“Patricia Bullrich no traicionó al PRO, ella nunca fue del PRO, del PRO eran Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal, los Macri”, dijo Jaime Duran Barba. Patricia Bullrich es el mejor ejemplo de la evanescencia de los partidos políticos nuevos, porque tras comenzar atravesando las dos alas ideológicamente opuestas de uno de los dos partidos históricos, la JP y el menemismo, un anticipo de lo que sería su errática vida política posterior, pasó a integrar los siguientes partidos: Frepaso, Alianza, Coalición Cívica, Cambiemos/Juntos por el Cambio y ahora La Libertad Avanza. Los sellos partidarios propios con los que se integró a cada uno de los anteriores fueron Nueva Dirigencia y Unión por la Libertad que nadie recuerda, como que fue diputada.
El PRO es el apócope de Partido para una República con Oportunidades creado por el publicista Ernesto Savaglio junto con el eslogan “Haciendo Buenos Aires” durante sus primeros gobiernos porteños. Paradójicamente también Savaglio fue el creador del logo del Frente Renovador para la campaña presidencial de 2015 +A por las dos letras “a” del apellido Massa.
Similitudes de la vida electoral del PRO y del Frente Renovador que fueron los segundos y terceros en aquellas elecciones de 2015 en el que el peronista había salido primero con la candidatura de Daniel Scioli, pero los votos el segundo y el tercero sumados hicieron ganador en el balotaje a Mauricio Macri. De hecho, hubo un intento fallido de formalizar alguna forma de alianza cuando Macri, en su primer viaje al exterior como presidente a Davos en febrero de 2016, a semanas de haber asumido, llevó a Sergio Massa para mostrar a los inversores que su gobierno contaba también con el apoyo de parte del peronismo.
Que ambos partidos compartieran el logo realizado por el mismo Ernesto Savaglio, además del talento del publicista, es un síntoma común de esos dos partidos que comparten la época en la que emergieron y los riesgos de obsolescencia y envejecimiento que enfrentan hoy.
Macri y Massa fueron los derrotados por Javier Milei en las elecciones 2023, en el caso de Macri a través de Patricia Bullrich, supuestamente la candidata de su partido, y en el caso de Massa en el balotaje. Pero la obsolescencia del PRO y del Frente Renovador ya había comenzado a gestarse antes. En el caso del PRO, en 2021, cuando Mauricio Macri no aceptó la ley de la vida que indica que mal favor le hace el discípulo al maestro continuando discípulo, y creyendo que podría usar a Patricia Bullrich para crearse otro discípulo destruyendo así a Horacio Rodríguez Larreta, terminó siendo usado por ella. Y Massa en 2017 cuando salió tercero en las elecciones de medio término en la provincia de Buenos Aires, detrás de Esteban Bullrich del PRO y Cristina Kirchner, perdiendo incluso Tigre, el distrito donde comenzó su carrera electoral siendo intendente. Tercer puesto indecoroso porque tres años antes, en 2014, al fundar el Frente Renovador en la provincia de Buenos Aires junto a otro ocho intendentes bonaerenses anti-K, le había ganado a Cristina en la provincia natal de ambos marcado el camino del fin de la hegemonía del kirchnerismo.
Que Massa haya estado a solo tres puntos de ganar en primera vuelta en octubre de 2023 no fue por el Frente Renovador, sino por su regreso a la confluencia del peronismo y el kirchnerismo, lo que tras la derrota en el balotaje profundizó la decadencia de sus tres componentes.
Vidas paralelas de Grecia y Roma escribió Plutarco; si fueran vidas paralelas de la Ciudad y la provincia de Buenos Aires contemporáneas, nos encontraríamos con gloria y ocaso de sus dos grandes protagonistas de los últimos 20 años: Mauricio Macri y Sergio Massa. Tanto se odian mutuamente (“ventajita”), que comparten un destino de crepúsculo y son un gran lección para La Libertad Avanza sobre lo efímero del poder y de los partidos políticos cuando envejecen al mismo tiempo su creador. Umberto Eco decía que una obra solo es obra cuando su vida trasciende a la de su creador como lo fueron en el caso del peronismo y aun menguado el radicalismo.
Quizás el peronismo y el radicalismo también estén atravesando un declive fatal, pero duraron casi un siglo y más de un siglo respectivamente, en ambos casos porque además de fundadores hubo un núcleo de ideas que amalgamaron a sus partidarios más allá de la adhesión emocional a una persona y no fueron solo fruto de una polarización que por la negativa juntó una suma de heterogeneidades difíciles de mantener unidas una vez que desaparece o se desvanece el enemigo, ya sea el kirchnerismo o lo que cada persona desea entender por casta.
Cuando la fuerza depende del enojo de los votantes con los oponentes y el correcto posicionamiento como significante de ese opuesto, la luz no es propia y se apaga con proporcional velocidad con la que pudo encenderse.
El desdoblamiento de las elecciones en la Ciudad de Buenos Aires anunciada por Jorge Macri es una demostración de la razón del jefe de Gobierno porteño al desconfiar desde el inicio de la presidencia de Javier Milei de los acercamientos de su primo con Milei. “El aliado táctico del presente es el adversario estratégico del futuro”.
En el caso de Sergio Massa, la continua posposición de su anunciado libro, primero del verano al otoño, luego del otoño al invierno, después del invierno a la primavera y ahora olvidado, sea el mejor ejemplo de la toma de conciencia de su falta de su pérdida de capital político. Otro síntoma podría ser el corrimiento en 2025 hacia una posición afín a Milei del grupo de medios América conducido por su amigo Daniel Vila, siguiendo en su caso igual camino que José Luis Manzano, otro accionista de América, quien también pasó de ser una joven estrella hiperquinética de la política, presidiendo también la Cámara de Diputados, a la esfera de los negocios.
Probablemente las oportunidades que genere el área de energía también gracias a Milei sean un consuelo.
Le queda a Kicillof salvar y recrear el espacio de un peronismo bonaerense no kirchnerista (también deseando desdoblar las elecciones de 2025) que ya no representa Massa. Y le queda a Jorge Macri recrear al PRO desde su sede central, la Ciudad de Buenos Aires, amenazada por La Libertad Avanza y el deseo de Milei de vampirizar toda la sangre posible del PRO.
Karina Milei, su hermano y Santiago Caputo pueden mirarse en el espejo del PRO y del Frente Renovador, otras estrellas fugaces de la historia contemporánea de los partidos políticos argentinos, para no olvidar el carácter siempre efímero del poder político y de las organizaciones electorales que no trasciendan al resultadismo. Que la arrogancia fatal que cita Milei parafraseando el libro de Friedrich Hayek no es solo del “socialismo”, sino de todo ser humano en el éxito, porque como decía Adam Smith, las recesiones son el resultado posterior a la embriaguez del triunfo, se muere también de éxito.