El elemento fundamental del éxito de un programa económico, una inversión financiera, un emprendimiento inmobiliario o una sociedad con fines de lucro, no es ni tener dólares, ni petróleo u otros combustibles, ni recursos humanos, ni infraestructura. Tampoco que haya detrás una buena o buenas ideas. Todo esto se puede conseguir con el tiempo. Lo más importante para que cualquier proyecto económico (micro, macro, financiero o popular), funcione; es que haya confianza. Confianza en que lo que viene, sea mejor que lo que existe hoy, o hubo en el pasado. Cuánto más confianza, más probabilidades de conseguir los recursos (muchos o pocos) para que un proyecto funcione. No importa lo faraónico o simple que este sea.
Una criptomoneda, en cualquiera de sus variantes incluyendo el memecoin (una versión altamente especulativa dentro de ese mercado), sólo puede funcionar si tiene detrás mucha confianza en su funcionamiento. La principal característica de este tipo de opciones de mercado es que no tiene respaldo público. No depende de la emisión ni defensa de ningún Banco Central, no responde a ningún Poder Ejecutivo o política económica de un estado; y, en consecuencia, no tiene relación con las políticas monetarias, cambiarias o de emisión de los gobiernos de turno. En consecuencia, y a diferencia de las monedas domésticas (fuertes como el dólar o débiles como el bolívar venezolano), no tienen detrás una autoridad que las defienda en momentos de ataques especulativos, aunque estos sean creados por los errores u horrores de las políticas monetarias de los gobiernos de turno. Tampoco son defendidas u objeto de maniobras en tiempos de fortalezas. En síntesis, no pueden ser manejadas por ninguna autoridad democrática, republicana o dictaduras. Dependen de los mercados.
El lanzamiento original de las criptomonedas se basa fundamentalmente en tomar esta falta de respaldo como una virtud. En teoría, su valor en el tiempo, depende de la comunidad o la comarca que elija esa inversión; por sobre las opciones que otorgan los mercados de capitales como las monedas, los títulos públicos, acciones, obligaciones negociables, futuros, o cualquier otro instrumento para hacer rendir el dinero. Y que este no permanezca guardado en alguna caja blindada. En blanco o negro. La idea de una cripto, es que para ser exitosa como concepto, debe aumentar su valor de mercado, independientemente de las políticas económicas y monetarias de los mercados mundiales. Se trata de una idea liberal, casi libertaria, que relaciona la inversión con el evitar la influencia negativa de las políticas intervencionistas de lo estados (desarrollados, en desarrollo y de los otros), para dejar limpia y sana una opción monetaria. Siempre dentro del mundo tecnológico y la comunidad global internacional que otorgan las redes. El sistema por el cual se puede invertir en cualquier lugar del globo, a cualquier hora y bajo cualquier opción de cripto se llama tecnología Blockchain, con la característica de la anarquía general y el autocontrol de los usuarios. Para que una cripto funcione en el tiempo debe tener diferentes características. Primero aceptación de operatividad en alguna Blockchain aceptada por el mercado. Debe tener algun criterio de lanzamiento y uso. Debe tener millones de usuarios en todo el universo cripto (aunque sea muy local), y demostrar no depender en porcentaje de ninguno de sus tenedores; esto es, mucha demanda atomizada al máximo. Nadie debe detentar el poder de comprar y subir su valor, o vender y hacerlo caer. Debe alejarse lo máximo posible de convertirse en un mercado especulativo. Aunque, por definición (ante la ausencia de autoridad regulatoria), siempre lo será.
Pero fundamentalmente y en especial en sus inicios, una cripto debe generar confianza. Sin ese factor, la opción (y posterior inversión) se desvanecerá en el tiempo.
Y precisamente esto fue lo que generó el efecto Milei en el Evento $Libra del viernes a la tarde noche. La cripto fue lanzada ese mismo día con una estructura floja de papeles. Para tener una idea, su dirección era un gmail. Con tenedores que detentaban el 75% de las acciones en no más de cuatro manos. Sin una estructura Blockchain clara (Solanas no lo es) y sin un claro conocimiento de sus lanzadores, dueños o responsables. Sin embargo, el Presidente con su impronta de gran defensor del mundo cripto y enemigo de las regulaciones de los Bancos Centrales y los gobiernos con políticas monetarias irresponsables, con el respaldo internacional que su visión financiera global tiene a fuerza de sus ideas liberales y con el respaldo que le da su cargo y su innegable buena imagen en las encuestas del globo; respaldó el proyecto a poco de iniciarse. Se afirma que hubo contactos entre la empresa que está detrás del proyecto y que en principio no eran improvisados. Que era un proyecto verdadero, existente y es 100% privado. Y amparado en las ideas libertarias. Que se trataba de una iniciativa privada con la intención de ayudar a empresas y proyectos argentinos, fundamentalmente pymes, obteniendo capitales en el mercado cripto para luego financiar estas ideas. Se publicó incluso en las redes una memo con el contrato de suscripción de los proyectos a financiar, para que luego ingresen en una especie de incubadora, previa selección de los proyectos más viables, y que con el desarrollo posterior de estas ideas, la $Libra iría subiendo sus cotizaciones para luego distribuirlos en los que apostaran por la inversión. La moneda lanzada sería entonces que canalizaría los fondos para los proyectos, a través de un diseño general dentro de una compañía llamada KIP protocol. Y se aseguraba que en algún momento de fines del 2024, los responsables de la compañía mantuvieron una muy buena reunión con Javier Milei. Y de ahí el respaldo público vía red X del Presidente; el que obviamente hizo trepar la inversión a las nubes. En el mejor momento de la tarde del viernes, los tenedores de $Libra llegaron así a ganar hasta 84 millones de dólares. Fue en ese momento, donde el 75% de los propietarios de la cripto decidieron una venta masiva y rápida, capitalizando ese dinero y pulverizando el valor de la moneda, convirtiéndola en un cripto basura. Se trató de un puro y duro efecto rug pull, esto es una estafa dentro del mundo cripto, en la que los desarrolladores de la idea la lanzan al mercado, la hacen subir a fuerza de un efecto de confianza (en este caso el mensaje presidencial en X), para luego salir rápidamente, capitalizar las ganancias y desmantelar el proyecto; dejando un tendal al final de la fugaz aventura. Hay primero un momento de Pump (suba extraordinaria y rápida), pero luego pasar al Dump, (una caída más fuerte que la suba), y que puede llevar incluso la inversión a cero y a su posterior desintegración. El momento Dump nace cuando los dueños del proyecto venden sus posiciones. Precisamente, es la sospecha de lo que sucedió con $Libra. Los que le habían presentado la idea al Presidente acumulaban el 75% de las tenencias en cuatro cuentas, que en un momento determinado salieron a la venta, dos horas después de la recomendación oficial.
Nadie del mercado cree que el Presidente haya cometido un delito ni mucho menos que esté metido en una estafa ponzi. Pero sí se cree que cometió tres errores fundamentales que no pueden volver a repetirse.
1 - Un jefe de Estado no puede recomendar inversiones, ni financieras ni de otro tipo.
2 - Mucho menos sin conocer a quiénes están detrás de un proyecto financiero de alto valor especulativo, alegando luego falta de información.
3 - Más si se trata de una cripto, que por su definición de moneda libre y sin regulaciones de ningún Banco Central o autoridad monetaria.
Desde hoy se podrá juzgar el elemento fundamental en la desventura financiera del Evento $Libra. Si se produjo o no un daño en el insumo fundamental que en la economía y las finanzas detenta Javier Milei: la confianza. Sobre todo en el único plano donde al Presidente le interesa conocer el control de daños. Los mercados.
Este lunes, desde aproximadamente las 10 de la mañana hora local, hablaran los tenedores de papeles del país. Y ahí se sabrá cuales fueron las consecuencias del maldito mensaje de X del viernes por la tarde noche.