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Las dos caras de la luna

Luna 20241018
La luna | Pexels | Joonas kääriäinen

“Anoche vi una de las películas más nazis de la historia” dice mi hijo. “Porque no viste las de Leni Riefenstahl”, intento cancherear. Replica que dice “nazi” en sentido metafórico, para pasar a describir la trama solo con algunas pinceladas que incluyen una heroína negra y rapada que efectúa viajes en el tiempo, entre otras yerbas que alcanzaron para que algunos usuarios de Letterboxd hablen de un “film lleno de vueltas de tuerca”. Lo más espantoso, aclara, es que propone eliminar gente considerada como potencialmente dañina, a futuro. Asesinato preventivo, en nombre del Bien. Me horrorizo sin recordar hasta más tarde, durante otra conversación, esta vez con mi novio, que vi la película en cuestión, Ocultos por la luna, cuando la estrenó Netflix, en 2019. Los asesinados preventivamente son personas que encarnan, según los guionistas y el director, la posibilidad de llevar adelante un “movimiento supremacista blanco en el futuro”. Se trata de un cocinero, un pianista, un escritor de “discursos de odio” junto a todos sus lectores, y una conductora de buses a la que, ser negra como la protagonista, no exime de transformarse en targuet, debido a la peligrosidad de sus ideas.

Inspirado en la célebre French Connection de 1971, el director sueco Bo Winderberg estrenó, cinco años después, El Hombre del techo, un policial flojísimo que, sin embargo, tiene la nobleza estética de ese género durante los 70: tiempos morosos conjugados con escenas sangrientas, pretensión de realismo visual, helicópteros, autazos. Con el foco puesto en el abuso de poder y la corrupción institucional, presenta a un ex policía devenido en francotirador, cuyo objetivo es eliminar excolegas, disparando desde la terraza de un edificio. Ante la ineptitud de las fuerzas que intentan reducirlo, dos agentes de civil unen fuerzas con un militar en edad de jubilarse y un obrero de la construcción.

Revivir al héroe

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El éxito de esta seudo brigada Brancaleone marca el final del film, abrupto, pero con tiempo para una ironía sobre la arbitrariedad de la Ley. Acorde a una época en la que la clase trabajadora no enfrentaba la sustitución del trabajo por nuevas tecnologías, los héroes son suecos de a pie, blancos, padres, laburantes, partes de un engranaje social fundado en ideas hoy puestas en cuestionamiento, tipo soberanía, nación, familia, fuerza laboral, etc.

Con su temible planteo, su penosa factura técnica y su heroína diseñada al gusto del paladar woke, Ocultos por la luna, es un reverso perfecto de El hombre en el techo, en lo relacionado a identificar enemigos. Los working class heros toman ahora la forma de obstáculos indeseables para la hegemonía tecnocrática. Eliminarlos por lo que piensan antes que den prueba del daño que podrían hacer, es legítimo en la aplanadora de sentido constituida por Netflix y afines, como si todo cambiara, para que nada cambie. Quizás no la recordaba cuando mi hijo la describió, porque mi memoria, preventivamente y en nombre del Bien, decidió eliminarla.