Néstor Kirchner, en sus últimos meses como presidente, recibió al recién electo en su primer mandato como jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri. Néstor Kirchner dejaba la presidencia el 10 de diciembre de ese 2007 y Mauricio Macri había ganado el balotaje el 24 de junio. Kirchner, que había comenzado su carrera política como intendente de la ciudad de Río Gallegos, la capital provincial continental más austral y alejada de la Argentina, con apenas poco más de cien mil habitantes y un presupuesto de ingresos total anual de 45 millones de dólares, versus la Ciudad de Buenos Aires, con treinta veces más habitantes y 128 veces más presupuesto, miraba con envidia lo que se podía hacer con cuatro veces más recursos por habitante además de ser en términos absolutos el tercer mayor presupuesto del país, después del nacional y el de la provincia de Buenos Aires, superando aunque por poco al de la provincia de Córdoba completa y un veinte por ciento superior al de la provincia de Santa Fe, también completa, provincias con cantidad de habitantes comparables pero con entre 600 y 800 veces más territorio para administrar.
Néstor Kirchner sabía lo que decía, ser jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, cargo recién creado por la reforma constitucional de 1994, resultando Fernando de la Rúa el primer electo en 1996, era el mejor trampolín para la presidencia. El propio De la Rúa y Mauricio Macri fueron presidentes inmediatamente después de ser jefes de Gobierno de la Ciudad, y Horacio Rodríguez Larreta no lo logró pero fue precandidato presidencial, el único jefe de Gobierno electo que no tuvo la posibilidad de proyectarse a la presidencia fue Aníbal Ibarra, por haber sido destituido tras un juicio político.
Ya antes de la reforma constitucional Carlos Menem había echado al intendente de Buenos Aires, Carlos Grosso, cuando desde la vidriera porteña amagó proponerse como su sucesor cuando por entonces tampoco había reelección presidencial.
No solamente la relación de mayor presupuesto por habitante y por kilómetro cuadrado le da al jefe de Gobierno de la Ciudad una vidriera estelar sino también la concentración de los medios de comunicación en la capital del país, sumado a que el distrito con mayor cantidad de votantes del país, la provincia de Buenos Aires, tiene dos tercios de su población en un Conurbano de relación diaria de trabajo y servicios con la Ciudad de Buenos Aires, convirtiendo al jefe de Gobierno automáticamente conocido por la mayoría del país, e incluso que los tres últimos gobernadores bonaerenses también sean porteños: Daniel Scioli, María Eugenia Vidal y Axel Kicillof.
El radicalismo considera el comienzo de su ocaso como partido político con aspiraciones presidenciales el día que “perdió su casa matriz”, es decir el gobierno de la Capital Federal, arrebatado por el PRO, con el que después se tuvo que unir. Si La Libertad Avanza repitiera el movimiento, lograría quedarse con el gobierno porteño subsumiendo definitivamente al PRO a algo más insignificante que la UCR, por eso la batalla por la capital del país no es solo por ella sino por la capital de la política argentina como un todo.
El peronismo nunca logró ganar la elección para conducir la Ciudad pero tiene ahora en Leandro Santoro, de origen radical y alfonsinista, por primera vez un candidato que sintoniza simultáneamente con las dos características del electorado porteño: espíritu progresista, y ni kirchnerista ni estéticamente peronista.
En la Ciudad de Buenos Aires, en 2023, Juntos por el Cambio le ganó ampliamente a La Libertad Avanza: 41% contra 32%, pero al mismo tiempo le permitió a La Libertad Avanza luego ganar el balotaje, perdiendo solamente en la provincia de Buenos Aires, Chaco, Formosa y Santiago del Estero. En 2025 las encuestas, cada vez menos acertadas con el resultado final, colocan a La Libertad Avanza ganando en la Ciudad de Buenos Aires al PRO y al PJ por una diferencia de dos puntos, que está dentro del margen de error, se podría decir que hay triple empate, pero su candidato, Manuel Adorni, incluso Karina Milei, perdiendo frente a Leandro Santoro. Falta ver quiénes serán los candidatos del PRO.
La sorpresa sería que Horacio Rodríguez Larreta se postulase para legislador y no para diputado o senador nacional, dividiendo el voto del PRO/Juntos por el Cambio en las elecciones desdobladas locales. Una decisión así en quien ya fue precandidato a presidente implicaría casi un anuncio de que su regreso a la política tiene como horizonte intentar volver a ser jefe de Gobierno de la Ciudad en lugar de aspirar a un cargo nacional nuevamente en 2027.
De ser así, una interpretación sería que sus posibilidades de ser competitivo para presidente son bajas (¿y las de Milei de ser reelecto, considerables?) y tendría más posibilidades de ser más competitivo en la Ciudad, sumado a la convicción de que el cargo de mayor poder después de ser presidente es ser jefe de Gobierno de la Ciudad.
De hecho, de los jefes de Gobierno de la Ciudad surgió siempre el jefe de la oposición cada vez que a nivel nacional se generó alguna forma de hegemonía. Desde el Gobierno de la Ciudad, De la Rúa fue el jefe de la oposición a Carlos Menem, Mauricio Macri a Cristina Kirchner y Horacio Rodríguez Larreta, sin lograr ser presidente, fue el jefe de la oposición del Frente de Todos en 2021.
¿Se imaginará Larreta arrebatándole la herencia de Juntos por el Cambio a Mauricio Macri, yendo a competir directamente con Jorge Macri en su reelección para jefe de Gobierno de la Ciudad en 2027, como paso previo en un cursus honorum que lo lleve a ser el jefe de la oposición de un eventual Javier Milei reelecto en 2027, para derrotar a La Libertad Avanza en 2031 y ser el presidente que no pudo en 2023, ocho años después?
Jorge Macri esta semana volvió a mencionar la candidatura de Mauricio Macri pero esta vez en la provincia de Buenos Aires, donde no se elige senador sino solo diputados nacionales.
Sería una forma de reforzar al PRO y Juntos por el Cambio compitiéndole a la La Libertad Avanza con sus nombres más notorios: con Mauricio Macri en la Provincia y en la Ciudad ofreciéndole a Rodríguez Larreta la candidatura a senador junto a María Eugenia Vidal encabezando la de diputados. Paralelamente, sería una forma de Jorge Macri de unir a todos frente a la infidelidad de Patricia Bullrich y al mismo tiempo desarmar una batalla interna por la Ciudad entre Larreta y él mismo.
Está muy difundida la idea de que Javier Milei “choca o es reelecto”, lo que pareciera “saltar” el escenario 2027 porque, de ser así, las fechas culminantes serían 2026 y 2031. Como decimos siempre, el futuro es absolutamente impredecible pero las decisiones el PRO y Juntos por el Cambio las deben tomar ahora. Lo mismo el peronismo: Leandro Santoro muestra en distintas encuesta tener significativamente más aprobación que Mariano Recalde, el senador que Cristina Kirchner preferiría que renovara su banca. Dependerá de la sabiduría de Mauricio Macri y Cristina Kirchner de tragar algunos sapos para no dejarse tragar por LLA. Mantener en 2025 el escenario de tercios de 2023 sería para ambos la mejor forma de ponerle límite a quien quiere extinguirlos: en 2025 el PJ y el PRO comparten adversario.