Desde la asunción del Gobierno por Javier Milei el 10 de diciembre de 2023, el espacio de esta columna fue dedicado en alta proporción a exponer los ataques y amenazas que destinó a los periodistas en general, a profesionales del medio en particular, a los medios independientes y a todos aquellos argentinos que han ejercido y ejercen su libertad de expresión.
Insultos, denuestos, menciones humillantes, discriminación y un sinnúmero de etcéteras han caracterizado mensajes y acciones que Milei ha dirigido a quienes ejercemos este oficio de manera independiente.
El pasado martes, en su discurso autoelogioso difundido por cadena nacional, volvió a la carga y caracterizó a los periodistas –así, genérico, sin precisión– como parte de una suerte de “eje del mal” cuyo objetivo en torpedear su gobierno.
Somos sus enemigos, piensa Milei. Tanto, que organizaciones de defensa de la libertad de prensa como lo es Reporteros sin Fronteras (RSF) están dedicando informes especiales a contabilizar lo sucedido en este año en cuanto a agresiones del Gobierno a personas, empresas e instituciones dedicadas a esta profesión.
RSF titula su trabajo publicado cinco días atrás “Argentina: primer año de mandato de Javier Milei marcado por un fuerte retroceso de la libertad de prensa”. Lo caracteriza como un tiempo “marcado por innumerables insultos y ataques cotidianos a periodistas y medios de comunicación. Acusaciones directas e infundadas, así como hechos y datos tergiversados, han sido proferidos por el propio jefe del Estado. Javier Milei encabeza esta ofensiva en las redes sociales, en discursos o en entrevistas, y en la misma línea se comportan miembros del Poder Ejecutivo”.
Durante el año transcurrido, se registraron “al menos 52 casos de discursos estigmatizantes, que van desde agresiones verbales e intimidaciones hasta hostigamiento en espacios públicos y ciberacoso. A lo largo del año, RSF registró al menos doce agresiones físicas a periodistas”.
Artur Romeu, director de la oficina de RSF en América Latina, anunció que la ONG “se encuentra en estado de alerta ante las crecientes amenazas al periodismo en Argentina desde la asunción de Javier Milei. Además de una retórica extremadamente agresiva e inaceptable, el jefe del Estado y los poderes públicos han fomentado la concentración de los medios de comunicación y limitado el pluralismo y la diversidad, afectando especialmente a los medios más vulnerables. Esta combinación de retórica hostil, violencia física, acoso judicial y digital, evidencia un profundo deterioro de la libertad de prensa. Es imperativo que esta ofensiva llegue a su fin y que el gobierno argentino respete y garantice el ejercicio del periodismo en el país”.
“El cierre, el 4 de marzo, de la agencia pública de noticias Télam, una de las más antiguas de América Latina, fue uno de los golpes más duros asestados al periodismo en Argentina en los últimos años. Los estatales Radio Nacional y Canal 7 también han sufrido despidos y sus presupuestos y programación han sido diezmados, mientras que los canales Encuentro y Paka-Paka han sufrido recortes todavía más severos”. Y agrega: “Por si fuera poco, el Decreto 780/2024, publicado el 3 de septiembre, restringió considerablemente el acceso a la información pública, ampliando las excepciones que permiten al Gobierno ocultar información y obligando a los solicitantes a registrarse e identificarse para pedir información oficial, lo que puede tener un efecto intimidatorio”.
Milei insiste, sin sonrojarse, con que nos encaminamos a un futuro de tal grandeza que el resto del mundo nos mirará con admiración y respeto y reconocerá su gestión como un faro a seguir como paradigma de la libertad. Si así trata a la prensa no genuflexa, solo será un símbolo de lo que no debe ser.