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PANORAMA económico

Señales de prudencia en tiempos financieramente dulces para Milei

En el Gobierno están convencidos de que el riesgo país en tres dígitos vino para quedarse. Estiman que bajará a 500 puntos al final del primer trimestre de 2025.

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El Messi de las finanzas. Luis Caputo, ministro de Economía. A su lado, Federico Sturzenegger, su colega de Desregulación y Transformación del Estado. | Pablo Temes

Los árboles no crecen hasta el cielo, y las raíces no llegan al infierno. Esto versa un viejo dicho de los especuladores bursátiles de todo el mundo, al metaforizar que nunca una caída de una acción, un título público o una moneda dura para siempre; y que, en general, todo vuelve a crecer. Como contrapartida, un alza en el mercado de capitales nunca es para siempre. Y en algún momento, para. Y encuentra equilibrios. Incluso para abajo. Vale la frase, en tiempos financieramente dulces para el gobierno de Javier Milei. Por lejos, los mejores desde el 10 de diciembre pasado. Literalmente, no se sabía de qué se trataría la experiencia libertaria en el poder. Hoy se pueden sacar conclusiones. Las más concretas, sobre la economía financiera.

Milei pudo darse el gusto de presentar ante la sociedad una de sus máximas promesas: que el riesgo país se ubique debajo de los 1.000 puntos y navegue en los tres dígitos. “Toda tuya”, le decían sus asesores al estacionalizarse la variable en niveles de colocación de deuda razonables, pero aún muy lejanos de posibilidades concretas de acceder al mercado voluntario. No importa. Los tres dígitos son para festejar. Y, ahora, ir por más y llegar cerca de los 500 puntos básicos antes que culmine el primer trimestre del próximo año. Para esto deberá Luis “Toto” Caputo concretar el pago de unos US$ 5.100 millones de vencimientos de los Bonares y Globales de enero próximo, y mostrar que tiene los US$ 2.500 millones de obligaciones de julio. Esto, acompañado por un nuevo acuerdo con el FMI, aunque sea de alcance “corto”, que dure todo 2025. Para algo más, por ejemplo dólares, habrá que esperar a lo que suceda en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos del próximo martes.

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Algunos, prudentes, le recomendaban al equipo económico durante la semana que terminó que dominara la prudencia. Y que no hubiera gestos de festejos. Los consejeros son colaboradores con historia y experiencia. Y que recordaban el anterior récord del 9 de agosto de 2019, cuando aquel viernes anterior a las elecciones PASO de ese año, se anunciaba un riesgo país a 860 puntos básicos. Eran tiempos de crisis económica, de acuerdos stand-by con el FMI de difícil cumplimiento y de una contienda directa cara a cara entre Mauricio Macri, y el challenger elegido por Cristina Fernández de Kirchner, Alberto Fernández. El motivo de confianza de los mercados había surgido el jueves 8 de agosto. Esa jornada se había organizado una selectísima reunión de grandes fondos de inversión y operadores vip del mercado financiero, con intereses directos en la valuación de los títulos emitidos por el propio Caputo en su versión ministro de Finanzas del gobierno de Cambiemos. Invitaban un banco internacional de capitales sudamericanos, una de las más importantes sociedades de bolsa del país y una de las casas de consultoría política más prestigiosas del mercado. Las tres presentarían el panorama pos-PASO, con “información única y exclusiva”. Los cuadros que pasaban por las pantallas desplegadas en una gran sala de la city porteña  culminaban con el dato que todos esperaban: habría empate técnico en las PASO. Y, seguramente, Mauricio Macri sería reelecto. El viernes 9 todo eran expectativas positivas en los mercados locales. La demanda de deuda aumentó exponencialmente, el riesgo país bajó y los fondos de inversión y tenedores de deuda se fueron a esperar el resultado final de las PASO. No pudo ser. El 11 de agosto se realizaron las primarias, Alberto Fernández obtuvo el 47,79% de los votos y Mauricio Macri el 31,8%. Estupor en los tenedores de deuda. Todo era negativa sorpresa y ya desde el domingo por la noche, se actuaba en consecuencia. Las órdenes de compras hacían colapsar las notebooks, lo que adelantaba una inevitable corrida. Así lo sabía Nicolás Dujovne. El ministro de Economía era consciente que el lunes 12 sería una jornada negativa. Y que debía el gobierno estar preparado para el combate. La orden de Macri lo sorprendió. Ordenó dejar correr el dólar como una especie de escarmiento a votante. Ese día el peso se devaluó 23%, y cerró a los $ 58 luego de haber tocado los $ 65. El riesgo país saltó a 2.000 puntos. Lo demás es historia. Alberto Fernández terminó siendo el sucesor de Macri.

El recuerdo es tenido en cuenta  por Milei y Caputo. Y están convencidos que no repetirán la historia. Y que el riesgo país a tres dígitos vino para quedarse. Y que, incluso, para el primer semestre del 2025, más temprano que tarde, esta variable navegará en los 500 puntos. Esto, con una inflación que no superará el 2%. Espera Milei agazapado la confirmación de este dato, ya que tiene en la mira la proyección de 45% que hizo el FMI, descartando el anticipo de un 18,7% que el Gobierno estimó en el presupuesto 2025 en debate en el Congreso. Para el Presidente, esa distancia entre la estimación del alza en los precios es una afrenta a su credibilidad. Si el próximo ejercicio tiene razón Milei, se vendrá otro bombardeo verbal contra el Fondo. Habrá que ver quién es la víctima, ya que el director gerente para el Hemisferio Occidental no esta más a cargo del caso argentino.

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Milei tiene sus argumentos para estar expectante. Los resultados del blanqueo son un éxito. Según los datos semioficiales, llegaron a los bancos argentinos unos US$ 18.000 millones de dólares, los depósitos en divisas en cuentas y cajas de ahorro superaron los US$ 32.500 millones (otra vez, el mismo nivel de agosto de 2019) y, por ahora, se trata de dólares que se mantienen en las entidades financieras y sólo una parte relativamente pequeña volvió a los colchones. Además, llovió. Lo que implica que la campaña sojera 2024-2025 puede aportar los dólares necesarios para descansar en que habrá liquidación importante entre abril y junio del año próximo; curiosamente el tiempo que viene luego de la finalización del blanqueo. En otras palabras, confía el Ejecutivo en que no faltarán dólares. Y que el crawling peg al 2% mensual, se podrá sostener pese a las presiones devaluatorias de aquí y del FMI. ¿Y que se podrá levantar el cepo? Puede ser. Pero no de manera total. Se elegirá la prudencia. Los primeros beneficiarios serán los importadores y los inversores que apostaron por el RIGI.

Hay un capítulo simbólico que entusiasma particularmente al Presidente. Le llegó el jueves pasado a su escritorio, un dato que estaba esperando con ansiedad. Se trata de la valuación de mercado de las acciones de YPF, que llegaron y se sostienen en un promedio de 26 dólares por unidad. Es simbólicamente importante. Con ese nivel, la petrolera argentina tiene el mismo valor como empresa que en abril del 2012; mes en que se concretó el proceso de renacionalización de YPF durante la segunda presidencia de Cristina Fernández de Kirchner. En ese momento, la compañía sostenía una valuación aproximada de 11.600 millones de dólares, lo que derivó en que el cálculo para pagarles a los expropiados de Repsol algo menos de US$ 6.000 millones para evitar juicios internacionales. Luego de aquel desembarco sobre el emblemático edificio de YPF de Puerto Madero diseñado por César Pelli, el valor de YPF comenzó a desmoronarse. El cálculo que presentó en sociedad el presidente de la petrolera Horacio Marín es que la acción creció 160% desde que Javier Milei llegó al gobierno. Y que ahora vale más que durante las gestiones de Cristina Fernández de Kirchner, Mauricio Macri y Alberto Fernández. Tal es el entusiasmo que Milei habilitó un programa “4x4” de Marín, que incluye la venta del 70% de las acciones que el estado tiene en Metrogas. Otra empresa renacionalizada en los años del kirchnerismo, cuando el 19 de abril del 2013, Cristina Fernández habilitó la decisión de Axel Kicillof de tomar la compañía. Pero a través de la flamante joya del entonces gobierno K: la renacionalizada YPF. La operatoria se resolvía de esta manera para evitar juicios molestos.

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Esa estrategia, sería utilizada con el tiempo por Milei para acelerar una nueva privatización, que ni siquiera está dentro del listado de ocho compañías que figuran en la ley Bases II aprobada por el Congreso. El lanzamiento de la operatoria de venta de Metrogas y su regreso al sector privado, sólo depende de la aprobación del directorio de YPF, donde es estado nacional (Milei y su gente) tienen mayoría. Cuando esto se concrete (probablemente durante el 2025) será la demolición de otra bandera K que parecía blindada.

Y habrá otro dato para satisfacción del Presidente libertario. Podrá concretar una operación en la que había fracasado Macri. Este había intentado colocar las acciones de YPF de Metrogas al mercado comprador, en agosto del 2017. Luego, la crisis del 2018 y la pérdida de las elecciones de agosto del 2019 hicieron que la idea naufragara. Ahora, Milei, va por otro de los objetivos en los que la presidencia de Macri quedó a mitad de camino.