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Cambios

Oposición: salir de la crisis o profundizarla

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Caso Fabiola. Lleva a retrotraerse a la cena de cumpleaños. | cedoc

Los acontecimientos no esperados que irrumpen en la vida política muchas veces son bisagra y obligan a la dirigencia política a adaptarse a los cambios a la vez que muestran las crisis dirigenciales. Cuando el mundo era vertical, era más fácil para los dirigentes manejarse en el secretismo. Pero la horizontalidad cambió todo.

La interacción social vía redes sociales es continua. El nivel de información que fluye a través de los celulares y portales hace que todo se convierta en un título que tendrá más o menos repercusiones dependiendo del impacto, la importancia, la pregnancia y la repetición.

Hay tres acontecimientos que irrumpieron e impactan en la agenda pública. El caso Loan, las elecciones en Venezuela y la denuncia por violencia de género de Fabiola Yañez.

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En los tres casos emergen los problemas de la dirigencia para dar respuestas y ponerse a tono. El caso Loan descorre el velo de una trama que implica a actores del poder político judicial y policial de Corrientes. Todos ellos quedan cuestionados como mínimo en su ineptitud y como máximo en su complicidad. También nos muestran personajes oscuros, cualquiera de los cuales es sospechoso de haber participado en el destino del niño. Sin embargo, más allá de la fugaz participación de la ministra Bullrich, no vemos ni al gobierno nacional ni a dirigentes políticos abrir con fuerza una discusión pública sobre el flagelo de la trata de personas o la venta de órganos. Esta mezcla de lo siniestro más lo corrupto más la tragedia de los pobres da miedo. Pero pareciera que de algunas cosas es mejor no hablar.

Los otros dos casos ponen en crisis la comodidad de la dirigencia del peronismo. El caso Venezuela mostró la crisis de identidad política en que se encuentra y su dependencia de la palabra de Cristina Kirchner, más allá de la reafirmación por parte del Frente Renovador de que Venezuela es una dictadura.

Cuatro pilares en desgaste

El peronismo, como hizo Lula, podría no haber cantado fraude el primer día pero sí exigir con el pasar de las horas la aparición de las pruebas. Quienes siempre hicieron hincapié en que en su historia fueron perseguidos y proscriptos, y que siempre respetaron el voto popular, fueron ganados por la ideología y el verticalismo en lugar de asumir sus responsabilidades y tomar la mochila de mariscal. Entonces, ¿por qué dudaron? Necesitaron que una semana después la expresidenta realizara una declaración pidiendo que se mostraran las actas para que se le sumaran tibias voces. Quizá les hubiera alcanzado con recordar que hace poco vencieron en La Plata porque se abrieron las urnas.

El caso Fabiola lleva a la opinión pública a retrotraerse a la famosa cena de cumpleaños, a las consecuencias del manejo de la pandemia, habla del doble discurso, fortalece al oficialismo y pone en cuestionamiento el sistema de relacionamiento interno entre dirigentes, y de estos con la sociedad, a lo que queda del Partido Justicialista.

Tienen mujeres que hicieron oír su voz y le creen a quien denuncia pero dirigentes que no se pronuncian al tiempo que declaman que siempre hay que creerle a la victima. Sepan que el daño ya está hecho porque todo el proceso desde que decidieron que Alberto fuera el candidato en adelante aparece viciado dado el resultado final.

Quizá la profundización del descrédito social los obligue a generar un proceso de renovación política como les sucedió luego de la derrota del 83. Las crisis, si se comprende por qué suceden, dan oportunidad de salir hacia adelante; caso contrario, llevan a la repetición y a empeorar.

*Analista político y consultor.