COLUMNISTAS
Defensor de los Lectores

El periodismo independiente está bajo fuego, pero no cede

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Cita. “Si entre las muchas verdades eliges una sola y la persigues ciegamente, se convertirá en falsedad” (Kapuciski). | cedoc

En el Correo de hoy, el lector Ulises Sidlik desarrolla una mirada crítica en relación con el periodismo en general, al que caracteriza como parte de “la casta” en un párrafo final que fue eliminado porque contenía una referencia muy explícita a un profesional (que no actúa en este diario) al que atribuye una posición que le desagrada. En realidad, lo importante en su carta es lo que él estima como la cercanía de la muerte del periodismo tradicional, seguramente el mismo que él y tantos millones de argentinos han venido siguiendo desde siempre.

Este ombudsman quiere responderle al lector con información, dado que es lo que reclama. PERFIL es un ejemlo cabal de lo que el periodismo independiente viene haciendo desde hace años. Periodismo independiente es lo que el señor Siflik –y, seguramente, muchos otros como él– no parece considerar como el medio necesario para ejercer un firme respaldo a la libertad de expresión suya y también de quienes no piensan como él.

Si algo ha caracterizado a este medio y a otros de la misma editorial durante los últimos 50 años es un espíritu crítico respecto de quienes ejercen el gobierno. No fue complaciente, con toda la carga y el riesgo que ello implicaba, para con la dictadura 76/83 y los antecedentes de violencia que la precedieron. Y tampoco se sometió a infinitas presiones por cada gobierno desde 1983 hasta hoy.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
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Con el gobierno de Carlos Menem (1989/2009) mantuvo una tensa relación, a partir de acciones concretas del gobierno contra su praxis periodística y su economía. Hubo en el medio juicios que pudieron afectar a la editorial, pero fueron neutralizados en la Justicia, pese a una Corte cooptada por el gobierno.

Esto fue así hasta el último día de su gestión, cuando debió dejar el poder al binomio De la Rúa-Álvarez. PERFIL mantuvo una posición atenta, pero no decididamente en contra de este gobierno de coalición. Sin embargo, la revelación por estos medios de algunos entretelones vinculados en parte a los hijos del Presidente derivó en un ataque abierto y duro desde Balcarce 50. Y luego se dio la crisis terminal que acabó en 2001 con el ya conocido saldo de una economía en bancarrota y muchos muertos, divisiones y la ira razonable de una ciudadanía harta del desgobierno. Cayó De la Rúa y se abrió paso a Néstor Kirchner y su promesa de un peronismo distinto del de Menem.

La relación de PERFIL con el kirchnerismo tuvo momentos buenos y tórridos. Entre estos, es necesario mencionar la reaparición del diario PERFIL en su segunda época, que hoy ofrece estas páginas. PERFIL materializó numerosas notas reflejando actos de corrupción que llegaron a la Justicia hasta hoy. Los gobiernos de Néstor y Cristina mantuvieron una relación tensa, muchas veces agresiva, para PERFIL y otras publicaciones de la editorial, incluyendo el retiro total de publicidad gubernamental con la idea de ahogar económicamente al medio.

Tampoco le fue bien a PERFIL con Mauricio Macri y mucho menos con Alberto Fernández. Por los mismos motivos que signaron la conflictiva relación con gobiernos anteriores, agravados en buena medida por la revelación desde estas páginas de actos de corrupción.

Finalmente, Milei. A quien el propio fundador de este diario invitó a no votar. Desde su asunción, el Presidente y sus adláteres prodigaron al diario y sus componentes improperios y discriminaciones de todo tipo. Y, claro, también presiones económicas y cierre de grifos informativos.

Es decir, señor Sidlik: no es con Milei; es con el poder.