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La política exterior argentina: éxito o fracaso

07_07_2024_milei_prensaonu_g
Ruptura. Desde que asumió la nueva gestión, el país rompió varios compromisos nacionales e internacionales. | prensa onu

Desde la asunción del gobierno de Milei, Argentina cambió diametralmente su vínculo con otros países, y después de las primeras conductas desde la asunción, y especialmente, luego del discurso del Presidente en Davos pasó a ser un país muy observado en todo el mundo. Esto puede verse de diferentes maneras. Una es positiva, porque el mundo reconoce a la Argentina y se interesa por el país. Sin embargo, cuando se analiza desde la mirada de la política exterior, no fue casual que en ese primer viaje a Davos y luego de ese discurso tan disruptivo, el Presidente no mantuvo ningún diálogo bilateral con los líderes mundiales reunidos, excepto con el premier inglés, pero no para tratar acerca de la situación de las islas Malvinas, sino por intercambios económicos, como si no hubiera pasado nada entre ambos países después de la guerra reciente. Debemos tener en cuenta que nuestro país genera gran curiosidad en muchos de los países del mundo por las políticas implementadas por el gobierno de Milei. Se trata del primero con un Presidente que se define anarco-libertario, que adopta propuestas drásticas siguiendo la Escuela de Economía Austríaca, y que declara desde la campaña que entró al Gobierno para destruirlo. A eso se suman las consideraciones sobre los distintos mandatarios y líderes mundiales que plantea y refiere el Presidente sobre sus políticas y modelos de desarrollo, además de calificativos personales ofensivos, que constituyen una norma de su conducta. La sucesión de eventos posteriores ratifican esta conducta y constituye un problema que afecta la relación con los países de esos mandatarios y líderes. Esto indica que para la política exterior estos son problemas creados desde el máximo nivel del Gobierno, que afectan las relaciones.

Pero, simultáneamente, por las políticas aplicadas en distintos ministerios e instituciones y que implican cambios muy grandes que se empiezan a reflejar en las posiciones que Argentina adopta en reuniones y ámbitos de participación, ya sea a nivel de las relaciones bilaterales o multilaterales. El cambio de políticas relativas a los programas para mujeres, niñas y personas de la diversidad en todos los campos es uno de esos que están generando conflictos. El mejor exponente fue lo ocurrido en la reunión reciente de la Organización de Estados de América –OEA–, realizada en Paraguay. Allí Argentina estuvo representada por la nueva funcionaria a cargo de esa representación acompañada por una profesional recientemente designada en Cancillería en un nivel muy alto y que es la responsable de elaborar las instrucciones que se envían a los diplomáticos en todas las dependencias, pero sin antecedentes diplomáticos. En la reunión de la OEA, Argentina expresó su oposición a los documentos respecto a los derechos sexuales, al reconocimiento de los derechos de las personas de la diversidad y a toda referencia a estos temas que antes fueron claramente defendidos por Argentina. En estos temas por primera vez el cambio fue total, y si bien Argentina es un país que influencia y lidera posiciones en esos ámbitos, en este caso solo fue acompañado por dos países: Paraguay y El Salvador. Lo más notorio fue el acompañamiento de los grupos de la sociedad civil representantes de aquellos que se oponen a estos derechos y políticas, que junto a los representantes de los gobiernos fueron poco respetuosos de los mecanismos y métodos propios de las reuniones diplomáticas. Todo esto produjo críticas que merecieron esas conductas y el desprestigio de quienes las cometieron, que afectan al país. Esta semana hubo dos eventos donde Argentina no asistió o estuvo en silencio: la Reunión Regional de Población y Desarrollo y la Conferencia Ministerial sobre Políticas Exteriores Feministas. En ambas, Argentina tuvo un papel importante. Ahora su posición refleja el deterioro producido en sus programas y el abandono del cumplimiento de compromisos nacionales e internacionales.