La búsqueda es deportiva, pero también política. Y en esa doble intención, Fernando Gago cuadra casi a la perfección con lo que pretende la dirigencia encabezada por Juan Román Riquelme: puede hacer que Boca mejore en el campo de juego –al menos ese es el diagnóstico tras su paso por Racing y de su actual estadía en Chivas de Guadalajara– y puede atenuar las críticas crecientes al presidente, luego de un año en el que acumuló más lamentos y derrotas que alegrías.
En la negociación hay trabas. Algunas esperadas y otras no tanto. Hay un principio de acuerdo entre Boca y el entrenador, pero en lo que no hay acuerdo es en quién debe pagar los dos millones de dólares de la cláusula de rescisión con el club mexicano, que encima le ofrece al argentino renovar su contrato por tres años más.
Si finalmente se va, Gago quiere irse bien de México, por eso analiza y negocia cada coma del acuerdo. Es una plaza a la que sabe que puede –y quiere– volver: una liga que paga contratos millonarios, a la altura de lo que se paga en Europa, Estados Unidos o Brasil, y con una presión muy distinta a la que experimentó en el fútbol argentino, sobre todo en el último tramo en que fue entrenador de Racing.
Gago dirigirá hoy en el clásico frente al Atlas, y posteriormente tiene previsto viajar a Houston, donde el 13 de octubre las Chivas se medirán contra el América, en el duelo entre los dos más grandes de México que se jugará en el NRG Stadium. Después de ese encuentro, Gago se reunirá con el presidente de las Chivas, el empresario Amaury Vergara Zatarain, y allí tomará la decisión final. Al menos hoy, esa decisión implicaría viajar a Buenos Aires para firmar su vínculo con Boca, el club donde se forjó y debutó en Primera como jugador hace 20 años.
En Boca aseguran que el reemplazante de Diego Martínez tiene que ser Gago por varios motivos. El principal siempre es el deportivo: consideran que puede darle resultados y sobre todo una identidad que el equipo perdió en todo este año. Pero también hay un motivo extradeportivo o político: Gago tiene la espalda suficiente –por haber nacido en el club y por el liderazgo que supo mostrar en Racing– para frenar la embestida contra Román y un relato de que interviene demasiado en las decisiones del entrenador con respecto al plantel y la formación titular.
Surgen casos hipotéticos basados en hechos reales: Gago no tendrá reparos en borrar a los referentes que él considere, forjará una independencia con respecto al Consejo de Fútbol y al mismísimo Riquelme, y tiene herramientas para explicar esas decisiones en los medios. En ese sentido, sobre todo en las conferencias de prensa, actuará como escudo –o como un pararrayos– de un Riquelme que empieza a sentir el rigor de los resultados adversos, más allá de que hace apenas diez meses fue reelecto tras un apabullante triunfo electoral, incluso con el presidente Javier Milei en su contra.
Boca tiene en el horizonte un 2025 ambivalente: mientras se aleja cada vez más de la clasificación a la Libertadores, sabe que deberá jugar el Mundial de Clubes en Estados Unidos y muy probablemente deba jugar de local en otro estadio (¿el Ciudad de La Plata? ¿Racing?): la remodelación de la Bombonera, con la demolición de los palcos y sin comprar las viviendas linderas, será la escenografía con la que tendrá que asumir el próximo técnico xeneize.
Los posibles titulares contra Argentinos
El plantel de Boca, a cargo del técnico interino, Mariano Herrón, realizó ayer una práctica de fútbol en el predio de Ezeiza, donde trabajó con el posible equipo que enfrentará mañana, a las 21, en la Bombonera, a Argentinos Juniors, por la Liga Profesional.
Boca saldría al campo de juego con Leandro Brey; Luis Advíncula, Cristian Lema, Aaron Anselmino, Lautaro Blanco; Kevin Zenón, Ignacio Miramón, Tomás Belmonte; Brian Aguirre, Miguel Merentiel y Edinson Cavani o Milton Giménez.
Los próximos compromisos de Boca son frente a Tigre, el domingo 20 en Victoria, y el miércoles 23 contra Gimnasia y Esgrima La Plata por los cuartos de final de la Copa Argentina, en el estadio Malvinas Argentinas de Mendoza o en el Madre de Ciudades de Santiago del Estero.
