Al principio uno ve de reojo lo que hay adentro y no quiere entrar: un montón de basura amontonada. Pero llega la exquisita Mariana López, y no queda más remedio que atravesar la puerta, porque la artista ha venido especialmente para acompañarnos en un recorrido de su muestra.
Premio Klemm en 2022, Mariana tituló irónicamente Obra completa a su monumental instalación. Una vez dentro de la sala, nos encontramos parados sobre una plataforma de madera cuyo sentido se adivina de inmediato: es un muelle. Su “obra completa” se ha transformado (mediante el procedimiento de la canibalización) en una gigantesca acumulación de desperdicios. Allí están algunas piezas que reconocemos de instalaciones previas, los restos de mecanismos que ya no funcionan, libros infantiles, camisetas y pantalones de fútbol, instrumentos musicales, baratijas que venden los senegaleses en las veredas porteñas.
Digo mal: porque en vez de recolectar esos objetos y ponerlos en su justo lugar, Mariana ha hecho sus versiones (pintadas, recortadas en papel, esculpidas o moldeadas) de esas cosas.
Lo extraordinario de su perspectiva es que su obra previa, integrada en esta Obra completa, cambia de sentido: ya no son más representaciones estilizadas de objetos sino que son “la cosa”. Lo que aspiraba a ser reconocido como arte ahora ha mutado en basura.
Si esa transformación de profundo alcance estético no fuera suficiente para conmovernos (porque contradice la vanidad del arte, la jactancia del artista, su relación con el mundo), hay todavía otra meditación en la que deberíamos detenernos. Lo que vemos son los restos de una civilización acumulados a orillas de un muelle.
Contra el arte ilusionista (que quiere hacer pasar por verdadero lo falso) y el arte de relojería (que se sostiene en la precisión del mecanismo y el lugar calculado para cada trazo y cada mancha), el arte de Obra completa se muestra indiferente a las idolatrías de la semejanza o de la exactitud. La acumulación es insensata, es lo que queda después de la destrucción.
Es ahí donde la muestra de Mariana López se vuelve una imagen justa, como llamada a pensar el día después de la extinción (del mundo, del arte, de la vida). Agradecemos a Mariana y a Klemm la mejor muestra de 2024.