COLUMNISTAS
todos contra todos

El carro delante del caballo

Una y otra vez los políticos argentinos cometen el mismo error y se dejan llevar por fantasmas, pujas internas y luchas estériles por el poder.

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La inflacion no para, Javier Milei. | Pablo Temes

“No hay plata”, dijo Javier Milei el 10 de diciembre de 2023 en su discurso inaugural en las escalinatas del Congreso de la Nación frente a una multitud que lo aclamaba.

El “No hay plata” se transformó –de inmediato– en un verdadero leitmotiv de la actual administración. Desde entonces, el eslogan viene siendo esgrimido como la causa por la cual algunos organismos del Estado han sido eliminados, muchas obras públicas paralizadas y miles de empleados públicos cesanteados. Por todo esto –y algo más– sorprendió la decisión de cerrar la Agencia Federal de Información para recrear la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) pero con una estructura recargada.

En efecto, de ahora en más el Sistema Nacional de Inteligencia constará de cuatro organismos. A saber: Servicio de Inteligencia Argentino (SIA), Agencia de Seguridad Nacional (ASN), Agencia Nacional de Ciberseguridad (ANC) y División de Asuntos Internos (DAI). El aspecto más polémico de esta decisión es el monto asignado para el funcionamiento de esta estructura y el que se haya dispuesto que estos fondos sean reservados. Desde que inició su gestión, Javier Milei decidió incrementar sustancialmente los gastos reservados de la estructura de inteligencia del Estado. Fueron incrementados en 3.194 millones de pesos, lo que representa un 391%.  

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La condición de gastos reservados va en contra de los postulados de transparencia que pregona el Gobierno

El tema de los gastos reservados representa uno de los asuntos más oscuros de estos cuarenta años de democracia. Con estos fondos reservados se ha hecho literalmente cualquier cosa. Es curioso que, siendo el Presidente tan adepto a utilizar la palabra “ensobrado” para intentar la descalificación de la mayoría de los periodistas que lo critican, haya optado por asignar semejante suma para una estructura que ha hecho de los “sobres” el dinero en negro asignado a financiar a personas inescrupulosas que, como tales, fueron verdaderos agentes del delito.

Se debe recordar que, según un informe pericial que ordenó el entonces juez federal Rodolfo Canicoba Corral, durante los dos gobiernos del expresidente Carlos Menem el dinero asignado a la SIDE en calidad de gastos reservados alcanzó la suma de 3.400 millones de pesos. Por si hace falta aclararlo, en ese tiempo del uno a uno ese monto equivalía a 3.400 millones de dólares. Un verdadero dineral.

La condición de gastos reservados va en contra de los postulados de transparencia que pregona el actual gobierno.

Más allá de lo señalado, la creación de esta nueva estructura es una demostración del creciente poder de Santiago Caputo. Sergio Neiffert, el flamante “Señor 5” –tal como se conoce en la jerga política al titular de los organismos de Inteligencia– es un hombre sin ninguna experiencia en el área. Fue tesorero del Consejo Escolar del municipio de Malvinas Argentinas, presidió la empresa New Consud SA, dedicada a una amplia gama de rubros, y es director suplente de New Francos SA, compañía consagrada a la construcción y a las operaciones inmobiliarias. Un sinsentido por donde se lo mire.

En materia económica, en el Gobierno no quieren resignarse a que el piso inflacionario quede en torno al 4% mensual. Quienes conocen el pensamiento del ministro Luis Caputo aseguran que se sentiría mucho más cómodo pisando el 2%. Es por eso que el Banco Central comenzó a restringir al máximo la emisión de pesos para acercarse –de manera forzada– al ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial. Si se pudiera superar esa meta, confían en que el FMI podría ayudar con nuevos desembolsos de dólares que el Gobierno necesita para aspirar al levantamiento del cepo cambiario. El final de esa medida distorsiva y retrógrada sigue siendo la condición no escrita para que, de una vez por todas, ingresen las inversiones a nuestro país. Paso a paso.

No son pocos los libertarios que miran con recelo la imagen positiva de la vicepresidenta

La lucha contra la inflación no está terminada. Pese a la fuerte desaceleración de los índices, aún queda mucho camino por recorrer y agosto no será un mes fácil. Se esperan para los próximos días varios aumentos en distintos rubros como el valor de algunas prepagas, de los alquileres –que podría ser determinante–, de la telefonía celular, del servicio de internet y de los combustibles, lo que podría influir en el costo de los alimentos, el transporte y la mercadería trasladada en camión. El desmantelamiento de los ferrocarriles se siente cada vez más y no hay políticas concretas para restablecer las trazas y mejorar vías y velocidades.

Dos rubros son especialmente sensibles para el Gobierno por su impacto directo en la ya golpeada clase media: las principales empresas de medicina prepaga les comunicaron a sus clientes que aplicarán un nuevo incremento en torno al 4%. Por otra parte, muchos inquilinos quedaron atados a la antigua ley de alquileres y, de acuerdo a la evolución del Índice de Contratos de Locación (ICL), podrían enfrentar aumentos mayores al 200%. El Gobierno necesita imperiosamente sostener su nivel de imagen positiva, que se apoya en la baja del costo de vida y el equilibrio fiscal. No es poco pero no hay hasta el momento mucho más para mostrar. “La gente banca la sinceridad del Presidente y está dispuesta a hacer el sacrificio que demanda la situación, pero sabemos que todo tiene un límite. No podemos aventurarnos lanzando fechas concretas pero lo ideal sería llegar a fin de año con índices de mejora en la actividad económica”, asegura una alta fuente de La Libertad Avanza.

En este contexto, en el oficialismo no pueden darse el lujo de cometer errores y mucho menos dejarse llevar por pujas internas que son estériles. La escalada en el malestar existente entre Milei y Victoria Villarruel no ayuda. La relación está rota y no son pocos los libertarios que miran con recelo la imagen positiva de la vice como posible disparador para una aventura política independiente. Integrantes o no de la casta, los políticos argentinos no dejan de cometer el mismo error: poner el carro por delante del caballo y dejarse contaminar por fantasmas y luchas tempranas por el poder.