COLUMNISTAS
De la retórica a la acción

De errores y horrores de la política de defensa de Alberto Fernández

Una crítica a la gestión de Alberto Fernández por su falta de acción concreta en defensa, en contraste con las políticas del gobierno de Javier Milei.

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Sin la Vice. El Presidente dio su discurso. Esperaban a Villarruel. | Presidencia

"Mejor que decir es hacer y mejor que prometer, realizar” es una frase icónica del general Perón. La política de defensa de los Fernández, como continuación de lo iniciado por Néstor Kirchner, puede ser definida de manera relativamente sencilla: abundante en eslóganes, pero escasa en acciones, alta retórica y poca sustancia.

Todas las administraciones necesitan presentar logros, en particular la de Alberto Fernández, que presenta un legado paupérrimo en todas las áreas del quehacer público, incluida el área de defensa. Para muestra solo hace falta un botón: Fernández y sus funcionarios decidieron no mejorar el instrumento militar en su función principal, esto es mejorar las capacidades de combate, tal como lo declarará el propio presidente al Financial Times, diario inglés por excelencia, el 7/12/2022 asegurándole a los ingleses y al mundo que no había plata para aviones de combate. Frente a semejante declaración, a su ministro de defensa y funcionarios del área solo les quedó jugar a la simulación, firmar cartas de intención, y construir una narrativa que en definitiva no se sostuvo en los hechos.

La política de defensa es central en un mundo que tiene dos guerras en curso y una en ciernes, y lo es también para una nación que a pesar de que existe cierta estabilidad territorial en la región enfrenta desafíos activos en el Atlántico Sur, reclama soberanía en las Islas Malvinas e Islas circundantes y además depende del mantenimiento del estatus quo en una Antártida, que de seguir la dinámica que se da en el polo norte, presenta un futuro incierto.  

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Errores y horrores que afectaron la capacidad militar del país.

A diferencia de la administración anterior, la política de defensa del Presidente Milei y el liderazgo de su ministro, tiene varias virtudes, lo cual reduce interrogantes y genera tranquilidad, situación muy diferente de la gestión anterior, la cual se caracterizaba por una mezcla de mendicidad, desconocimiento, dogmatismo y chapucería.

Las virtudes de la actual política de defensa son:

1) combinar el plano regional y el hemisférico en su dimensión geográfica primordial. EE.UU. trabaja con todos los actores de la región, excepto con Venezuela, Nicaragua, Cuba y Bolivia. Es socio de nuestros socios más cercanos, Brasil, Chile, Perú, Paraguay y Uruguay.

2) Sentido común. Modernizar las capacidades militares a partir de la cooperación internacional con los actores con los cuales hemos desarrollado sólidas relaciones militares con el paso del tiempo y que hoy forman parte de una sólida red militar global. Miren la evolución de nuestra aviación de combate: Gran Bretaña (gloster meteor), EE.UU. (F-86 sabre, A-4B,C,y M/AR), Francia (Mirage III, V) Israel (IAI Nesher/Dagger), en la historia de nuestra Fuerza Aérea nunca existió material no occidental y ese es un ejemplo, que pueden trasladar al ejército y la historia de sus tanques.

3) Interactuar en el plano global de manera efectiva: bien podría señalarse que Argentina fue el primer socio global de la OTAN, gracias al trabajo conjunto con los países europeos en materia de misiones de paz, hasta que de manera inconsulta salvo el embanderamiento en la retórica soberanista, hizo que nos retiráramos de un lugar que le daba acceso a recursos para nuestras FF.AA. la diferencia entre el pasado donde de la mano de ser   aliados extra-OTAN interactuamos con la OTAN, hoy lo hacemos de la mano de nuevos socios, como Dinamarca y Noruega emulando la experiencia de Japón y Colombia.

4) Las ejercitaciones militares y su tratamiento legislativo es clave para la actual administración. Necesitamos llevar a nuestras FF.AA. al siglo XXI. Y para ello adecuar los marcos normativos. Sin embargo, tan poca sustancia tenía la administración anterior, que la orientación estratégica que armaron estaba pensada para paralizar la acción más que para modernizar el entrenamiento de nuestros hombres. Guinex es un ejercicio multinacional cooperativo en el marco de los desafíos que presenta un mundo no estático, que plantea amenazas al estado de todo tipo. Sumarnos a una coalición como la Fuerza Marítima Combinada es otro ejemplo. La era de la “no paz, no guerra” define la conflictividad actual. De ahí el reconocimiento de que existen las operaciones de “área gris”, que demandan equiparse, entrenarse y desarrollar doctrina para los conflictos actuales. Por no hablar de que el mundo de hoy exige a las fuerzas militares poder operar combinando el marco jurídico doméstico con el internacional, el cual es reconocido por nuestra constitución, como por ejemplo la Ley del Mar.

5) Hablan de la construcción de capacidades navales, pero no terminaron ninguno de los proyectos estratégicos que tenían en carpeta, más bien dejaron impagas facturas a Finlandia, no avanzaron con los Scorpene, de Francia y congelaron las conversaciones con Alemania en 2022. Sabemos que construir unidades navales es clave para un país y que hacerlo lleva tiempo y esfuerzo. Evidentemente, quien estaba a cargo de la negociación en la gestión anterior o no lo sabía o pensaba que todavía había tiempo para seguir desperdiciando como lo hicieron durante los 16 años que duraron en defensa.

6) No caemos en contradicciones, porque la retórica tiene poco peso, lo cual nos permitió concretar la compra de los F-16 y de los P-3C/N. La Secretaria de Asuntos Internacionales de la gestión anterior demuestra toda su contradicción al decir, que “no queríamos los F-16 porque no disuaden, pero hablamos con EE.UU. para lograr que hoy se adquieran”. La realidad es completamente distinta: a) destrataron a los daneses en las repetidas oportunidades que estuvieron en el país para hablar del tema, b) simularon comprar aviones a Noruega sin tener aprobada la transferencia de las tarjetas de radar, por lo tanto, en el mejor de los casos iban a tener aviones de transporte.  La relación con EE.UU. era algo vergonzante para la gestión anterior, la necesitaban, pero al mismo tiempo la repudiaban.  Con China, no fueron muy sagaces. Tuvieron dos años para cerrar el acuerdo de los JF-17, ya que no había oferta norteamericana, y, sin embargo, no lo hicieron. Optaron por la retórica de compra en vez de la compra, lo cual dejo un problema bilateral, que la actual gestión pudo resolver, cuidando la relación militar que se viene construyendo desde hace años. 6) sabemos el valor de los foros multinacionales, es por eso   que estamos llevando a cabo la Conferencia de ministros de Defensa de las Américas con una agenda clara y de cooperación hemisférica, poniendo el valor el rol estratégico que Argentina tiene en la construcción de la seguridad regional y la estabilidad en el Atlántico Sur. Que se vuelva a hablar de defensa en el país a nivel hemisférico es un evento que demanda un armado serio y conciso como lo fue la cumbre del G-20 en nuestro país.

7) Critican la designación de un asesor en ciberdefensa y la firma de un acuerdo, que en rigor había sido negociado por la administración anterior. El asesor llego a cumplir funciones con todos los que critican ejerciendo sus respectivos cargos. Este es un ejemplo de que son como los teros: gritan en un lado, pero ponen los huevos en otro, es también una buena muestra de lo que realmente eran en su manejo de las cuestiones internacionales, dejando insatisfechos a todos con quienes hablaban, ya que no eran confiables ni para unos, ni para otros. Cabe destacar que fue Edward Snowden quien reveló la mayor infiltración de un gobierno extranjero en las redes de comunicaciones nacionales y eso sucedió bajo el gobierno de Cristina Fernández. Lamentablemente, nunca nos enteramos qué  hicieron para resolverlo, si es que alguna vez lo hicieron.

Hacer política de defensa demanda tener presente las necesidades de corto plazo, con los cambios en la estructura de poder de largo y como eso impacta en las necesidades estratégicas del país. Se puede hacer política de defensa para la tribuna militante. Eso hicieron durante su tiempo en el poder, con el debilitamiento de la soberanía del país y de su instrumento militar.  La actual gestión está  reconstruyendo capacidades para la posteridad, sabiendo que el legado que se ha comenzado a construir está destinado a fortalecer la soberanía de forma funcional con las necesidades que la Argentina tiene en el Siglo XXI.

 

*Secretario de Asuntos Internacionales para la defensa