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Los clubes, el diluvio y Tocqueville

16_03_2025_club_donaciones_cedoc_g
Puente. Los clubes, pilares de una sociedad. | cedoc

La catástrofe climática en Bahía Blanca, donde en un lapso de 12 horas cayeron 290 milímetros de agua, además de superar todos los récords históricos de precipitaciones y provocar pérdidas humanas y materiales, puso de relieve nuevamente la importancia de la solidaridad y el rol que cumplen los clubes en la Argentina.

Entre las acciones concretas, hubo instituciones que se ofrecieron rápidamente y se transformaron en centros de acopio, como por ejemplo Independiente y Huracán. Ambos abrieron sus puertas para recibir alimentos no perecederos, artículos de limpieza y otros elementos esenciales. A su vez, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) desempeñó un rol para organizar la logística de camiones cargados de provisiones desde los clubes para los damnificados. Y también la mayor parte de las instituciones utilizaron sus redes sociales y canales de comunicación para concientizar y convocar a las campañas de donación. Los clubes de futbol probaron nuevamente ser importantes actores sociales.

Alexis de Tocqueville, quien fue un pensador y político famoso por su análisis sobre la democracia y la sociedad civil, no se hubiese asombrado. Cuando nació, allá por comienzos del siglo XIX en el seno de una familia de la aristocracia francesa, no existía el fútbol tal como lo conocemos. Ni siquiera nuestro país existía como tal pero si ya empezaban a desarrollarse las primeras asociaciones civiles en el mundo occidental.

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Más allá de la labor principal de contención que tiene el Estado, en este tipo de eventos, es importante destacar la predisposición a colaborar de otros actores. Nuevamente los clubes del fútbol argentino, al igual que en la pandemia, al igual que en otras inundaciones o catástrofes que sufrió el país, desataron su poder de acción para generar conciencia y movilizan masas.

Tocqueville, en su libro La Democracia en América, escrito luego de recorrer Estados Unidos, donde describió los valores de la libertad en la sociedad norteamericana, destacó fuertemente el valor de las asociaciones civiles voluntarias como mecanismos que permiten a los ciudadanos organizarse para defender sus intereses sin depender completamente del Estado.

Hace 22 años, la ciudad de Santa Fe también sufrió lluvias torrenciales que superaron los registros históricos e hicieron desbordar el río Salado, lo que generó la inundación de la ciudad. Futbolistas, hinchas y dirigentes de Colón de Santa Fe terminamos ayudando en distintos lugares de la ciudad. No recuerdo cómo fue que pasé de cargar bolsas a ayudar en el Hospital Cullen. Al igual que como ocurre actualmente con los clubes bahienses, entre los propios integrantes del club hubo damnificados y las instituciones se convirtieron de manera automática en espacios de contención para propios y extraños, haciendo comunidad.

Si Tocqueville viviera y pudiese recorrer la Argentina hablaría maravillas de los clubes de fútbol, como espacios donde se desarrolla una cultura de participación cívica y de autonomía ciudadana. Lugares donde se crea capital social, se facilita la cooperación y se fortalece el tejido social. En tiempos donde se pregona el individualismo extremo, los clubes fomentan una cohesión social que sirve como puente entre el individuo y la comunidad.

Todavía no están los números definitivos de la catástrofe en Bahía Blanca. Al momento se reportaron 16 víctimas fatales, pero hay cientos de desaparecidos y miles de personas evacuadas. No se calcularon las pérdidas, pero son multimillonarias. Tampoco se mensuró en números la ayuda que acercaron las instituciones deportivas y está pendiente el partido para recaudar fondos entre River y Olimpo que ya fue anunciado.

En momentos de zozobra, con un accionar que acercó ayuda material sin discriminar colores o partidos y que brindó un mensaje de esperanza y unidad, los clubes siguen agigantándose como pilares sociales de la vida democrática. Más de los individuos, barras o grupos que puedan existir en su seno pugnando por su propio beneficio, su valor para la sociedad argentina es ineludible.