Sabés quién va a ocupar mi puesto?”, le preguntó un funcionario con despacho en la Casa de Gobierno a un periodista que lo había llamado para hacer una pregunta vinculada con la agenda del Presidente. La pregunta refleja el ánimo que campea en los ámbitos del oficialismo. Es que la perspectiva del resultado de la elección presidencial del próximo 27 no hace más que ratificar lo que sucedió en la primarias abiertas, simultaneas y obligatorias del 11 de agosto. Lo que proyectan todas –absolutamente todas– las encuestas es la victoria del binomio Fernández-Fernández en primera vuelta. Por ello, para mucha gente esta campaña no existe. Cree que todo está resuelto.
Qué será de ti. La campaña de Mauricio Macri es desvaída y a destiempo. Desvaída porque se enfrenta con contradicciones y disensos internos que surgen de un escenario de “sálvese quien pueda” que atraviesa a Juntos por el Cambio. A destiempo porque las medidas que el Presidente viene anunciado para favorecer a la ciudadanía llegan, en muchos casos, muy tarde.
Lo de Mendoza el domingo pasado es un ejemplo de las tensiones internas que se experimentan dentro del oficialismo. El triunfo de Rodolfo Suárez fue una victoria del actual gobernador, Alfredo Cornejo, quien fue el que, a comienzo de año, le dijo a Macri en una reunión en el country Cumelén, donde pasaba sus vacaciones, que si no adoptaba medidas que atendieran la creciente crisis socioeconómica perderían la elección. Los que conocen sus términos hablan de una reunión fuerte y tensa que dejó secuelas. Secuelas que se van a ahondar luego de los comicios si es que se termina de confirmar el triunfo del Frente de Todos. Por eso, el Presidente se mantuvo en un segundísimo plano en el festejo.
Cornejo deberá luchar ahora por hacer la mejor elección posible el 27 porque, además del presidente y del vice, se eligen legisladores nacionales. El es candidato a diputado. De lo buena o mala que sea la cosecha de votos que obtenga va a depender su poder dentro del Cambiemos que viene. Y ese futuro Cambiemos tiene a muchos de sus dirigentes pensándolo sin Macri. No es precisamente ese el pensamiento del Presidente quien, según algunos de sus allegados, estaría pensando en buscar la revancha en 2023.
Ese Cambiemos posmacrista tendrá como protagonistas principales a Horacio Rodríguez Larreta, a María Eugenia Vidal, a Martín Lousteau, a Emilio Monzó –si no se va al Frente de Todos– y al mencionado Cornejo. La presencia de la UCR es clave para preservar territorio y potencia opositora.
Vidal va a seguir parada en la provincia de Buenos Aires porque, aunque pierda, le va a quedar una estructura donde pararse.
Esto es, un bloque importante en la Legislatura, algunos intendentes que van a ganar –varios van a perder– y radicales del interior de la Provincia que la apoyan mucho. No pasa lo mismo, en cambio, a nivel nacional.
El radicalismo, que hace mucho tiempo está desmembrado, no puede hacer pie en pos de una construcción política sólida. Hay una parte más cercana al peronismo y hay un radicalismo más lejano que nunca se va a sentar a compartir nada con el peronismo.
Mientras tanto, los intendentes de Cambiemos están haciendo la campaña del corte de boleta del candidato del Frente de Todos. Un ejemplo gráfico se da en Pilar, donde su intendente, Nicolás Ducoté, está colgando por las calles afiches con la boleta del Frente de Todos y en el último tramo se ve una tijera, para que corten el candidato. Es como si dijera: “Votá a Alberto, pero poneme a mí”.
Posturas. Alberto Fernández sigue actuando como presidente virtualmente electo. Como pasa con todo presidente electo, una de las grandes incógnitas es conocer la composición de su gabinete y su modelo de gestión. Respecto de esto último, se sabe que se va a apoyar mucho en las estructuras territoriales, algo similar a lo que hizo Néstor Kirchner en el arranque de su gobierno. La idea es construir un dispositivo con gobernadores e intendentes y apoyarse en ellos. Fernández tiene un especial feeling con los gobernadores de Tucumán, Manzur; de San Juan, Uñac, y Perotti, electo recientemente en Santa Fe. Entre los intendentes, con Katopodis, de San Martín, y Zabaleta, de Hurlingham.
De su gabinete futuro, la danza de nombres hace baza en Santiago Cafiero, jefe de Gabinete; Eduardo “Wado” de Pedro, ministro del Interior; y Felipe Solá, ministro de Relaciones Exteriores. Solá no solo acompanó a AF en su viaje a España y Portugal sino que, a su pedido, llevó adelante una gestión secreta con el embajador de Brasil para intentar acercar posiciones con su presidente, Jair Bolsonaro.
Esta semana, Fernández tuvo su primer test de gestión. Fue cuando decidió intervenir en el duro conflicto –azuzado por cuestiones políticas– entre los pilotos de Aerolíneas Argentinas y Austral, que los llevó a anunciar un paro para este fin de semana. Fue un test significativo de cara al futuro. El desaire que primero le hicieron los dirigentes que llamaron al paro no pudo ser pasado por alto por el candidato. ¿Un presagio de futuros frentes de tormenta?
Axel Kicillof aún no habló con nadie del tema gabinete. Ese nadie incluye a Máximo Kirchner. A todos los que se le acercan (dirigentes, intendentes, sindicalistas, etc.) les dice: “Elaborame una propuesta, armá un proyecto y traélo. Después del 27 voy a sentarme a estudiar todo y elijo”.
Haciendo lugar. La Cámpora va a tener un rol importante en la provincia de Buenos Aires. Ello surgirá de lo que decidan Kicillof y el hijo de la ex presidenta.
Los intendentes podrán tener algún lugar en esa estructura de poder. Pero todo será después del 27 de octubre. Un posible interlocutor de los intendentes con la gobernación va a ser Martín Insaurralde, quien viene hablando y negociando con Máximo Kirchner.
Párrafo aparte para la Justicia: en la semana que pasó, la Corte Suprema falló a favor de la provincia de Entre Ríos por el reclamo de la devolución del IVA luego de que el Gobierno decretara su quita por medio de un DNU; y se dictaminaron las libertades de los empresarios kirchneristas Gerardo Ferreyra y Cristóbal López.
¿Es la impunidad que avanza?
Producción periodística: Lucia Di Carlo.