Un lobo suelto dentro de mis pensamientos
En mis dominios, sé que siempre está ahí.
Rosario Bléfari
El consenso general es que la aprobación de las leyes Bases y de medidas fiscales supone la apertura de una nueva etapa en el gobierno de Javier Milei.
Las incógnitas. Las características de la nueva fase es una incógnita plagada de misterios. En lo inmediato, la tarea del oficialismo es poner en marcha las medidas fiscales, especialmente el regreso de impuesto a las ganancias. Esto es relativamente sencillo, ya que las empresas lo pueden aplicar casi en forma automática sobre el salario formal. La pregunta es cómo lo tomarán quienes no siguieron la discusión de la ley de medidas fiscales que verán sus ingresos reducidos en el mes próximo.
La siguiente tarea oficialista es organizar el blanqueo. Es un proceso más lento, pero que acercará montos adicionales en una recaudación muy golpeada por la caída de la actividad. Es el truco del mago para seguir blandiendo la bandera del superávit fiscal, y especialmente para refutar las críticas de los economistas liberales que insisten en que no es real, pues se asienta en la postergación de pagos y la reducción de los ingresos de trabajadores estatales y jubilados. A diferencia de los blanqueos anteriores no hay estimaciones disponibles de cuánto dinero se podría llegar a exteriorizar.
A su tiempo Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Cristina Kirchner, Mauricio Macri y Alberto Fernández tuvieron sus programas de “sinceramiento” fiscal. Los famosos dólares debajo del colchón siguen siendo un objeto de deseo de la política argentina. Como se sabe, el blanqueo de Macri fue el más exitoso ya que permitió que más de 120 mil millones de dólares entraran al sistema. Aunque pueda parecer extraño, el Gobierno les pone una ficha a quienes blanqueen menos de cien mil dólares que no deberán pagar nada, pero sí dejarlos depositado en el banco hasta el 31 de diciembre de 2025; no obstante, podrán invertir en algunos instrumentos financieros.
El tercer tema muy favorable para la propaganda gubernamental son las empresas para privatizar, en especial Energía SA (que ya tendría dueño), Aguas y Saneamientos Argentinos SA, Belgrano Cargas y Corredores Viales.
Se observa un retorno a las narrativas nacionalistas en parte de la juventud, un refugio que da sentido a la existencia en el mundo
¿Qué oposición? Un aspecto relevante de la discusión fue chequear qué capacidad tendría el peronismo para bloquear el instrumento jurídico que dará superpoderes al Presidente para legislar en cuatro materias y que todos los trabajadores del Estado nacional pasen a estar en disponibilidad, entre tantos temas. Como quedó establecido, el peronismo mostró claramente sus límites, ya que no pudo establecer alianzas incluso con fuerzas con las que pudieran tener afinidades. Si en la Cámara de Senadores el peronismo logró llevar al límite la votación (empate 36-36 y desempate de Victoria Villarruel), en la Cámara de Diputados solo se sumaron al rechazo los cinco diputados de Frente de Izquierda y tres diputados de Hacemos Coalición Federal. Del último grupo hay que subrayar el nombre de Natalia de la Sota que en soledad se desmarcó del cordobesismo.
Terminada la votación de las leyes basales del proyecto de Milei, queda flotando la pregunta sobre cuál será el derrotero de la oposición amigable o dialoguista. Por una parte, los legisladores del PRO insuflaron en sus argumentos una mayor épica que los del propio oficialismo, pero ahora solo esperan la absorción por parte de LLA en plena ruptura entre el macrismo y el bullrrichismo. Más extraña fue la posición de la UCR. Evidentemente la “guerra de nervios” a los que los sometió Milei fue conducente, estando en contra del espíritu de la ley dieron sus votos. Parecida pero sin tanta culpa fue la posición de Hacemos Coalición Federal que conduce el inoxidable Miguel Ángel Pichetto, así como el menos conocido Innovación Federal. Resumiendo los discursos realizados, se votaron las leyes, incluso avalando el retorno dudosamente constitucionales de los capítulos rechazados por el Senado y se le dio las herramientas al Gobierno para que lleve adelante su proyecto, pero a partir de este punto pasará a la oposición rigurosa.
Anti-RIGI. Un fenómeno que se comienza a observar, por debajo de la marea de las obviedades, es el crecimiento de las narrativas nacionalistas en parte de la sociedad, incluso entre los jóvenes y que se encuentra en las antípodas de la oferta globalizante de Javier Milei. Argentinidad, tradición, defensa de los nacional, soberanía, son algunas de las palabras que vuelven a emerger.
En una era de la orfandad identitaria, el retorno al Martín Fierro comienza a ser un refugio para encontrar un sentido a la existencia en el mundo. El nacionalismo argentino apenas tuvo una expresión política entre los años veinte a los cuarenta del siglo pasado. En primera instancia eran grupos de clases altas enfrentados tanto al yrigoyenismo como al anarcosindicalismo, muy activo en esos días. Sin embargo, tras el Pacto Roca-Runciman la brújula del nacionalismo argentino tomaría un nuevo rumbo.
Por este acuerdo realizado de 1933 el país se comprometía frente al antiguo Imperio Británico a entregar carne a precios preferenciales –por debajo del precio mundial–, otorgando a los ingleses el monopolio de la actividad frigorífica. También Argentina obtenía empréstitos en condiciones muy desventajosas para el país. Las mayores críticas provenían de un grupo llamado Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (Forja), y en especial de Raúl Scalabrini Ortiz que en 1940 escribía Política Británica en el Río de la Plata. Toda esta ola nacionalista tendría su eclosión en el golpe de Estado de 1943 y desbordaría en el ascenso del peronismo.
Revelaciones. En el Congreso, pero también fuera de allí, abundaron las comparaciones entre el RIGI y el Pacto Roca-Runciman por los beneficios extraordinarios que tendrán las grandes empresas que inviertan más de 200 millones de dólares. Esta nueva etapa oculta lobos inesperados.
* Sociólogo. @cfdeangelis
