Resultados electorales en diversas sociedades fueron interpretados como una “crisis de la democracia”, pese a que resultaron de comicios que no recibieron impugnación alguna. Lo mismo ocurrió en nuestro país con los resultados electorales del 2023. A nuestro juicio se trata de afirmaciones que parecen desconocer los diferentes componentes de lo que se ha dado en llamar una “democracia liberal”. En esta nota nos proponemos recurrir a las enseñanzas de Giovanni Sartori para aclarar el objetivo de la democracia, por un lado, y el del liberalismo político, por otro. Pretendemos con esto aportar a la comprensión de esta aparente contradicción entre ganar una elección sin impugnaciones y ser considerada “una crisis de la democracia”. Echemos un vistazo a los procesos políticos que preceden a los resultados del 2023 en nuestro país.
Peronismo y radicalismo se venían sucediendo en el poder hasta que la crisis del 2001 llevó al Gobierno a una fuerza que decía pertenecer al peronismo, a la par que coqueteaba con las banderas de los Montoneros. Esa combinación se llamó “kirchnerismo” y gobernó durante 16 años de los 20, que van desde el 2003 al 2023, con resultados económicos y sociales caracterizados por estancamiento económico, desocupación, informalidad, pobreza e indigencia. No renegaba de los principios del liberalismo político, pero hacía un uso confuso del mismo, al borde de su violación, a lo que sumaba un Estado que intervenía mucho en los procesos económicos, pero haciendo un uso arbitrario y delictivo del mismo, con los resultados económicos ya mencionados. Pese a todo esto, sus triunfos electorales nunca merecieron el juicio de una “crisis de la democracia”. En cuanto al radicalismo, gobernó siempre con irrestricto apego a los valores del liberalismo político, pero con un uso del Estado que ponía su energía en garantizar esos valores, con olvido de la necesidad de incentivar políticas económicas que atrajera inversiones productivas creadoras de empleos y riquezas. Y como resultado de esas gestiones políticas, tenemos la vigencia de los principios del liberalismo económico, pero una falla en lo que Sartori define como lo propio de la democracia.
En su “Teoría de la Democracia”, el autor señala la estrecha relación entre democracia y liberalismo político, relación que se establece cuando aparece este liberalismo, muchos siglos después de la existencia de la democracia. Y a partir de ese momento, afirma Sartori, la idea de democracia se “solapa” con las modernas ideas del liberalismo; lo que llevó a que desde entonces (afirma Sartori) la democracia empezara a confundirse con la democracia liberal. Sin embargo, el autor advierte sobre las diferencias que existen entre los aportes de la primera y los del liberalismo político, cuando aclara que “mientras el liberal se preocupa por la forma del Estado, el demócrata se interesa principalmente por el contenido de las normas emanadas del Estado”.
En línea con estas definiciones de Sartori, podemos decir que las gestiones anteriores al 2023 atendieron a lo que es propio del liberalismo político, pero fallaron en lo que es propio de la democracia, lo que podría definirse como una crisis de la misma. En el caso del kirchnerismo por un uso corrupto e ineficiente del Estado en cuanto a lo económico; y en el radicalismo por concentrarse en las “formas”, desatendiendo el “contenido de las normas emanadas del Estado”.
De lo anterior puede interpretarse que el resultado electoral de 2023, considerado como una “crisis de la democracia”, en realidad es una recuperación de las tareas de la misma, al proponerse terminar con el estancamiento económico; tarea a la que debe sumar los aportes del liberalismo político. Resultado electoral derivado de una toma de conciencia por parte de los “olvidados” por el sistema, que (superando la alienación kirchnerista) buscaron un cambio.
*Sociólogo.
