Victoria Villarruel, una mujer inteligente que suele ser mesurada, cometió un grosero error. Su publicación en la red social X donde arremetió contra la ministra de Seguridad Patricia Bullrich –que luego borró– por el manejo del caso del gendarme argentino Nahuel Gallo, detenido por el régimen de Maduro desde el 8 de diciembre pasado, generó un enorme revuelo en su contra. De inmediato, fue acusada de utilizar el caso políticamente y fue denostada por la propia ministra quien la acusó de querer generar “likes” con un tema tan delicado. A la vice parecen habérsele mezclado varias emociones. De un lado, sus viejos deseos de manejar la política de Seguridad que estuvieron a poco de hacerse realidad en los inicios de la gestión. Del otro, el desequilibrio de poder en el triángulo de las mujeres fuertes del Gobierno donde manda Karina Milei y Bullrich gana terreno. “Bicha Cruel” como la llaman sus detractores está en una situación delicada, pero expectante. El Presidente monta en cólera cada vez que intuye arrebatos de independencia política de su compañera y fantasea con el riesgo de un posible acercamiento o coqueteo con el PRO. Por las dudas, Villarruel salió a poner paños fríos en la interna y aseguró que no planea generar alianzas con nadie: “soy parte de este espacio político y aquí me quedaré” –sentenció. Lo cierto es que, el propio Milei, su asesor estrella Santiago Caputo y “El Jefe” parecen estar empujando constantemente a la vice al éxodo. Deberían medir mejor las consecuencias de sus acciones para no cometer posibles errores de cálculo. El PRO necesita una figura.
En el partido amarillo las cosas van de mal en peor. El primer aviso de la pérdida de poder fue la sorpresiva denuncia contra Cristian Ritondo por sociedades a nombre de su esposa con inmuebles en Miami. Hasta no hace mucho tiempo, el exministro de Seguridad bonaerense era intocable. Algo está cambiando. Mauricio Macri ya decidió dejar de ser el bastón legislativo de La Libertad Avanza, lo seduce la idea de ir con listas propias a las legislativas del año que viene, aunque la cosecha de votos pueda ser menor. Está furioso y convencido de que los libertarios van por todo, incluyendo la parálisis y/o destrucción de sus aliados.
Mauricio Macri ya decidió dejar de ser el bastón legislativo de LLA.
El poder seduce a hombres y mujeres por igual y el expresidente lo sabe mejor que nadie. Por las dudas, se prepara para la diáspora de nombres que están en la periferia de sus propias filas. Una idea lo atormenta: sabe que si los libertarios ganan terreno en la Ciudad de Buenos Aires su partido podría desaparecer. Para colmo de males, el primo Jorge no está teniendo una buena gestión. No sólo a los ojos de los porteños; puertas adentro el vacío de poder también se siente. La última sesión en la Legislatura porteña donde se debía aprobar el Presupuesto 2025 y el Código Urbanístico, estaba pactada para las 9 de la mañana. Créase o no, los votos no estaban y hubo que recurrir a varios cuartos intermedios y dilaciones de último momento para negociar. Terminaron a la madrugada del día siguiente. ¿Cómo pudo haber sido posible semejante error de cálculos? Una fuente parlamentaria lo describió con crudeza: “La Legislatura es un reflejo de la Ciudad, no tiene conducción política”.
El jefe de Gobierno se había encargado personalmente de las negociaciones y, entre sus interlocutores, contaba con Karina Milei. Un pequeño detalle: la hermana del Presidente también va por él. Parece claro que La Libertad Avanza sobre el PRO. El propio Milei generó suspicacias cuando el jueves por la noche en la cena anual de la Fundación Federalismo y Libertad, dedicó unas palabras para destacar la labor del titular del bloque amarillo en Diputados, Cristian Ritondo. “Deseo reconocer el fundamental aporte del bloque de Diputados del PRO, que trabajó mucho con nosotros, nos ayudó mucho, que está conducido por Ritondo, quien está siendo víctima de operaciones y persecuciones, justamente por habernos ayudado y colaborar”. Cada elogio cuenta, sobre todo, cuando la mención al jefe de bloque del PRO tiene como telón de fondo el pase a las fuerzas del cielo del macrista Diego Kravetz, quien será el nuevo subsecretario de Inteligencia del Estado y dejará la cartera de Seguridad porteña. A Mauricio Macri le preocupa la diáspora, pero no está dispuesto a ceder posiciones. Volvió a pararse sobre su idea inicial –acaso correcta– de que el Gobierno nunca tuvo voluntad real de abrir el juego político a sus aliados. Por eso, trabaja contrarreloj para enderezar el tablero y encontrar nombres propios que le permitan hacer pie de cara a lo que viene.
Las exigencias ortodoxas del Fondo enfurecen al libertario, quien cuenta con el apoyo de Donald Trump
Mientras tanto, en el ala económica del Gobierno se esfuerzan por mantener la tranquilidad cambiaria a la espera de los avances en las negociaciones con el FMI. Milei confía en que más temprano que tarde llegará la ayuda necesaria.
Las exigencias ortodoxas del organismo internacional enfurecen al libertario, pero el Presidente no está solo. Guarda un as en la manga de grueso calibre. Donald Trump, tiene una real voluntad de ayudar a Javier Milei y de permitir que las negociaciones con el FMI le otorguen a la Argentina los fondos que necesita para levantar el cepo cambiario, condición necesaria para la llegada de nuevas inversiones. El mandatario estadounidense recuerda con gratitud el gesto de Milei –cuando allá por mayo– asistió a la conferencia de los conservadores y le dio su apoyo de manera explícita. Pero hay otro aspecto a considerar: Trump tiene un solo mandato y no puede aspirar a una reelección. Por lo tanto, uno de sus objetivos, es dejar un legado más allá de los Estados Unidos; por eso Milei es un aliado fundamental y el único en toda Sudamérica. Fuentes cercanas a la Casa Blanca aseguran que Trump pretende darle este apoyo a Milei sin dilaciones. El éxito libertario será para Trump un éxito propio que le permitiría extender su visión del mundo más allá de sus fronteras.
Esta vez parece que los planetas se han alineado para la Argentina, en cuanto al tiempo y a la oportunidad. Esperemos que la dirigencia sepa aprovechar este nuevo escenario para despegar de una vez por todas.