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El apasionante fútbol plebeyo

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Patronato. Un animador atípico de la Libertadores. | NA

El campeonato argentino tiene más de un rasgo que lo vuelve singular. Pero antes de avanzar, permítanme una digresión acerca de un tema sobre el que volveremos en próximos artículos: ¿por qué en ESPN y en todos los grandes medios, al campeonato argentino se lo llama “Liga” o “Liga argentina”? A esos mismos periodistas los escucho decir “balón” en lugar de “pelota” e, imagino, ya estamos a minutos de que a la hinchada la llamen “afición” (si es que ya no lo hacen). Los medios de comunicación, en el deporte como en tantos otros ámbitos, tienden a homogeneizarlo todo, incluso la lengua. Ocurre como si se buscara una lengua futbolera neutra que, en verdad, no es más que un subproducto del español que se habla en España. Pero eso, como decía, será tratado mejor y con más ejemplos en otra oportunidad. 

Porque hoy estamos con dos de los rasgos que vuelven singular, para mal y para bien, al campeonato argentino. El primero es que, muy mayoritariamente, si un jugador de entre 22 y 30 años juega aquí, es porque no es crack o, ni siquiera, ya no crack sino al menos un jugador de jerarquía. Por razones que incluyen obviamente la situación económica a la cabeza, los buenos jugadores en la mejor edad juegan afuera. Incluso ya no solo en buenos campeonatos europeos, sino en países con un nivel futbolístico muy inferior al argentino, pero con mejores sueldos. Si un muy buen jugador argentino de, digamos, 25 años juega aún aquí, es porque explotó tarde y está a punto de ser vendido, o porque, jugando afuera, le fue muy mal, no se adaptó a ese país o algo así, y tuvo que volver. 

Ahora bien, aun en ese contexto desfavorable, el campeonato argentino tiene un segundo rasgo muy interesante: es un campeonato plebeyo. El otro día Colón, que hacía 12 partidos que no ganaba, lo hizo nada menos que frente al poderoso Boca, y en la Bombonera. Es cierto que es un Boca en crisis, pero también es cierto que en nuestro campeonato muchas veces los chicos les ganan a los grandes y, de vez en cuando (muchísimo más frecuentemente que en Europa), hasta salen campeones. Y siempre hay un equipo chico que se mete entre los primeros y clasifica a la Libertadores (este año son Argentinos Juniors, Huracán y… ¡Patronato!). A diferencia de los países monárquicos, donde el rey gobierna desde siempre y para siempre (los reyes se llaman Real Madrid, Ajax, etc.), Argentina es un país plebeyo: lo mejor de la historia política y la vida cultural argentina surge de esa actitud, ese desafío popular a los poderes establecidos. Pues en el campeonato argentino, aun inmensos, Boca y River no son tan dominantes como Barcelona y Real Madrid, y si no lo son es porque hay otros tres o cuatro clubes más o menos grandes, más un amplio grupo de equipos que forman algo así como la clase media del campeonato, más los grandes del interior, en especial de Córdoba y Rosario. Este campeonato plebeyo, integrado mayormente por jugadores mediocres (porque los mejores están afuera) no obstante, por eso mismo, por su condición plebeya, es uno de los más emocionantes del mundo.

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