¿Vendrá la calma después de la tempestad? ¿O a la tormenta le seguirá otra? El horizonte en San Lorenzo se adivina entre esas dos posibilidades, luego de la cámara oculta que eyectó de la presidencia del club a Marcelo Moretti, ahora con una licencia por tres meses que la oposición –e incluso parte del oficialismo– quiere que se convierta en una renuncia definitiva.
Al frente de una institución jaqueada por la convulsión política de esta semana quedó el vicepresidente primero, Néstor Navarro, un poderoso empresario de la carne que vive en Punta del Este y que va y viene desde el país vecino todas las semanas. Navarro sabe que, de aceptar el desafío, tendrá que cambiar su rutina personal, familiar y –lo más dificultoso– su domicilio fiscal. Ayer les dijo a los demás integrantes de su espacio que este fin de semana, “a más tardar el lunes”, iba a tomar una decisión.
Navarro fantasea con un gobierno con algo de unidad que al menos aplaque el enojo de hinchas, espacios opositores, y reduzca el riesgo de una posible intervención. Pero también tuvo algunas charlas y se enteró de trapisondas con las que no quiere lidiar. “Yo me vuelvo”, suelta.
El presidente de la AFA, Claudio Tapia, que ayer eludió hablar sobre la situación de Moretti (“No puedo opinar, porque también me ha pasado a mí, a lo largo de estos ocho años, no sé, me deben haber metido 10 o 12 denuncias”), tuvo una breve comunicación con Navarro para saber qué haría. Nadie tiene claro el futuro.
Otro personaje en esta trama azulgrana es Sebastián Pareja, quien tuvo una fugaz postulación en las elecciones que finalmente ganó Moretti en 2023. Pareja es presidente de La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires y un hombre cercano a Karina Milei. Podría transformarse en una pieza clave en las próximas semanas: tiene el poder suficiente para frenar o acelerar a la Inspección General de Justicia (IGJ) cuando sobrevuela el fantasma de la intervención, como también el miedo a un intento privatizador que emerge desde adentro de un club estallado política y económicamente.
Hay elementos para prestar atención a este último punto. Por más que la ola a favor de las SAD esté en estado de hibernación, el probable ascenso dentro de la estructura del club de Alejandro Tamer y Gabriel Martino genera suspicacias. Tamer obtuvo una vocalía por la buena elección de Orden y Progreso SanLorencista (que llevó a Marcelo Culotta como candidato a presidente), pero su simpatía explícita por las SAD hizo que lo expulsaran de ese espacio. Es cofundador de Despegar y forma parte del Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado, a cargo de Federico Sturzenegger, de donde se crearon las condiciones para reglamentar esa figura dentro del fútbol en Argentina. Especializado en finanzas, asesor de varios excandidatos a presidentes del país y ex-CEO de HSBC, Martino también podría sumar poder en San Lorenzo, algo que busca desde hace varios años.
“El futuro es incierto, esa es la verdad”, le dice a PERFIL un integrante de la actual comisión directiva. Y puntualiza: “Hay que buscar y encontrar un mecanismo de continuidad dentro de la CD o si no la acefalía”. Para que el club quede acéfalo deben renunciar once integrantes de la comisión directiva, lo que habilitaría a que la Asamblea de Socios convoque a nuevas elecciones para terminar lo que resta de mandato. “Yo veo un final más cercano que lejano. Es inviable que el presidente de un club como San Lorenzo viva en el exterior”, dice un opositor. “Debe renunciar Moretti y con Navarro acordar una salida institucional para llamar a elecciones. Quedaron con nula legitimidad y nula credibilidad”, asegura César Francis, quien obtuvo el 10,92% de los votos en diciembre de 2023.
Anoche, mientras la sede social de Avenida La Plata y la casa de Moretti eran allanadas por efectivos de la Policía de la Ciudad y del Centro de Información Judicial –se llevaron libros contables, cámaras, registros de ingresos y otra documentación que sirva para la investigación contra Moretti por los 25 mil dólares que recibió–, nadie del mundo político de San Lorenzo podía dar precisiones sobre lo que pasará en las próximas horas. Acaso la mejor definición del presente surgió de una persona que frecuenta hora a hora el devenir del club: “Es todo un desastre”.