía Blanca tardíamente y de madrugada, intentando tapar así la punta del iceberg cuando en su gobierno empezaron a extenderse escándalos y sombras de corrupción hasta hoy no aclaradas. Ambos son fóbicos al contacto físico y emocional con lo que una llama “pueblo” y el otro “argentinos de bien”. Ambos tienen facilidad para emitir sus propias fake news: cifras incomprobables lanzadas al azar, citas falsas de autores que parecen no haber leído, relatos ficticios sobre su propio pasado en el afán de mostrarlo heroico, autobombo permanente. El uno y la otra se autoperciben como enviados divinos. Él como personaje bíblico y comandante de unas imaginarias “fuerzas del cielo”, ella advirtiendo que sólo hay que temerle a Dios y a ella misma, acaso sentada a su derecha. Los dos se ven por encima de la vida terrenal y finita. Milei clona a sus perros y podría clonarse a sí mismo para asegurar su eternidad (¿por qué no en caso de ser posible?), mientras Cristina Fernández se descubrió habiendo sido una arquitecta egipcia en tiempos faraónicos. Una abjura del FMI y el otro se esfuerza en ser favorito de ese organismo, pero se sabe que los gemelos buscan aspectos en los cuales diferenciarse para evitar la simbiosis absoluta.

El ancestro ideológico de ambos, el alemán Carl Schmitt (1888-1985), fue el filósofo dilecto del nazismo, y, si bien rompió con el régimen en 1936, nunca dejó de pensar que la política se define por la creación de un enemigo, que la moral es la distinción binaria entre bien y mal y que la estética se reduce a lo lindo y lo feo. En su libro Reflexiones sobre la vida dañada, Theodor Adorno, uno de los más destacados pensadores de la posguerra, lo definió así: “Schmitt reduce la política a categorías que sólo emplearía un niño”. Es la esencia del populismo: crear un enemigo, simplificar de modo elemental la complejidad de la realidad, prometer como futuro un pasado tan esplendoroso como falso, no tolerar ni la diversidad ni lo diferente, buscar culpables ajenos para los propios fracasos. En esto, aunque unos se proclamen de izquierda y otros de derecha, todos los populistas se hermanan. Jan-Werner Müller, catedrático en la Universidad de Princeton (EE.U.U.), y autor de ¿Qué es el populismo?, lo sintetiza así: “Lo más importante es apoderarse de ciertas instituciones del propio Estado, del Poder Judicial y de la burocracia. A partir de ahí, ya puedes dedicarte a la guerra cultural, a atacar a periodistas o profesores, etcétera”. Él y ella, como si fueran separados al nacer, pueden aparentar, en una mirada superficial y lineal, ser diferentes y hasta opuestos, mientras se hermanan en acuerdos, pactos subterráneos y manipulaciones morales gemelas.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

*Escritor y periodista.