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Más allá del confort

En noviembre pasado, las editoriales Anagrama y Acantilado anunciaron la reedición conjunta de las obras de Simenon en español.

06-11-2021-logo-perfil
. | Cedoc Perfil

Pasé el principio del nuevo año leyendo a Georges Simenon, una compulsión que me posee cada tanto. Vuelvo a Simenon (1903-1989) como quien entra en una selva cuya densidad impide avanzar de un modo sostenido. Durante muchos tiempo solo leí los libros de Maigret, esos policiales con encanto, confortables y siempre satisfactorios, pero no me atreví con lo que él llamaba sus novelas duras, las que consideraba como la parte más valiosa de su obra (hay 75 de Maigret y unas 120 de las otras, además de un número absurdo escrito bajo distintos seudónimos durante sus primeros años, que hoy son inaccesibles). Si el lector de Maigret está al abrigo de catástrofes porque el inspector tiene la ley y el orden de su lado, se encuentra solo frente a la sordidez de las novelas duras. Sin embargo, cuando me atreví a leerlas (siempre en pequeñas dosis) aprendí que esas travesías por la angustia, esas excursiones más allá del confín de la experiencia ordinaria y del orden social, suelen terminar en inesperadas y paradójicas formas de la epifanía. Tal vez ese sea el signo de los grandes escritores, pero la obra de Simenon tiene la particularidad de construir un universo que es empíricamente idéntico al conocido, solo que cada detalle posee otro valor y otro sentido.

En noviembre pasado, las editoriales Anagrama y Acantilado anunciaron la reedición conjunta de las obras de Simenon en español. Simenon (en particular la zona no Maigret) nunca fue demasiado popular entre los hispanohablantes. En la década del 90, Tusquets editó una cantidad considerable de sus novelas y lo mismo hizo Acantilado a partir de 2012, pero solo llegó a publicar una veintena sin demasiado éxito. Como los derechos de Simenon pasaron a Anagrama, ésta se asocia ahora con su editor anterior y lanza la nueva colección con tapas igualmente elegantes, pero más ligeras. Las primeras tres novelas, que pronto tendrán una impresión en la Argentina, son El fondo de la botella, Maigret duda y Tres habitaciones en Manhattan: un Maigret tardío y dos novelas duras que transcurren en los Estados Unidos. Las tres formaron parte de mi pequeña maratón de estos días, pero además leí salteada la mediocre biografía de Pierre Assouline.  

No parece haber una buena biografía de Simenon, cuya vida fue tan anómala como su obra, acaso un poco más impenetrable. ¿Se acostó con diez mil mujeres como dijo alguna vez? ¿Cuáles era sus ideas políticas? ¿Colaboró con los nazis? ¿Se sentía un marginal o un superhombre? Assouline no va a fondo y tiene ideas aberrantes sobre cine y literatura, pero resulta útil para leer la obra desde un ángulo nuevo, en particular estas tres novelas fascinantes. El fondo de la botella (1949) transcurre en Tumacacori, una aldea fronteriza de Arizona donde Simenon vivió una parte de su exilio americano, y evoca la complicada relación del autor con su único hermano, colaboracionista y favorito de la madre. Tres habitaciones en Manhattan (1946), una historia de amor extremo, tiene mucho que ver con el flechazo de Simenon con la que sería su secretaria y segunda esposa. El personaje se transformó después en algo parecido a la arpía casada con el hombre excepcional de Maigret duda (1968). Las tres novelas tienen en común, además, un elemento que se puede rastrear en toda la obra: el rechazo a ser parte de las élites.

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