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opinión

La osa panda coreana y Javier Milei

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Ser tapa. El presidente Milei en la tapa de The Wall Street Journal al igual que la panda Fu Bao. | cedoc

Javier Milei se ufanó de haber sido foto de tapa del diario The Wall Street Journal recorriendo la avenida Del Libertador en un tanque del Ejército durante el desfile del 9 de Julio. Irónico, tituló su mensaje con “Fenómeno barrial” haciendo gala de pertenecer a una liga internacional mientras sus críticos solo son actores locales.

Pero quien realmente sea lector de The Wall Street Journal sabe que las tapas de ese diario combinan fotos del tema obligado y excluyente del día siendo en ese caso el título principal y la foto de la misma noticia: “Ganó Trump”, por ejemplo; con tapas donde la foto es sobre un hecho de actualidad que no llega a ser título principal, pero dentro del diario hay una nota sobre el tema, como fue el día anterior y posterior a la foto de tapa de Milei: “Palestinas lloran a las víctimas de la huelga en los albergues” el martes, y “Misil ruso alcanza hospital infantil en Kiev” el jueves, en ambos casos con imágenes de mujeres llorando. Pero también con fotos de tapa curiosas que no merecen siquiera una nota interior, como fue el caso de la de Milei u otra anterior de una osa panda bajo este título y explicación: “La insoportable levedad de ser adorable. Come brotes y se va: Fu Bao estuvo en cuarentena el jueves en la base de pandas de Shenshuping, en China. Nacida en 2020, hija de una pareja de pandas alquilados a China, fue trasladada en avión el miércoles desde Corea del Sur, donde los fanáticos lloraban para asistir a una ceremonia de despedida”.

En Sun Valley están una artista, un basquetbolista, una cantante y una diseñadora de moda

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Se podría argumentar que para The Wall Street Journal Milei es tan curioso como Fu Bao (“Tesoro de la suerte” en coreano), la osa panda de la otra tapa, y en el caso de nuestro presidente, llamando la atención en países donde se libraron las dos guerras mundiales del siglo XX con millones de muertos para quienes un tanque de guerra es algo serio y puede resultarles ininteligible el gesto festivo de un jefe de Estado casi como un niño en esa situación donde se esperaría una posición de recogimiento y respeto. Se agrega en nuestro país en particular que desfilaban los veteranos de Malvinas.

Javier Milei puede estar confundiendo la fama de comediante que bien merecida tiene con su autopercepción de ser el faro de occidente y creer que en tal condición lo invitan, por ejemplo, a la Conferencia de Sun Valley en Ohio donde se encuentra hoy. Los organizadores del evento no solo invitan a gran parte de los principales empresarios norteamericanos, sino también a atracciones del show business, como la actriz Oprah Winfrey, el jugador de la NBA LeBron James, el cantante Dan Chandler y la diseñadora Stacey Bendet Eisner.

Así como la panda Fu Bao disfruta y padece “la insoportable levedad de ser adorable”, Milei debería reflexionar si le cabría a él mismo la condición de espécimen extraño disfrutando y padeciendo la insoportable levedad de ser una atracción. Quizá como tantas veces mencionamos en estas columnas, el deseo profundo de Milei haya sido siempre ser famoso, como jugador de fútbol, como actor de stand up, como conferencista o como presidente, siendo este cargo un medio y no un fin. 

Pero lo que da rating y por momentos votos se convierte en contraproducente a la hora de gobernar, porque esa obligación de estar siempre en el centro de la escena llamando la atención le hace creer que está haciendo lo correcto cada vez que maltrata a alguna persona o sector relevante porque observa que suma clicks y, en realidad, se está cavando su propia fosa, porque como bien le advirtió Miguel Ángel Pichetto: “No se puede gobernar con ira”.

Y lo mismo del rating vale para los clicks de redes sociales, donde el lenguaje analógico de una imagen, un meme, comunica más rápidamente a más gente, porque requiere menor esfuerzo cognitivo para la audiencia que un texto. Pero la otra tapa festejada y retuiteada por Milei fue la de la revista Time donde el texto de la nota era crítico. Ser tapa de una newsmagazine como Time o en Argentina la revista Noticias es más veces por lo malo que por lo bueno. Probablemente su asesor de comunicación, el ya célebre Santiago Caputo, adscriba al axioma del mundo del espectáculo: “Que hablen, que hablen mal, pero que hablen”, total nadie lee y ser tapa implica ser relevante. Mediáticos que toman para sí esa estratagema de ser celebridades a toda costa, como el abogado Burlando o la modelo Wanda Nara.

El otro axioma del mundo del espectáculo es que el peor pecado es aburrir, y lo que se repite aburre: un ejemplo actual es cómo cada nueva crisis matrimonial de Wanda Nara sorprende cada vez  menos y resulta menos verosímil.

Némesis K: en lugar del cómodo antikirchnerismo, debe encarnar al poskirchnerismo

Así como se le asigna al peronismo la neurosis de no darse cuenta de que ha perdido, a Milei se le podría atribuir la neurosis de no darse cuenta de que ya ha ganado y lo que precisa ahora en gobernar y gestionar con eficiencia más que a los seis meses de haber asumido estar preocupado por las elecciones de fin de 2025. Comparto siempre con los lectores de PERFIL que en lo personal siempre pensé que Rodríguez Larreta era quien podía ejercer mejor el cargo de presidente, y una de sus ideas de haber asumido era anunciar desde el primer día que no se presentaría para la reelección y concentraría todo su tiempo en ejecutar las reformas que el país precisa, varias de las cuales también trata de ejecutar La Libertad Avanza, aunque sin mucha pericia y demorando el doble de tiempo estancado en peleas inútiles, aunque den rating.

En lugar de ocupar el cómodo espacio de némesis del kirchnerismo tan redituable mediáticamente, le haría un bien al país encarnando el poskirchnersmo y no el antikirchnerismo, que ya huele a viejo. Si como le habría dicho Santiago Caputo a Mauricio Macri: “Con todo respeto, pero este no es su segundo tiempo, el nuevo líder de la derecha es Milei”, debería crear “otra canción” diferente a la cantinela “ah, pero el kirchnerismo” que pronto se le va a acabar y la sociedad pasará a cobrarle las promesas incumplidas. Cada día está más cerca el fin del vínculo mágico entre la sociedad y su presidente.