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Defensor de los Lectores

No hay periodismo ético sin defensa de la verdad

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Aidan White. “Defender y promover el periodismo ético es ahora más importante que nunca”. | cedoc

Soy consciente de que pedir un comportamiento profesional ético a ciertos personajes que van perdiendo el sayo de periodistas para mutar, de manera casi irreversible, en meros repetidores de consignas con origen en el poder o amanuenses del gobierno y sus exégetas en redes sociales, es como imaginar a un Joseph Goebbels defensor de la verdad. Goebbels condujo la comunicación del régimen nazi sobre la base de mentiras y consignas extremas. Estos personajes de hoy administran la comunicación como el propagandista de Hitler lo hizo con ese régimen: noticias falsas, insistentes repeticiones de consignas, información sesgada, ausencia de críticas. Y más.

Es bueno volver sobre instituciones y personas que cumplen hoy la misión de defender los valores fundamentales del buen periodismo. Aidan White, creador y conductor de la Red de Periodismo Ético (EJN por sus iniciales en inglés) ha dicho y escrito mucho sobre el tema. Un texto publicado por el Correo de la Unesco es muy esclarecedor sobre las demandas de este oficio en un proceso de cambio permanente que lleva ya décadas y se acentúa aceleradamente.

White –durante 24 años secretario general de la Federación Internacional de Periodistas (FIP)y fundador del Instituto Internacional para la Seguridad de la Prensa (INSI) y del Intercambio Internacional de la Libertad de Expresión (IFEX)– señala en el trabajo: “El periodismo vive hoy una mutación sin precedentes. El trabajo de los periodistas es más rápido, está sometido a numerosas limitaciones y es muchísimo más complejo. Los medios informativos se han percatado, a pesar suyo, de que la revolución de la información ha resultado ser una espada de doble filo, pese a todas sus virtudes liberadoras”. Y agrega: “El dinero con el que se financiaba el periodismo de interés público se ha evaporado y las salas de redacción luchan denodadamente por mantener sus principios éticos. Esto hace que hayan cobrado mucha más importancia las irregularidades de la prensa que venimos denunciando desde siempre: información sesgada políticamente, influencia indebida de los medios empresariales, conflictos de intereses y difusión de prejuicios”. Para el autor, “la ética profesional tiene un valor inestimable en estos tiempos de transformaciones sociales que conducen la cultura mundial de la comunicación a una transición caótica. Defender y promover el periodismo ético es ahora más importante que nunca, tanto para los profesionales de la prensa como para cualquier ciudadano que se esfuerce por obtener una información segura y fiable en el futuro. Las informaciones falsas o trucadas (fake news), la propaganda política y empresarial y los abusos vergonzosos observados en las plataformas digitales suponen una amenaza para la democracia y, al mismo tiempo, abren nuevos frentes de combate a los defensores de la libertad de expresión, los decisores en materia de políticas y los profesionales de los medios”.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
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Este panorama general de la situación –que incluye la acción de quienes ejercen y promueven el seudoperiodismo que definí al comienzo de esta columna– no puede ser más inquietante: o ponemos un límite que sea infranqueable entre el buen ejercicio de esta profesión y su uso espurio para llevar a las audiencias una voz única, o la democracia quedará deteriorada, la credibilidad en la prensa irá desapareciendo y se logrará en estas latitudes lo que Goebbels pretendía para la Alemania nazi: aplaudidores en lugar de periodistas, amanuenses en lugar de profesionales independientes y críticos y un pueblo disciplinado, obediente pese a todo.