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Sangre sabia

Ningún editor quiere publicar una novela de alguien que ya fracasó seis veces.

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No sé quién ni dónde ni cómo me recomendó una novela que en inglés se llama Five Decembers y no sé si está traducida al castellano (aunque supongo que sí). Tampoco sé por qué decidí que podía valer la pena, pero empecé a leerla en el kindle y lo primero que pensé es que la ignorancia de la historia jugaba a favor mío como lector. Situada en una Honolulu llena de soldados americanos, tardé algunas páginas en darme cuenta de que la historia empezaba pocos días antes del ataque a Pearl Harbor, algo que cualquier lector con conocimiento de causa hubiera advertido en seguida. Pero el no saber lo que estaba por pasar me colocaba en la misma posición que el protagonista, un policía llamado Joe McGrady que se enfrenta con un crimen particularmente sangriento. Cuando finalmente el ataque ocurre, Estados Unidos entra en la Segunda Guerra y la novela da un giro sorprendente, la cantidad de información sobre el período me pareció tan precisa y tan interesante (por ejemplo, que en los burdeles de Hawaii regenteados por la marina americana, los soldados pagaban tres dólares por tres minutos con una prostituta), que recordé mi vieja teoría de que hoy las novelas no las escriben personas sino comités de guionistas e investigadores bajo un seudónimo.

A medida que me internaba en las oscuras, originales e imprevistas circunstancias de la trama empecé a buscar quién era ese James Kestrel que figuraba como autor y no lo encontré en la Wikipedia ni tampoco descubrí otros libros con su firma. Cuando llegué al final, después de pasar una noche en vela apasionante, apareció una página dedicada al autor, al que se describe como un abogado, viajero y navegante que vivió en Taiwán y ahora lo hace en Hawaii. Acaso demasiada actividad para una sola persona y seguramente demasiada novela para ser el debut de un escritor. Pude confirmar que James Kestrel era efectivamente un seudónimo, más precisamente el de alguien llamado Jonathan Moore, que nació en 1977 en Palo Alto, creció en Austin, estudió Literatura en Chicago y en San Francisco, emigró a Taiwán para ganarse la vida como maestro de Inglés en un jardín de infantes (aunque también abrió allí el primer restaurante mexicano), volvió a Estados Unidos para estudiar leyes en Nueva Orleans hasta que se estableció en Hawaii para vivir del derecho y escribir en los ratos libres.

Seguiría pensando que no hay un tal Moore como tampoco hay un Kestrel, pero encontré en YouTube una entrevista en la que un pelado más bien simpático declara ser el portador del nombre y también aclara por qué pasó de Moore a Kestrel: sus libros anteriores no vendieron bien y ningún editor quiere publicar una novela de alguien que ya fracasó seis veces. Y menos una novela tan larga y ambiciosa como Five Decembers. Tras decenas de rechazos, encontró finalmente una editorial prestigiosa en el nicho del género y se convirtió en un best seller traducido a catorce idiomas. Hay al menos dos novelas de Moore traducidas al castellano y anoche terminé de leer De entre los muertos, una historia de un detective chandleriano con toques de ciencia ficción. Con un título que recuerda a Vértigo, tiene la misma intensidad, la misma truculencia y el mismo cariño hacia los personajes femeninos que Five Decembers. Supongo que el pelado va a abandonar la abogacía.

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