COLUMNISTAS
despertares

Qué es un curro

Es notoria la incapacidad del Gobierno para detectar y desarmar curros. Al cabo de este año tan largo, no lo ha hecho prácticamente nunca. Y ha buscado disimular esa inepcia llamándole “curro” a cualquier cosa que quisiera vaciar y eliminar. La misma burda treta utiliza con los tan mentados “ñoquis”: en vez de establecer con claridad quiénes son los que cobran y no trabajan, y proceder en consecuencia según la legislación vigente, lo que hace es despedir empleados de a montones y a mansalva, decirles “ñoquis” a todos.

Con los curros, otro tanto: empezaron a llamarle “curro” a cualquier cosa que no les viniera bien: el trabajo de los artistas, las investigaciones en el área de la cultura y el pensamiento, los programas de formación y capacitación, las políticas culturales en sí mismas, etc., etc., etc. (ya había un gravísimo antecedente al respecto, en relación con los derechos humanos nada menos).

Las palabras son maleables, porque el lenguaje es cosa viva, pero lo son hasta cierto punto, porque tienen también su propia dinámica. La palabra “curro” parece haber reaccionado en estos días, como hartándose de su manipulación, y ha buscado reencontrarse con su sentido más ajustado. Y muchos hemos reaccionado también, junto con la palabra podría decirse, para reencontrar ese mismo sentido: un curro es por lo pronto una manganeta turbia para tratar de hacer plata fácil, aprovechándose eventualmente de los incautos.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Es como si hubiésemos despertado de pronto de un sueño, de un engaño anestesiante. Sabemos bien lo que es un curro. Cuando lo vemos, lo reconocemos. Tal vez no vayamos a adormecernos de nuevo.