Final esta semana para integrar los elencos de la calle Corrientes en la temporada electoral del año. Competirán hasta agosto y, de acuerdo al éxito de boletería, unos bajarán de cartel y otros habrán de concurrir a una nueva eliminación en octubre. Escasean vedettes para las fórmulas, lo que permite cotizar más alto a las damas. Si hasta Chiche Duhalde volvería a las tablas y sería primera candidata a diputada por la flamante sigla del cordobés Juan Schiaretti.
En política nadie se jubila. Sobran, en cambio, espontáneos y experimentados actores para compañías de mayor dimensión. Como dicen en la jerga: hay demasiados culos para tan pocos asientos. Se advierte en la interna de la reciente y oficialista Unidos por la Patria, obra en que la directora Cristina todavía no eligió a los protagonistas. Aun si dijera que se prescinde del privilegio de nominar, que solo le interesa el libreto, sin su palabra no hay estreno. Aunque tenga fecha inminente.
Bullrich asegura que logró el apoyo de Nicky Caputo, el “hermano del alma” de Mauricio Macri
El anuncio de la fórmula cristinista, incluyendo la bonaerense, se conocería en dos días. Antes, varios enigmas a resolver en una semana de novedades, en la que Patricia Bullrich anticipará mañana a su compañero de marcha, seguramente el radical Maxi Abad. Si bien la Bullrich parece simpatizar con Ricardo López Murphy, ese cariño no alcanza para suplantar la influencia territorial: el postizo marplatense Abad pesa más que el economista en las numerosas intendencias radicales bonaerenses del partido. Por lo menos, es lo que se vende (la no presencia de López Murphy como vice le provoca un ataque de nervios a Jorge Macri: le distrae votos clave en su pugna capitalina con Martín Lousteau). Con su decisión, la candidata se acerca a la UCR, hoy en apariencia con más voluntad para respaldar a Horacio Rodríguez Larreta que a ella (sesenta a cuarenta es el cálculo). Igual, cierta fortaleza adquirió en la interna la Bullrich: enarbola encuestas y, según se afirma, logró en los últimos meses el apoyo de quien fuera “el hermano del alma” de Mauricio Macri, Nicki Caputo, clave en temas económicos de campaña y también de funcionamiento administrativo. Para muchos, una aproximación invalorable. En más de un sentido. Tal vez en materia de anuncios y en un horario semejante se sume Horacio Rodríguez Larreta para levantarle la mano al jefe del radicalismo, Gerardo Morales, como su aliado en el binomio para llegar a la Casa Rosada. Ya la UCR no está para primerear, sí para compartir manjares o despojos.
Más atribulada se torna la porfía en el oficialismo, hoy a la espera de la voz de la jefa espiritual desde el Sur. En 48 horas. Allí debate con su hijo Máximo lo que, para muchos, es una simple opción: Sergio Massa o Wado De Pedro como candidatos a la Casa Rosada. Sin embargo, el litigio de la madre con el hijo pasa por otro nombre: Axel Kicillof. Según trasciende, el vástago no abandonó la idea de encumbrar –es una forma de decir– al actual gobernador bonaerense como postulante presidencial. Raro su interés por alguien con quien no manifiesta la mejor de las relaciones ni pertenece, en su mundo de obedientes, a la cercanía de su intimidad. Al contrario, siempre Kicillof estuvo distante de La Cámpora, nunca se interesó por inscribirse en esa organización. Justamente, esa es la razón por la que sugiere Máximo desplazarlo de una posible reelección bonaerense. Finalmente, él está a cargo del Partido Justicialista en la Provincia, quiere entornos afines, una hilación más directa entre el gobierno provincial y la agrupación que preside ampliando desde el poder una base de sustentación con más intendentes de los que hoy contiene. Su plan de aspiraciones: Axel presidente, Massa gobernador, él mismo vicegobernador.
Máximo es el que quiere que Kicillof sea el candidato presidencial del oficialismo
Obvia es la trama oculta: el oficialismo parece ganar en la Provincia, mientras se duda que pueda triunfar en el orden nacional. Conviene, entonces, fortalecer un distrito para La Cámpora, el más importante del país. Y alentar un canon del Vaticano para Axel: promover para remover. Por supuesto, Kicillof brama, sabe que le mienten con una posible ventaja en una elección de tres tercios. No le conviene, a menos que se lo demande Cristina. Nunca se va a rebelar, menos copiar a Alberto o al mismo Daniel Scioli, quien hasta anoche negociaba –para competir y deshojarla a Cristina– con Juan Manzur como segundo o, en su defecto, la hija del finado cordobés José Manuel de la Sota. Cada uno con su esperanza.
Mientras, Massa insiste en su terca postulación presidencial, pero no renegaría de otros destinos, de la gobernación a la senaduría provincial. Siempre vienen bien los fueros. Le tocó perder con Alberto Fernández, se indigestó porque el Presidente rechazó lo del “candidato único” y tuvieron una discusión histórica que incluyó el manual completo de los insultos. Tampoco le alcanzó su asociación con la otra derrotada, Cristina, quien hoy se acuesta políticamente con él y hasta le puede atribuir beneficios judiciales que parecen aliviarla.
Le cuesta, eso sí, transar con las negociaciones ante el FMI, organismo que exige condicionamientos naturales para seguir prestando plata. Al pedido de devaluación, como ya se informó en estas columnas, el ministro ofrecería una alternativa: un recargo a las importaciones, amparado en la existencia legal del Impuesto PAIS, que podría llegar hasta el 35%. Difícil saber si el FMI acepta ese criterio, fácil descubrir la suba de precios en productos con mayoría de elementos importados.