La irrupción en el universo político brasileño de Marina Silva, la ex referente verde del partido de gobierno (Partido de los Trabajadores, PT), hoy en el Partido Socialista Brasileño (PSB), como principal candidata a destronar a la presidenta Dilma Rousseff si logra superar la primera vuelta, es sin dudas noticia de tapa en cualquier medio de esta región. Brasil, lo que en Brasil ocurre, incide sobre la Argentina porque es el socio principal de nuestro país y sus políticas afectan de manera directa las políticas de todo el gobierno local. Sin embargo, el título que acompañó ayer la foto de la candidata en la tapa de este diario aparece como cercano a la exageración: “La brasileña que puede cambiar a la Argentina” no tiene en el contenido interior fundamentación que lo sustente. Se dice, en la nota que ocupa las páginas 26 a 28, que Silva piensa tener con el gobierno argentino una relación distinta, menos paciente, que la que hasta ahora mantenía Rousseff, pero no surgen del texto elementos que hagan suponer que eso “cambiará la Argentina”. A lo sumo, según surge de la nota, podrá modificar la relación bilateral. Se trata, en suma, de una mera especulación.
Respecto de ese informe sobre las elecciones que nuestro vecino tendrá en un mes, surgen otros dos puntos que merecen aclaraciones para evitar a los lectores malos entendidos o información direccionada o errónea:
- Se cita una reciente encuesta que la consultora MDA realizó para la Confederación Nacional del Transporte (CNT) de Brasil, según la cual Rousseff ganaría frente a Silva en primera vuelta (34,6% contra 28,2%), pero perdería en segunda (37,8% contra 43,7%); no se dice allí cuál es el universo consultado (2.002 casos en todo el país) y hay un error al consignar el porcentaje en primera vuelta para Dilma, que según la consulta lograría 34,2% y no 34,6%.
- Se complementa el informe con una columna del experto en comunicación Jaime Duran Barba (que en su texto anticipa que publicará varias notas en PERFIL sobre Marina Silva), sin consignar que el asesor de Mauricio Macri en la materia también fue parte de la estrategia de campaña que llevó adelante en 2010 la hoy candidata por el PSB. Afortunadamente, en su editorial de contratapa el director Jorge Fontevecchia salva la omisión, pero parece insuficiente su aclaración para el conjunto de los lectores.
“Riesgo diciembre”. Así simplifica la tapa de ayer en su título principal lo que se define como un temor de la Presidenta ante el malhumor social previsible para fin de año, que –se dice– “apura un plan anticonflictos”. Remite lo expresado en la tapa a las páginas 2 y 3, y menciona específicamente la puesta en marcha de obras para mejorar el sistema eléctrico en sectores postergados del Conurbano. En la nota interior, se explica que los trabajos ya han comenzado, pero se deja claro que las situaciones más conflictivas vividas en diciembre de 2013 no ocurrieron allí, sino en la Ciudad de Buenos Aires, donde –salvo que la nota lo haya omitido– no hay mejoras previstas. Se dice también en la tapa que el Gobierno prevé la puesta en marcha de “más planes sociales”, pero la nota no lo sustenta con información concreta.
Otras tapas. Este ombudsman cree necesario fijar posición respecto de algunos otros títulos y recursos gráficos de las tapas de PERFIL en los últimos tiempos. El sábado 23 se anunciaba un “Plan cornisa hasta 2015”, curiosa especulación sólo basada en una volanta de la página 20 que especula: “El modelo, en la cornisa”. No parece suficiente apoyo para instalar tal título en la tapa.
El domingo 24 la ilustración principal es una construcción gráfica que incluye dos fotos intervenidas mostrando a la Presidenta y a su ministro de Economía en un remedo del juego televisivo del baldazo de agua, que sólo entenderán aquellos que siguen los avatares de esa competencia.
Ya se ha ocupado esta columna de lo inconveniente de ilustrar sus portadas con fotografías intervenidas mediante artilugios, y reitera que ello está claramente limitado por las reglas de estilo contenidas en el manual Cómo leer el diario en su página 197: “La producción fotográfica sólo puede ser retocada con fines estéticos o técnicos, pero nunca para cambiar el sentido de la fotografía”. Es cierto que otras publicaciones de esta misma editorial suelen utilizar photoshop y otros recursos gráficos para enfatizar sus mensajes desde las tapas, pero es este diario el que ha optado por un conjunto de reglas de estilo, cuya instrumentación no ha sido modificada –salvo excepciones–, primero en la etapa inaugural de 1998 y luego en esta segunda era iniciada en 2005. Toda norma estilística puede ser cambiada con el tiempo y por decisión editorial, pero en tanto esta decisión no sea tomada, lo escrito en Cómo leer el diario debe ser respetado.