COLUMNISTAS
libros

Fruto del futuro

Lector 20240830
Imagen ilustrativa | Lectura | Unsplash | Lilly Rum

Todavía no puedo creer lo que leo. Tengo entre manos un libro delicioso. Recién empiezo esta aventura. Voy por los primeros capítulos de Frutologías, historia política y cultural de las frutas de Federico Kukso, periodista científico argentino, especializado en Historia de la ciencia (Harvard)  y que desde hace algunos libros viene rastreando lo más palpable del ser humano: olores, baños. Ahora, mordidas y jugos.

Antes de comenzar a leerlo, como suelo hacer con los ensayos, reviso la bibliografía, la propuesta de los distintos capítulos y en este caso, hojeo las bellísimas ilustraciones. Me sorprende la calidad de las mismas, sobre todo el efecto del conjunto. Variado y revelador. El insinuante, casi desesperado, Joven con un cesto de frutas de Caravaggio (1593), el tapiz de seda del siglo XVI, donde el erudito chino Dongfang  Shuo roba los duraznos mágicos del huerto de la Reina Madre de Occidente (Xiwangmu), convirtiéndose en inmortal (Metropolitan Museum); los megacítricos ilustrados en el siglo XVII,  la infaltable cabeza frutal de Arcimboldo; la Manzana de Adán y Eva, de Rubens (Museo del Prado), el tríptico de El Bosco, hasta el cuadro Gloriosa Victoria, de Diego Rivera, con los plátanos en primer plano o El hijo del hombre, de Magritte, autorretrato del rostro manzana, de 1964. Como dice Alicia en el país de las maravillas en la primera página de la novela de Lewis Carroll, “¿Para qué sirve un libro sin ilustraciones ni diálogos?”.

Otra parada que festejo en los ensayos: los epígrafes. Escalones gozosos de una investigación

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Otra parada que festejo en los ensayos: los epígrafes. Escalones gozosos de una investigación. El primero anuncia la voluptuosidad del texto: “Cada fruta tiene su secreto”, de D.H. Lawrence; le sigue un especialista en la naturaleza (humana y vegetal), el gran Goethe: “Vivimos rodeados de ella, pero no la conocemos. Incesantemente nos habla, pero no traiciona su secreto. Constantemente actuamos sobre ella y, sin embargo, no tenemos poder sobre ella.”. Hay más, solo agrego un pedacito de John Keats, “Dame libros, fruta, vino francés…”

Al principio dije que estaba comenzando la lectura, y que no puedo creer lo que leo. Me refiero a la frase que está después del final: “Este libro fue pensado y escrito completamente por un ser humano”.

Terrible, casi jocosa aclaración.

Fruto del futuro.