Vivió la semana como una vuelta olímpica. Le brillan los ojos al ver los números de una Argentina financiera en plena alza de acciones y bonos, y un país en el que solo compiten la acción de Tesla y el bitcoin en la calificación estrellatos de crecimiento en los valores de los papeles con cotización en Wall Street.
Ya con la mirada puesta en los mercados criollos, el Presidente miró además un dato particular con detenimiento. Y con una sonrisa. Algo maquiavélica. Y vengativa. Era 10 de diciembre de 2024, y cumplía un año de mandato. Unas pocas horas después el mensaje presidencial que ya había grabado sería transmitido por cadena nacional, y se confirmaría después, contó con un optimista rating.
Obviamente, a esa hora de la tarde Javier Milei no contaba con esa información. Pero sí uno de los participantes de su gabinete, en la puesta estilo última cena que sirvió de escenografía para su mensaje al país, le mostró el celular a las 16. Y lo sólido de la información, en parte, logró conmoverlo. Obviamente, al estilo Milei. “Para que lloren los mandriles”, dijo al propietario del celular que le mostraba la primera medición del Matba Rofex, sobre el valor del dólar futuro a 12 meses; período que por primera vez indicaba un año hacia adelante, completo de su gestión. Concretamente, a noviembre de 2025, la divisa oficial en la bolsa de comercio de Rosario (donde se elabora ese índice de dólar futuro) cotizaba a 1.262 pesos.
Si se tiene en cuenta el cierre de esa jornada de un oficial Banco Nación a 1.037 pesos, el incremento que mostraría el dólar en los próximos 12 meses llegaría al 21,7%. Menos de un punto porcentual del 24% que el mercado considera de crawling peg para el período diciembre 2024-noviembre 2025.
Por primera vez, en un año completo hacia adelante, el mercado de cambio a futuro que opera en Rosario, pero que sirve de referencia para toda la economía argentina (de hecho, es el que toman como válido los liquidadores sojeros), confía en que el programa cambiario del gobierno de Javier Milei se cumplirá. Y lo más importante: se le cree al Gobierno que durante el próximo año no habrá devaluación. Y que su estrategia de un crawling peg en retirada podría ser válida. Y ejecutable. No de shock sino gradualmente (no cayendo del 2% al 1% de un mes al otro, sino en un período de entre seis y diez meses). Pero de manera real.
El Presidente, que sabe de la importancia de ese indicador rosarino, tomó la información como una venganza personal. Nombró hacia adentro a los “mandriles”, a los “econochantas” y, obviamente, a los “ensobrados”. Pero para el jefe de Estado lo más importante era que, por primera vez desde que llegó a la Casa Rosada, los mercados, especialmente el cambiario, tomaban en serio su política cambiaria. Y la consideraban posible y probable. Y que se apostaba a que el tipo de cambio dentro de un año continuaría con su versión del crawling peg.
Pero había más. Ese 21% de devaluación aceptada por el Matba Rofex prácticamente coincide con la meta de inflación del 18,3% presupuestada por el Gobierno, y que muchos de los economistas rechazan. Prácticamente todas las proyecciones para 2025 que las consultoras están planteando en las charlas que por esta época del año siempre se multiplican en empresas, bancos y similares hablan de un alza en los precios para 2025 de entre el 30% y el 40%. Con algún caso particular, que asegura que el dato se ubicará en el 50%.
Roberto Cachanosky: “Ningún liberal haría este tipo de cosas que está haciendo Milei”
Milei, que estuvo durante algo más de una década en el traje de esos excolegas que viven (y muy bien) de asesorar a los privados para que tomen decisiones importantes en los cierres de cada año, pidió particularmente por estos informes presentados en estos días de conferencias múltiples y cruzadas. Quiere saber de cuánta inflación están hablando los “econochantas”. Quiere anotarlo. Quiere que con el tiempo se recuerde que aquellos que no confiaban en su 18,3% estarán equivocados. Y por mucho. Considera que esta distorsión de casi 20 puntos porcentuales entre las proyecciones oficiales y las privadas puede complicarle su estrategia de acogotamiento inflacionario para el arranque del año.
Conoce este trabajo. Y este proceso. Sabe que si muchas consultoras, en estas charlas de fin de año, convencen a sus clientes de que la inflación será del 40%, luego los privados tomarán decisiones de stock y apalancamiento inflacionario con ese porcentaje. Y no con el oficial. Y que se hace necesario frenar esos pronósticos. O al menos adecuarlos más al oficial. Y así disminuir lo que se llama expectativas inflacionarias.
Milei considera imperdonable que no se le crea su dato de inflación 2025, cuando ya este año ejecutó un plan que ubicó el número final del IPC del último trimestre del año por debajo de lo que se esperaba para este 2024. Y solo porque algún asesor con llegada a su reflexión lo convenció, no sale públicamente a denunciar complots con nombre y apellido. Por esto considera que el dato de esta semana del MatbaRofex es su primera reivindicación. Que el mercado cambiario anticipe una devaluación del 21,7%, más cerca del 18,3% que del 40%, es para él una cucarda. Cree que con esto se comprobaría que tiene más credibilidad que los “econochantas” que contratan las mismas empresas que esperan un salto del dólar más cercano al del oficialismo que a lo que estiman los cuadros que los profesionales están presentando en sus exposiciones pagas por los privados.
Conociendo el paño, se puede anticipar, sin temor a errores, que si los números, los porcentajes y el destino le dan la razón a la proyección mileísta, a mediados de año serán las próximas víctimas públicas del jefe de Estado.
No es lo único que molesta en estos días a Milei sobre las predicciones de sus excolegas. También tiene sobre su escritorio los datos que hablan de una reactivación lenta. Y que durante el arranque de 2025 tampoco habrá una recuperación importante en la economía real. Particularmente, odia la teoría de la W. Esto es, que luego de la caída de la economía que se habría dado entre enero y julio de este año, se dio una leve recuperación entre agosto y septiembre, para experimentar una nueva baja entre octubre y noviembre y quizá diciembre, para finalmente comenzar un proceso de recuperación que se extendería durante 2025.
Para Milei y su equipo económico, la economía argentina ya está en franca recuperación, y el 5,5% que se espera de crecimiento para el próximo año solo será el piso. Y que vale soñar con un año de alza del PBI “a tasas chinas”, con un 7% o más en el horizonte. Además, afirman, también es refutable la idea de un crecimiento sectorial irregular, con ganadores y perdedores netos y distinguibles. Nada de eso. Se asegura que la plataforma de recuperación de la economía argentina será amplia. Y abarcará a todos los que crean. Y se adapten.
No es lo que se ve desde la otra orilla. Al menos en parte. Desde los sectores industriales clásicos e importantes, también las pymes, los servicios, muchos bancos y fondos de inversión, los economistas profesionales y el comercio afirman que el tipo de cambio está atrasado. Al diagnóstico se suma un actor clave en esta historia: El Fondo Monetario Internacional (FMI), especialmente en su escuela técnica, que avala la idea cuestionadora de la inflación al 18,3%, el crecimiento superior al 5,5% y el dólar en equilibrio con defensa del crawling peg.
Lo cierto es que tanto los hombres y mujeres de Washington como los industriales, financistas y comerciantes locales deberán captar el mensaje del gobierno nacional: no se devaluará. Al menos algún porcentaje mayor al crawling peg ya activado, y que se renovará en 2025, con una disminución del 2% al 1%. El FMI se mantiene firme en su teoría, pese a la devaluación a la inversa que se vive en el mercado cambiario desde agosto, y que provocó que el tipo de cambio alternativo baje un 20% entre puntas. El organismo no se bajó de su idea fuerza de una necesaria devaluación de entre el 20% y el 30%, para mejorar el tipo de cambio real y actualizar el intento de equilibrio macroeconómico general.
Aquí también Milei prepara su venganza. Espera, con ansiedad de enamorado, la llegada del 20 de enero. Ese día volverá a la Casa Blanca Donald Trump.