Mientras una diplomacia de expansión se instala en Occidente, tres actores de peso continúan tejiendo una plataforma multidimensional: la Secretaría de Cooperación Trilateral (SCT).
¿Qué es esta organización con fines políticos y económicos contundentes? Formada por China, Japón y Corea, tiene como misión “promover la paz duradera, la prosperidad común y la cultura compartida” y se fundó en 2011 en Seúl.
El pasado 22 de marzo, reunidos en Tokio, siguieron su estrategia de acelerar el proceso en vista de las políticas proteccionistas y arancelarias de la primera potencia mundial y le dieron un mensaje al mundo.
Al brindar una conferencia de prensa, el canciller japonés, Takeshi Iwaya, su homólogo chino, Wang Yi, y el surcoreano, Cho Tae-yul, coincidieron en la necesidad de promover el entendimiento mutuo y la confianza. Se propusieron un horizonte normativo muy robusto: “Proseguir las conversaciones con vistas a acelerar las negociaciones hacia un acuerdo trilateral de libre comercio global y equitativo”. Para estos actores el libre mercado y la equidad no solo son compatibles sino que mantienen las dos vías del progreso de la modernidad política.
La declaración conjunta continuó abrevando en estos pilares: “Seguiremos trabajando para garantizar la igualdad de condiciones a escala mundial con el fin de fomentar un entorno comercial y de inversión previsible, libre, abierto, justo, no discriminatorio, transparente e integrador”. Eso lo lograrán fortaleciendo la OMC y la Asociación Económica Integral Regional que reúne a China y 14 países asiáticos.
Como un ideario propio del liberalismo internacionalista, su preocupación está en el “proteccionismo y el unilateralismo” y el único camino para desmontarlo es “preservar el sistema multilateral de comercio y promover la integración económica regional”.
Pero, ¿dónde reside el poder de esta Trilateral? Analicemos los datos.
El porcentaje del PBI mundial es del 24,4% con 24,35 billones de dólares; el porcentaje de la población mundial es del 20% con 1587 millones de personas; su participación en el comercio mundial es del 18,7%; el volumen del comercio intramercado es de 769,5 mil millones de dólares. Su participación en las exportaciones globales es de 20,2% mientras que el de las importaciones es de 17,0%. El porcentaje de las reservas mundiales de divisas alcanza el 41,2% y el porcentaje total de bienes es de 9,37 billones de dólares. En relación con lo naval, concentran el 97,3% de las construcciones navales mundiales y el 42,1% de tráfico portuario de contenedores (Trilateral Statistics Hub, 2025).
Pese a enmarcarse en un contexto de crecientes tensiones territoriales, los tres países se comprometieron a fortalecer la cooperación económica de la región y plantearon que están listos para acelerar las negociaciones que permitan un acuerdo de libre comercio trilateral. A su vez, se profundizaron temas como el envejecimiento de sus poblaciones y la baja tasa de natalidad. Su preocupación por el cambio climático y su consecuencia de desastres naturales los colocó del lado de la racionalidad científica y de este modo promovieron el intercambio cultural y científico.
Este otro ejemplo de reconfiguración global desde lo regional muestra que el mundo se reorganiza frente a un huracán premoderno que intenta socavar el orden multilateral y colocarlo ante una situación de alerta máxima en todas sus dimensiones del desarrollo humano integral.
Solo existen dos hipótesis prospectivas: o esta agenda disruptiva se impone estructuralmente y el mundo deja de ser lo que conocemos; o es una estrategia de negociación con casi los mismos costos a mediano plazo que el primer escenario.
*Profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Austral.