El 2024 puso a prueba, una vez más, la resiliencia de la sociedad argentina frente a cambios económicos y políticos profundos. El 2025 asoma en términos políticos y económicos una vez más como un año de convulsiones, puesto que a los ajustes en marcha se le suman las elecciones de medio término. Ha sido por demás analizado que el gobierno de Javier Milei, con su emblemática “motosierra” como estandarte, ha iniciado una serie de reformas que prometen transformar el Estado en un actor menos omnipresente, pero también han desencadenado un debate sobre el equilibrio entre eficiencia económica y justicia social. En este escenario, la ciudadanía busca adaptarse mientras lidia con los costos de las decisiones de ajuste.
Austeridad: entre la publicitada eficiencia y el sacrificio social. Las reformas buscan, en teoría, “achicar” el Estado para liberar recursos al sector privado, una lógica que, según sus defensores, corregirá décadas de desajustes macroeconómicos. Entre las medidas más polémicas destacaron en 2024 la eliminación de Ministerios y programas sociales y recortes en subsidios. Estas políticas configuraron las expectativas económicas, pero tuvieron efectos devastadores en la clase media, los niveles de actividad y los sectores más vulnerables. En los últimos meses la calidad de vida de la clase media se ha visto gravemente afectada. La quita de subsidios y el incremento en las tarifas de servicios esenciales disminuyó su poder adquisitivo, exacerbando la desigualdad y aumentando la inestabilidad laboral. El Gobierno encuentra un atisbo de esperanza en los últimos datos del Indec sobre el tercer trimestre de 2024. Aunque el PBI mostró una caída del 2,1% en comparación con el mismo período del año anterior, en términos desestacionalizados se registró un incremento del 3,9% respecto al segundo trimestre de 2024. Este repunte podría señalar una leve recuperación en la actividad tras un período prolongado de contracción.
Sin embargo, las estadísticas sociales son alarmantes: también según el Indec la pobreza afectó al 52,9% de la población en el primer semestre de 2024, incrementando desigualdades estructurales. Esto significa que en 2024 más de la mitad de las y los argentinos vivía en condiciones de pobreza, estadística que refleja no solo números, sino rostros, historias y sueños postergados. Los recortes en áreas sensibles como salud, educación y ciencia han agravado estas desigualdades. Hacia finales del año proyecciones indicaban una disminución en el tercer trimestre de 2024, situando la pobreza en el 38,9%. Con estos números, camino a las elecciones de medio término, tanto el Gobierno como la oposición observan de cerca esta posible recuperación, que podría influir en los resultados electorales.
Adicionalmente, las disputas en todas las fuerzas políticas, incluso en el oficialismo, dejan aún dudas a ciudadanía y analistas sobre quiénes serán las/os líderes electorales de los comicios de medio término, lo que suma incertidumbres políticas a la cautela económica.
Fiestas, verano, turismo y consumo: un termómetro de la economía real. El reciente período festivo y las primeras semanas de vacaciones ofrecen una ventana para observar cómo la ciudadanía ajustó su comportamiento frente a las tensiones económicas. Por un lado, las ventas minoristas durante las Fiestas mostraron un repunte del 17,7% interanual, señal de una búsqueda por mantener las tradiciones a pesar del contexto. Sin embargo, el cambio en los patrones de consumo, como el aumento en la preferencia por bebidas más económicas, refleja cómo los hogares ajustan sus prioridades. En el ámbito turístico, se observa un contraste: destinos internacionales resultan atractivos por la competitividad del tipo de cambio, mientras que la costa atlántica y otros puntos turísticos nacionales buscan competir, no sin mucho éxito dado un tipo de cambio que no les favorece, ofreciendo cercanía, seguridad y promociones.
Imagen gubernamental: entre la esperanza y la decepción. El desconcierto sobre la sostenida imagen positiva del Presidente ha llenado minutos de televisión, radio y streaming, y caracteres en medios escritos. El gobierno de Milei sin embargo, enfrenta un escenario de percepciones fluctuantes. Según datos de buena parte de las consultoras más importantes del país, la imagen positiva del Presidente osciló entre el 43% y el 49% durante el último trimestre de 2024, con recuperaciones temporales seguidas de caídas pronunciadas. Las razones detrás de esta volatilidad son claras: mientras algunos sectores apoyan las reformas como un mal necesario, otros perciben que los sacrificios recaen desproporcionadamente sobre la clase media y baja, y no se percibe, aun entre quienes lo apoyan, que sea la famosa casta la que esté cargando con el sacrificio. Además, los intentos del Gobierno por captar financiamiento internacional, como evidenció su reciente visita a Asia, reflejan una contradicción inherente en su narrativa: mientras se busca achicar el Estado, se recurre al apoyo externo para sostener sus compromisos fiscales. Este enfoque no solo pone en jaque la coherencia discursiva, sino que también cuestiona la capacidad del modelo actual para construir un horizonte sostenible.
El contrato social en disputa. La Argentina de hoy se encuentra, una vez más, en un cruce de caminos. Las políticas de ajuste, si bien necesarias en ciertos aspectos, deben acompañarse de un enfoque integral que garantice la inclusión social y la transparencia institucional. El desafío no radica únicamente en reducir el tamaño del Estado, sino en reconfigurarlo para responder a las demandas de una ciudadanía que exige servicios eficientes y derechos protegidos. Las Fiestas, el turismo y las encuestas no son más que indicadores de un proceso más profundo: el contrato social entre el Estado y los ciudadanos está siendo renegociado. En este contexto, es imperativo recordar que un país no se construye únicamente con balances macroeconómicos, sino con confianza, cohesión y un proyecto común. El desafío no es solo económico; es político y social. Quien busque el apoyo de la ciudadanía en las próximas elecciones deberá demostrar que puede construir una narrativa de esperanza y progreso sin descuidar a quienes más necesitan de un Estado presente y eficiente.
* Politóloga. UBA-UTDT. Miembro de la Red de Politólogas - #NoSinMujeres