Días pasados ocurrió en Washington DC un hecho poco común que genera indicios sobre cambios profundos e invisibles que se están produciendo en la segunda década del siglo en Argentina.
Se trata del recital que hicieron Ca7riel y Paco Amoroso en el Tiny Desk en la NPR (https://www.youtube.com/watch?v=9kqnsoY94L8). NPR es la National Public Radio, el servicio de radiodifusión pública de Estados Unidos, con más de mil estaciones en este país. En pocos días la presentación tuvo más de 30 millones de reproducciones, fue altamente viralizado en todas las redes sociales y el comentario obligado tanto para periodistas de espectáculos tradicionales como para analistas de nuevas tendencias musicales.
Espectros de Argentina. En los diecisiete minutos que dura el hipnótico recital de Ca7riel y Paco Amoroso es imposible reconocer a la Argentina musical de décadas anteriores, El diálogo entre los cantantes, el tipo de intervención de los coros, la instrumentación y los arreglos, entre otras cuestiones, hacen que sea muy difícil de encasillar el tipo de música que hacen. Se pueden leer en esa intervención claves de la política actual, buscando a lo Descartes explicaciones en los sitios más inesperados.
La democracia que nació en 1983, orgullo de millones de argentinos, hoy es cuestionada
También se puede observar que de las películas y series de los canales de streaming, las dirigidas por Mariano Cohn y Gastón Duprat suelen ser de las más vistas –no solo en el país–. La mirada conservadora de los personajes que ofrecen en sus productos arroja una pintura impresionista del país posperonista. Antonio Dumas (Oscar Martínez), el particular director de un museo madrileño; Eliseo (Guillermo Francella), el famoso encargado de un edificio en el barrio de Belgrano porteño, o Manuel Tamayo Prats (Luis Brandoni), un crítico gastronómico en decadencia, pintan de forma hiperrealista a unos personajes lejanos al héroe social que el cine argentino había tallado en letras de molde. Son personajes solitarios y que llevan una pequeña lucha contra su entorno, que pueden ser jefes o colegas.
Los personajes de Cohn y Duprat están en las antípodas de, por ejemplo, Juan Moreira (Rodolfo Bebán), un gaucho en busca de justicia, en la película que Leonardo Fabio estrenara en 1973 –y una de las más taquilleras de la historia–, pero también lejos de los vengadores individuales de Relatos salvajes, de Damián Szifrón, y más lejos aún de los salvadores minimalistas de Los simuladores. Habrá que esperar por el estreno de El eternauta en Netflix, protagonizada por Ricardo Darín. Seguramente generará nuevos debates ya que la historia de Héctor Germán Oesterheld –el autor de El eternauta– es una de las más trágicas de la Argentina de los años 70.
Nevada mortal. La etapa completa de la democracia inaugurada en 1983 –que ha sido el orgullo de millones de argentinos– hoy está cuestionada. El siglo XX llevó una contradicción en su seno, supo construir un país medianamente industrial pero a la vez el movimiento obrero (constitutivo del primer peronismo) pulsó con el sector industrial por la distribución del ingreso, mientras que el sector agrario trataba de imponer un proyecto más elitista para el país. El gobierno libertario viene a romper ese empate histórico siguiendo la máxima de Margaret Thatcher: “No hay alternativa”. Sin embargo, la Dama de Hierro, que gobernó Reino Unido desde 1975 hasta 1990, fue la respuesta al desafío impuesto por la salida de Estados Unidos del patrón oro, la crisis del petróleo y la amenaza que todavía significaba la Unión Soviética, con la finalidad de que el RU volviera a ser una potencia de primer orden –cosa que no volvería a ocurrir–.
El problema principal es cómo conciliar el discurso de la democracia con la inmensa pauperización
La política económica de Thatcher se centró en la privatización de las empresas públicas, la desregulación del sector financiero y la flexibilización del mercado laboral, lo que la llevó a un enfrentamiento con los sindicatos, muy vinculados entonces con el Partido Laborista. El historiador británico David Childs, en su libro Britain Since 1945: A Political History, relata cómo las doctrinas monetaristas de Milton Friedman comenzaron a influir en el Partido Conservador. Hasta aquel momento solo se habían aplicado en el Chile de Augusto Pinochet, en la extraña combinación de dictadura política y libertad económica que muchos hoy desean. Sin embargo, las políticas de la Dama de Hierro fueron muy impopulares, parecía que las elecciones de 1983 estaban irremediablemente perdidas hasta que Galtieri decide invadir las islas Malvinas. En palabras de Childs: “Se puede decir con seguridad que muchos británicos no tenían idea de dónde estaban las Falklands cuando el 2 de abril de 1982 se enteraron de que Argentina las estaba invadiendo. Tampoco sabían que las islas habían sido durante mucho tiempo objeto de fervor nacionalista en Argentina, donde se las conocía como las ‘Malvinas’” (pág. 216).
Todo es historia. Algunos consejeros del Gobierno ven un paralelismo entre la histórica huelga de los mineros ingleses y el conflicto de Aerolíneas Argentinas e Intercargo. En el primer caso se trató de una huelga de casi un año –entre 1984 y 1985– del Sindicato Nacional Minero en la que se opuso al cierre de las minas de carbón y a la pérdida de puestos de trabajo, en el segundo caso es un reclamo basado en la pérdida salarial –que se puede extender a todo el sector público, como lo reconoció el Presidente– y evitar que se cierre la empresa. Hay que prestar atención a estos conflictos cuando desde el Gobierno se transita por un peligroso desplazamiento denominando “terroristas” a quienes hacen paro –un derecho constitucional–.
Hoy la democracia argentina está frente al juicio político de la historia y los jueces son jóvenes que tienen menos de 25 y que gateaban en plena crisis de 2001. Estos sectores juveniles han escuchado relatos sobre la hecatombe argentina y ya no es raro encontrarse a los hijos de los exiliados económicos de aquellos años que son mayores de edad. Pareciera que entre los políticos profesionales existe poca voluntad de volver a explicar los inmensos beneficios de vivir en un régimen democrático. El problema principal es cómo conciliar el discurso de la democracia con la inmensa pauperización de gran parte de la población en las últimas décadas. Son preguntas incómodas para responder.
*Sociólogo.